Un talento evidente
Berlín. 27/02/2020. Philharmonie. Mahler: Sinfonía no. 3. Elina Garanca, mezzosoprano. Berliner Philharmoniker. Lorenzo Viotti, dir. musical.
Si me permiten el símil, encontrarse de repente al frente de la Filarmónica de Berlín, con una edad que no supera los treinta años y con una trayectoria aún corta a su espaldas, debe de ser lo más parecido a pilotar un Maserati al poco de haber pasado el examen de conducir. Lo complicado es no estrellarse ni rallar y dañar el coche a los pocos metros. En este sentido, puede decirse que el maestro suizo Lorenzo Viotti (Lausana, 1990) -hijo de Marcello Viotti, tristemente fallecido en 2005- supero con creces el reto, aun más exigente si cabe habida cuenta del estrecho margen de tiempo con el que fue requerido para ocupar el podio de la Philharmonie berlinesa. Viotti procede de una familia musical con muchos activos: su hermana Marina es una mezzosoprano bien conocida, su madre Marie-Laure es violinista y su hermanos Milena y Alessandro son trompetistas en las orquestas de Baviera y Lyon, respectivamente.
Fruto de una agenda demasiado cargada de compromisos (no ha trascendido explicación oficial), todo apunta a que Yannick Nézet-Séguin se vio obligado a cancelar con poca antelación su compromiso con la Filarmónica de Berlín para dirigir estos conciertos, con la Tercera de Mahler en programa. Esta es ya la tercera cancelación del maestro canadiense con esta orquesta. En su lugar, los Berliner sorprendieron requiriendo al joven Viotti, actual batuta titular de la Orquesta Gulbenkian en Portugal y próximo director designado para ponerse al frente de la Orquesta Nacional de Holanda y la Dutch Opera de Ámsterdam. Precede a Viotti su fama como un talento evidente, que ha ido ganándose el favor de las instituciones y el público a cada paso. Tras vencer en el concurso de dirección de Cadaqués en 2012, tres años después se alzó con el primer galardón en el certamen para directores de Salzburgo, nada menos, lo que aupó su progresión más allá de su apellido.
El talento de Viotti quedó probado con una lectura mucho más que ortodoxa de esta partitura mahleriana. A pesar de un arranque algo aterido y una vez quedaron atrás un par de alborotos durante el primer movimiento, todo se encauzó con prontitud. Hasta tal punto que podría decirse que Viotti logró firmar una versión muy estimable de la segunda mitad de esta sinfonía, tan particular por sus necesidades expresivas y por su estructura. Su Mahler fue ganando en confianza y en libertad, con un fraseo amplio, fluido y nítido. Viotti consiguió demostrar a un tiempo varias virtudes: dominio de la orquestación, expresividad a través del fraseo y una sorprendente familiaridad con la partitura, que había dirigido ya en octubre de 2019, abriendo la presente temporada de la Orquesta Gulbenkian en Lisboa.
Los músicos de la Filarmónica de Berlín estaban entregados y ejecutaron la música de Mahler con visible generosidad, buscando contribuir al éxito de este improvisado debut para Viotti, con quien se advirtió un feliz entendimiento. Hay que destacar la extraordinaria labor de las maderas, con una alineación de primera, con Albrecht Mayer, Emmanuel Pahud y Dominik Wollenweber, entre otros. Mención aparte para el esmerado Guillaume Jehl, responsable del expuesto solo de corneta de posta del tercer movimiento. Y lo mismo cabe decir de Olaf Ott, el inspirado y preciso trombón solista.
Contar con Elina Garanca para interpretar la parte solista en esta partitura fue todo un lujo. Por la belleza tímbrica, por descontado, pero también por su exquisita precisión y su cuidada emisión, estremeciendo con esos dos primeros "O Mensch!". Completaba el cartel la sección femenina del coro de la Radio de Berlín y coro de voces blancas de la Catedral de Berlín, ambos impecables en su compleja intervención durante el quinto movimiento.
Permítanme la boutade, pero es evidente que la Filarmónica de Berlín podría tocar la Tercera de Mahler sin nadie en el podio. Pero la música y su vivencia están en ese punto más allá que se consigue cuando hay coherencia en los tiempos y las dinámicas, cuando se descubren inflexiones expresivas atinadas, cuando hay en fin algo más que notas ejecutadas sobre un pentagrama. Y eso pasó con esta estimable Tercera de Mahler. El último movimiento, con esa medida y honda lentitud, fue el broche perfecto a una velada que superó con creces las expectativas. Créanme: escuchar esa música subyugante en manos de las cuerdas de la Filarmónica de Berlín es una experiencia inolvidable.
En suma, una batuta a seguir y un debut exitoso, que tendrá su continiudad dentro de unas semanas en el Festival de Baden-Baden, donde Viotti ocupará también el lugar de Nézet-Séguin, con idéntico programa. Este concierto se encuentra disponible en el Digital Concert Hall de la Filarmónica de Berlín.