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Carlos Mena: "Una sociedad que canta es una sociedad más libre y viva"

El contratenor vitoriano Carlos Mena atesora ya una reconocida trayectoria de alcance internacional, y no solo en su faceta como solista, sino también ahora en su desempeño como director de coros, incluso también con la batuta en alguna ocasión. En torno a este despliegue multidisciplinar de su agenda, conversamos aquí con él para conocer más de cerca su reciente nombramiento al frente del Coro de la Sinfónica de Galicia, sin olvidar también su docencia en la Schola Cantorum Basiliensis.

 Me gustaría comenzar comentando su labor como director artístico del Coro de la Sinfónica. ¿Cuáles son las facultades de este puesto? Entiendo que de algún modo se le ha confiado la mejora y evolución de esta formación coral. ¿Cómo pretende alcanzar estos objetivos y qué proyectos destacaría de los ya acometidos o de los que están por venir con el coro?

Las funciones que conllevan el nombramiento de director artístico del Coro de la Sinfónica de Galicia están íntimamente unidas al proyecto que presenté al Consorcio. Suponen una linea de trabajo que transita por varios parámetros como la estructura organizativa del coro, asentamiento de la reorganización del trabajo, mejora de la logística de ensayo y concierto, atención al coro de la Sinfónica como a los coros de jóvenes y niños, aportar una identidad como coro dentro de la comunidad gallega y articular un vínculo socio-cultural en toda la región, programación de obras y estilos, mejora del trabajo técnico y estilístico... en fin, un trabajo integral de todos los aspectos que surgen en el devenir de un coro amateur asociado a una orquesta sinfónica profesional.

 Afortunadamente cuento con la colaboración de las personas que trabajan dentro de la estructura de la orquesta, con la generosidad de los coralistas, con la inestimable ayuda de Javier Fajardo, nuevo director musical del coro, y con la confianza del Consorcio y del gerente, Andrés Lacasa. Sin ellos, ningún objetivo sería pleno ni posible.

¿Y cuál es el balance hasta la fecha?

La mejora y evolución está iniciando su andadura y no soy persona que queda satisfecho con logros a corto plazo, pienso más bien en medio y largo plazo para asentar formas de trabajo y resultados que vayan más allá del tiempo que yo pueda estar en un colectivo. Hay mucho que trabajar y cuando fui nombrado lo que más me alegraba es que quedaba lo mejor por hacer que es trabajar y disfrutar de la música y ese trabajo.

Ya hemos iniciado algunas acciones de trabajo como cambiar la sala donde se ensayaba que acústicamente no era adecuada, junto con el director musical hay una optimización del proceso de trabajo y de las horas de ensayo, se está iniciando un trabajo técnico-vocal muy concreto buscando unos parámetros de sonido y personalidad vocal del conjunto, se atiende a las obras de modo que supongan dar pasos afianzando los conceptos técnico-estilísticos que se van trabajando, etc... En todo caso, sólo llevamos unos meses y la labor es amplia y motivadora, y tan importante como los objetivos es observar que hablamos de amateurs y hay que entender cada momento y su potencialidad. Un disfrute en todo caso.

Recientemente, los BBC Singers han estado a punto de desaparecer. La actividad coral, ¿se contempla desde las instituciones como en un segundo plano, como una de las primeras cosas donde recortar si vienen mal dadas? ¿Echa de menos un planteamiento más ambicioso para la actividad coral desde las instituciones, en un país donde la cultura coral ha tenido tanto peso, históricamente hablando?

BBC Singers es un grupo coral profesional, y como tal, tiene que responder a unos condicionantes profesionales que no son las circunstancias que rodean el 95% de las formaciones vocales, que son amateurs. Hay pocas instituciones o responsables culturales que consideren los presupuestos de cultura como inversiones y no como gasto. Por tanto, los recortes presupuestarios en cultura muchas veces se contemplan como ahorro y no como falta de inversión. Conozco pocas expresiones culturales tan profundamente integradoras en la sociedad como un grupo coral amateur. Es un elemento socio-cultural de altísimo valor, no solo para sus integrantes sino también para la sociedad a la que representa y a la que potencialmente puede servir y dinamizar. Además es una herramienta social transversal tanto en edades, desde niños hasta personas mayores, como en clases sociales, económicas y culturales. Una sociedad que canta es una sociedad más libre y viva.

