Belenish Oscar Foto Cristiano Damiano

Óscar Escudero y Belenish Moreno-Gil: "Producir nueva zarzuela desde códigos actuales y reinterpretar la tradición es imprescindible"

Junto a recitales de El niño de Elche, el clarinetista Pablo Barragán y la Orquesta Barroca de Sevilla, sin duda uno de los platos fuertes de la programación que ha preparado el Festival Música en Segura para este próximo mes de mayo es el estreno de una nueva zarzuela: Héroes o Bestias, firmada por los post-compositores (tal y como ellos mismos se definen) Óscar Escudero y Belenish Moreno-Gil.

En el marco de las instalaciones de una cooperativa aceitera en la localidad de Orcera, la nueva obra supone un acercamiento al género desde la actualidad, con códigos, tramas y formas conectados al presente. De todo ello, así como de su visión global de la zarzuela, hablamos con sus autores.

Se definen ustedes como post-comopsitores, pero, ¿qué es ser post-compositor / post-compositora? ¿Tiene algo que ver con la post-verdad?

Belenish: ¡Tiene algo que ver! En realidad es un término que nos lo adjudicamos como crítica a los tiempos que estamos viviendo, pero a su vez asumiendo que el rol tradicional del compositor (hablo en masculino en este caso) como un genio creador al que se le presenta la musa (mujer) bajando del cielo y le posee de algún modo, transformando todo lo que toca en arte, ha de ser superado. Ese concepto sigue existiendo, no de forma tan barroca, pero está en el lenguaje y en las ideas sobre la composición. ¡Y la idea de que sólo compone música! Algo que no funciona en nuestro caso. Nosotros salimos de esta forma del canon establecido y, al mismo tiempo, vamos más allá de la composición musical. Componemos las luces, la electrónica, el texto…

Óscar: En la propia partitura, por ponernos materialistas, está codificado todo. Ser post-compositor es querer superar esta cuestión que plantea Belenish. Hay compositoras que se definen multidisciplinares, como Raquel García-Tomas, compartiendo código con otros artistas y haciendo un tándem muy fuerte con otras personas. Belenish y yo creamos, producimos desde cero, con nuestras propias herramientas y todo es inseparable, todo se genera de forma un tanto anárquica.

¿Cómo es crear entre dos?

Óscar: Ser dos y trabajar al cincuenta por ciento es algo que a las instituciones le costó comprender en un principio. Aún más al no ser algo codificado tipo: directora de escena y libretista, por ejemplo. Incluso cuando hacemos una obra para piano solo, la entendemos, de alguna manera, como una obra de teatro musical y vamos fifty-fifty con ella. Yo he estudiado composición y tengo un máster en composición. Ella es musicóloga, cantante y ha hecho teatro toda su vida. ¿Por qué no va a ser también compositora si está trabajando sobre la partitura y la firma al mismo nivel que yo? Entendemos el oficio de la composición viniendo desde su tradición, pero entendemos que hay que superar los clichés que se dan en ella.

¿Difuminar las etiquetas en su totalidad?

Belenish: Sí. Entender la composición en un sentido más amplio. Quitar los conceptos de sólido que existen en cuanto a la academia sobre lo que sí y lo que no es un compositor. En ese sentido, sí, difuminamos la etiqueta. Nosotros lo hacemos todo y tendríamos que recalcar, en cada producción, que cada responsabilidad escénica, musical, técnica… ha estado en nuestras manos. Sin embargo, entendemos que todo ello está implícito en la música, por eso nos definimos como pos-compositores.

Óscar: Incluso el propio background como musicóloga de Belenish es muy importante. La investigación que hay detrás de Héroes o bestias es fundamental. La documentación, incluso, es parte de la trama. En general, en nuestra sociedad musical hay un leitmotiv de que muchas obras se justifican a sí mismas. ¿Por qué estamos haciendo o hablando sobre esta música? Últimamente hay una razón que tiene que ver con la memoria, con la historia que se ha escrito de una determinada manera. Como decía Walter Benjamin, por los vencedores, en un sentido muy amplio. Es una mirada sobre la que a Belenish y a mí nos interesa mucho intervenir.

¿Cómo surge, pues, ese germen, ese trabajo sobre la memoria en Héroes o bestias?

Belenish: Nos concedieron la residencia en el Festival de Música en Segura, primigeniamente para hacer algo mucho más pequeño, aunque ya tenía el nombre de Héroes o bestias. Entonces no pensábamos en una zarzuela, sino en teatro musical, en el concepto más alemán, pero la realidad es que todo fue cambiando cuando empezamos con la documentación. Nos dimos cuenta de que la trama tocaba tantos temas, al fin y al cabo, de la historia de España, que tenía todo el sentido utilizar el nombre de zarzuela. El género nos posibilitaba hablar mucho más en profundidad y que la obra se justificase a sí mismo. La zarzuela, en el concepto generalista que la gente tiene sobre ella, siempre ha hablado de la historia de nuestro país, aunque fuese de forma cómica. Hay alusiones a los republicanos, monárquicos, anarquistas, socialistas… ¡El género parte de esa crítica! ¡La zarzuela reflexiona, repiensa sobre sí misma, sobre la historia de España!