Me gustaría abundar en esto. ¿Por qué son importantes los coros? Como apunta, creo que hay toda una lección de integración social detrás de el hecho mismo de cantar juntos.

Sí, además no solo es importante que el coralista que canta se siente una pieza de un trabajo conjunto con otras personas en un lenguaje común como es la música a través de la voz, sino que también puede crear interés por la cultura, por épocas de la historia, por realidades humanas pasadas y nos hace aprender sobre nosotros mismos. También para el público que asiste, ver y escuchar a personas comunes de su entorno crear un proyecto musical cultural como es un concierto puede crear un vínculo especial y una afinidad en la que ambas partes se nutren gracias al nexo del hecho musical.

Vayamos con otra faceta de su actividad profesional, la de cantante. Como es bien sabido, la vocalidad de contratenor ha evolucionado mucho durante las últimas décadas. Desde los pioneros como Alfred Deller y James Bowman a clásicos como René Jacobs o Andreas Scholl, desde voces un tanto “de moda” como Orlinski a intérpretes tan consagrados como usted mismo, Franco Fagioli o Philippe Jaroussky, entre otros. ¿En qué ha cambiado exactamente esta vocalidad? Tengo la impresión de que se ha diversificado y cada vez es menos inexacto hablar de contratenores de un modo tan genérico.

Desde luego que ha evolucionado y es normal que así sea. Deller no tenía ninguna referencia previa cuando cantaba, mi maestro Jacobs no tuvo la referencia de escuelas de canto específicas de contratenor, etc... así que lo natural es que evolucionara, se diversificara y por tanto la oferta sea mayor, más rica y mostrando una amplia variedad de estilos y formas de cantar. Y esto es fantástico porque por un lado se ha equiparado nuestra cuerda a otras, ya no somos una “rara avis” sin poder poner en contexto con otras cuerdas, y por otro, se nos exige como a cualquier voz. Eso es sano y clarificador para una voz que demasiadas veces se ha medido con confusión y excepcionalidad.

Cada vez más, también, se disocia la vocalidad del contratenor del campo del Barroco y las lindes de la música antigua. Es, de hecho, una voz cada vez más requerida en el terreno de la música contemporánea. ¿Cómo han sido sus experiencias en este sentido?

Han sido muy enriquecedoras. Tanto las positivas como las negativas, porque las primeras me han hecho disfrutar de la creación musical codo con codo del propio compositor (muchas veces en obras escritas para mí como el caso de Erkoreka, Sánchez-Verdú, Iglesias, Palomar, Torres, Magrané, Gervasoni...) y la negativas me han aportado espíritu crítico y cierto criterio a la hora de valorar la música que me proponen. Mi capacidad técnica y expresiva se ha visto beneficiada de esos trabajos, y no solo en el repertorio de música contemporánea, sino que también me han influido a la hora de contemplar mi voz en los “repertorios históricos” haciéndome más rico y completo como cantante y músico. Les doy las gracias a todos ellos.

¿En qué momento se encuentra su voz? Imagino que ha evolucionado mucho con el paso de los años y quizá los cambios en el caso de los contratenores no están tan bien documentados y conocidos como en otras cuerdas.

Me encuentro en momento de consciencia y plenitud vocal importante. Al menos me hace disfrutar de mis virtudes y defectos de una manera profundamente consciente y eso me permite actuar técnica y estilísticamente según el contexto de mi voz y del entorno me van exigiendo, o más que exigir, siento que me aportan cuestiones que me hacen valorar los posibles recursos y trabajar con ellos.

La voz, mi voz en todo caso, evoluciona cada día, cada obra, cada frase y cada nota. Otra cosa es que yo tenga la capacidad de ser consciente de ello. Al menos lo soy en intervalos de periodos e intento aportar al canto cuestiones técnicas que necesita la nueva evolución e igualmente estudiar nuevos conceptos y recursos técnicos para acompañarla con salud y plenitud. Me parece una suerte que mi filosofía del trabajo vocal conlleve un estudio continuo (y no me refiero al estudio del repertorio sino al técnico) y que estoy seguro que será así hasta el final, siempre estudiando y aprendiendo. Por otra parte imagino que cualquier voz sana en cualquier otro repertorio también actúa de este modo. No creo que por ser contratenor sea distinto.