Óscar: Cuando empezamos a acotar las historias que queríamos contar, partiendo del lugar donde estábamos trabajando, la Sierra de Segura, en un entorno rural… nos empezamos a implicar más con la filosofía del Festival. Nosotros hemos trabajado fundamentalmente en países germanos y pronto comprendimos la necesidad de realizar una obra que, primero, se hablase en nuestro idioma. Para ello tuvimos como referencia el libro A sangre y fuego, de Manuel Chaves Nogales. Su subtítulo es Héroes, bestias y mártires de España. Una serie de relatos de este periodista, con afinidades azañistas, que en en 1937 decide exiliarse y escribir desde París. Se centra en la gente que sufre, en la historia con minúsculas, no en los grandes relatos.

Un tema aparentemente difícil el de la Guerra Civil...

Óscar: De alguna manera, y aquí está lo difícil cuando se habla de la Guerra Civil española, hemos querido utilizar, por un lado, objetos de una gran carga histórica, casi como clichés. Conceptos muy sólidos que la gente espera cuando compra una entrada para ver una zarzuela, al igual que cuando se habla de Guerra Civil, uno ya espera que le hablen de ella desde la izquierda o desde la derecha. Todos nos posicionamos. Frente a todo ello, hemos querido crear otro objeto que empezara a crear caos histórico.

¿Por qué la zarzuela? Llegó un punto en el que componer una zarzuela, mediante la introducción del texto, de la Guerra Civil, la conformación de unos personajes que son todos mujeres, excepto yo… nos llevaba a ella. Además, yo soy músico de banda, estudié oboe y las zarzuelas eran los grandes hits de la formación: fantasías de La leyenda del beso, de El barberillo de Lavapiés… y Belenish ha cantado mucha zarzuela. ¡Tenemos una relación de mucho amor hacia ella! Hemos querido hacer algo diferente, eso sí, que se salga de los márgenes.

¿Entra ahí ese objeto que causa el caos?

Óscar: Exacto, desde la propia libertad que nos permite el género. Tenemos, por ejemplo, a una piccolista en escena. Como si hubiéramos quitado a toda la orquesta, pero sin embargo tenemos una instalación de diez altavoces que rodea todo el espacio escénico.

¿Entiendo que han creado teniendo en cuenta la escena del estreno?

Óscar: Claro, el estreno se realiza en una cooperativa industrial y alrededor del escenario se van a disponer una serie de remolques de tractor, de la propia cooperativa donde estará situado el público. También habrá unas gradas. El propio lugar, tan desnudo, condiciona la historia que contamos. Una historia con saltos temporales donde las luces van a tener un rol fundamental. Con muchos elementos tecnológicos, porque lógicamente está hecha en 2022, por personas que tenemos 28 y 30 años.

¿Quizá la pregunta es qué entienden ustedes por zarzuela? ¿Se refieren a un aspecto puramente formal?

Belenish: Hay una alternancia de fragmentos cantados con partes habladas, además de su obertura, sus intermezzos… Intentamos entender el término “zarzuela” desde el siglo XXI. Si a finales del XIX y durante el siglo XX se introducían chotis, pasodobles y músicas populares urbanas de la época… Nosotros, desde nuestra actualidad, debemos meter un chotis? Jugamos con eso. Metemos ritmos antiguos, pero que suenan a música popular urbana de ahora. Pregunta retórica: ¿tendrían entonces los cantantes de hoy en día que cantar con técnica de lírica? ¿Por qué no utilizar el autotune puntualmente? Simplemente esta es una propuesta, en un inicio de acercamiento al género que ojalá podamos desarrollar en un futuro. Es un género que nos interesa muchísimo.

El debate está totalmente abierto, qué entiende la sociedad actual por zarzuela.

Belenish: Por desgracia, hay un miedo por parte de compositores y compositoras a llamar a sus obras “zarzuela”. Es mucho más fácil decir: “es una ópera”. 

Óscar: Ya sabe usted de toda la problemática que ha habido históricamente a la hora de desarrollar una ópera española como tal, como género. A Bretón, por ejemplo, le traía de cabeza… o Pedrell. Se toparon con una sociedad que entendía que, en el momento en que la lengua castellana irrumpía en escena, la obra era infravalorada. Es que no se entendían. Cuando lees los textos de Bretón ves que había una gran frustración. 

Y en ocasiones cuando le escuchas… que no se termina de comprender qué era lo que entendía musicalmente por algo propio.

Belenish: Es un tema apasionante. Todo lo que se entiende por zarzuela y cómo la gente suele asociar al género a unas pocas obras concentradas en la temática madrileña, al género chico. ¡El chulapeo madrileño! Por eso es algo que crea un rechazo frontal con el concepto de plurinacionalidad, por ejemplo. Hay ciertas personas que nunca van a entender a la zarzuela como un género en el que verse reflejados, cuando sí que podría ser así.