La Schola Cantorum Basiliensis, en la que usted mismo se formó junto a Levitt y Jacobs, se ha convertido en uno de los más notables focos de irradiación de contratenores. ¿Se podría hablar de una escuela, en el sentido de un modo particular de entender allí esta vocalidad, a diferencia de otros centros de formación musical? Dicho de otra manera, ¿qué es lo que ha convertido a este centro en una referencia para los contratenores de hoy en día? Usted mismo es ahora docente allí, no en vano.

Creo que más que la Schola sea una escuela concreta de contratenores, es un espacio pedagógico donde se permite desarrollar de forma amplia y profunda las ideas de los distintos profesores, y esto incluye a los contratenores. Desde luego, en la época de Levitt-Jacobs sí que hubo un modo de hacer las cosas pedagógicamente que tuvo sus frutos. Luego ha habido otros profesores que han imprimido sus ideas que no eran necesariamente marca de la casa en lo referente al contratenor. Lo que sí imprime la Schola en todos los instrumentos y asignaturas es un fondo de honestidad, seriedad y estudio profundo más allá de las modas o de los intereses de la mercadotecnia.

Desde luego yo me siento muy honrado de haber sido alumno allí de tantos profesores increíbles, y más honrado todavía en que hayan depositado en mí la confianza de ser profesor de canto histórico, me siento respetado, valorado y acompañado en mi propuesta pedagógica que es lo máximo que puedo pedir en esta disciplina.

En su agenda más inmediata destaca Cain, overo Il primo omicidio en el Teatro Arriaga de Bilbao. Se trata de un proyecto escenificado, en el que usted asume la dirección orquestal, una labor que cada vez gana más terreno en su agenda, ciertamente polifacética. ¿Qué reto supone para usted un proyecto como este, en el que creo que también canta? ¿Y qué importancia tiene ahora mismo para usted la faceta como director musical?

El principal reto es transmitir la genialidad que Scarlatti reflejó en esta partitura y permitir que los músicos puedan exprimir todo su potencial, además de coordinar y amalgamar el gesto musical con el gesto escénico que en este caso al ser una obra no pensada en la época para ser representada, al menos como ahora concebimos la ópera, y de nueva creación implica un gran trabajo para poder extraer todo su potencial expresivo.  

Tengo la impresión, quizá equivocada, de que el mundo de la escena no le ha tentado demasiado en los últimos años, quizá entre otras cosas porque hipoteca la agenda para otros proyectos, como los muchos a los que usted se dedica ahora mismo. ¿no le gustaría hacer más teatro, por decirlo de otra manera?

Me encanta el teatro y la vocalidad representada y con el paso de los años he tenido una relación con los directores de escena fantástica y muy productiva. Lo que pasa es que soy muy cuidadoso a la hora de elegir los proyectos escénicos que me llegan porque me parece un estilo tan completo que si no ceo clara y seria la propuesta no la acepto. Además me gusta guardar un equilibrio de lo profesional y personal y eso puede conllevar ciertas renuncias profesionales que me aportan generosos beneficios personales. Digamos que en lo escénico es en lo que soy más selectivo. 

Por último, ¿cómo llega a todo? Docencia, canto, dirección coral, dirección orquestal… Creo que vive un momento de absoluta plenitud, de dulce madurez. ¿Qué proyectos le gustaría destacar? ¿Alguna grabación a la vista?

Bueno, pues diciendo que no a muchos proyectos y intentando estar presente al 100% en cada momento. Cada actividad y proyecto para mí es lo máximo cuando estoy en él, cuando doy una clase, cuando canto un aria, cuando dirijo una obra concreta... Y de hecho, esa consciencia de cada momento me demuestra que tengo mucho que aprender también en ese aspecto.

De aquí al verano dirigiré a la OSPA con el gran barítono José Antonio López un programa en torno a Cervantes y Shakespeare con obras de Ibert, Ravel, Telemann, Finzi y Purcell, en mayo el fantástico Requiem de Bomtempo con el Coro y la Orquesta Sinfónica de Galicia, recitales en torno a Anchieta, Vivaldi, vihuelistas españoles, música francesa del s. XVII, Purcell. Dirigiré los Cursos Manuel de Falla de Granada, del proyecto Bachcelona y de la Academia de Música Antigua de la Universidad de Salamanca, y en cuanto a grabaciones está a punto de publicarse en Sony un recital en torno a Corselli con La Madrileña y José Antonio Montaño, y un recital con música de Alberto Iglesias.