Volviendo a Héroes o Bestias, ¿Cuál es su narrativa?

Belenish: La sinopsis, básicamente es que somos tres mujeres en escena. Una actriz, una actriz-cantante que viene del mundo del musical y yo misma. Son la hija, la madre y la abuela. La hija está realizando una tesis doctoral sobre la Guerra Civil en el año 2025. Empieza a investigar, pero se da cuenta de que nada le interesa… datos. Necesita darle un punto de vista propio, una interpretación… pero cuando no quedan personas vivas que hayan sufrido la Guerra Civil, ¿cómo entendemos las generaciones venideras algo que no hemos vivido? ¿Cómo entendemos el conflicto? A través de los datos que encontramos en Internet, que son filtrados por un algoritmo.

Óscar: Y que se construyen comunitariamente, como por ejemplo ocurre en Wikipedia. Se confía en la validación y la bondad de la comunidad, pero que, obviamente, según nos vamos alejando de las fuentes, construyen un relato. La cuestión es que la propia obra escenifica varias estancias donde esta mujer va investigando, con una controversia constante entre lo que ofrece el propio nexo familiar y la recapitulación de las experiencias que parten de la memoria, a lo que encuentra a través de una aplicación gubernamental. La versión oficialista que choca con la memoria familiar.

¿Cómo ven el futuro de la zarzuela?

Óscar: Para Belenish y para mí es un género primordial. Producir nueva zarzuela desde códigos actuales y reinterpretar la tradición es algo imprescindible. El rol del director o la directora de escena es fundamental, así como el de los dramaturgos y dramaturgas que realizan las adaptaciones. Como dice el propio lema de Música en Segura de este año: “Convertir para preservar”. Un poco tomado de las regiones industriales alemanas, como cuando cayó el muro de Berlín, donde muchas zonas se reconvirtieron en espacios culturales. ¡Crear es una manera perfecta de reinterpretar la tradición!

Belenish: El problema está en que no se encargan zarzuelas. Yo me posiciono y digo: “Quiero hacer una zarzuela”. ¡Pero nadie me encarga una zarzuela! Desde el Teatro de la Zarzuela debería haber una propuesta de encargos de nuevas zarzuelas. Sí, esta bien revisitar los clásicos, está bien hacer el Proyecto Zarza… ¡Genial! Pero hay que pedirle a la gente de hoy en día que realice zarzuelas. Músicos que pueden aportar muchísimo y que su visión es súper interesante. Dramaturgos y dramaturgas de la actualidad que hablan desde la actualidad… El Teatro de la Zarzuela debería abanderar esa reivindicación.

Óscar: Si nuestra zarzuela se está constituyendo así, con su instalación técnica, su electrónica, sus luces… es porque ha surgido en Música en Segura. Es algo que me ha hecho reflexionar. ¿Hasta qué punto irse a la periferia es necesario para replantearse lo que sucede en los templos tradicionales de la lírica? Corregir su inercia…

Belenish: Muchas veces escuchas: “Nosotros no programamos obras sinfónicas de mujeres porque no tienen obras sinfónicas”. ¡Pues pídeselas! “Es que no sabemos lo que es la zarzuela hoy en día” ¡Pues encárgalas! Quizá, si produjéramos cinco zarzuelas al año, empezaríamos a saber qué es el género actualmente. Y los creadores y creadoras encontraríamos un lenguaje para el género. A lo mejor lo reformularíamos, a lo mejor no le gusta a quienes escuchan normalmente a Chapí, pero quizá sí… Lo que es seguro es que si no se compone, el género está muerto. Por una zarzuela este no vuelve a la vida. La zarzuela volverá a la vida cuando empiece a haber una demanda generalizada de nuevas obras.

Óscar: Es que si no generas referentes, como pueden ser ahora mismo Raquel García-Tomas o Nuria Núñez Hierro en la composición en general, si no se crea, si desde las instituciones no se piensa en dotar al género de nuevas obras… no podremos pensar sobre la zarzuela en sí misma.

Belenish: ¡Y generar genealogía sobre nuestra propia historia! ¡Es algo muy interesante! Encontrarnos y no tener miedo a decir que estamos haciendo una zarzuela… y que nos lleve a Arrieta, a Guridi, a Durón… Investigué y en todos los años que llevamos del siglo XXI, en el Teatro de la Zarzuela no se ha estrenado una sola obra denominada como zarzuela. Da para pensar, la verdad. Y decimos la Zarzuela, como tantas otras instituciones musicales en nuestro país donde también podrían estrenarse zarzuelas… en general, la música escénica a nivel estatal está muy por detrás de lo que se ve en otros países… Tenemos dinero, pero para según qué cosas y la nueva creación no parece estar entre las prioridades.

Foto: Cristiano Damiano.