carles marigo rita llavina1© Rita Llavina.

Carles Marigó: "Bach es el equilibrio perfecto en la música"

Tras lanzar su último disco, Papa Bach, donde une la música del genio a las de Mendelssohn, Hensel y Magrané, el pianista, creador e investigador Carles Marigó regresa al Festival Bachcelona (Sala Jamboree) para presentar una nueva cita con el compositor, en esta ocasión bajo el título de Breaking Bach y uniéndolo al mundo del flamenco. La conversación, como no podía ser de otra manera, se vertebra sobre Bach, pero pronto aparecen conceptos como creación, libertad, diálogo o madurez.

Por empezar por el todo, ¿quién es Bach?

Quién es… diría que se describe mejor por cómo ha marcado la historia musical y cómo ha influenciado a tantísimos músicos y compositores. Yo le describiría como un manantial, como una fuente de información e inspiración para gente de ámbitos bien diversos. Desde Wendy Carlos y la electrónica hasta Jordi Savall y la pureza de su sonido. De Bach se puede beber tanta, tantísima sabiduría…

No obstante, a veces pensamos que estos manantiales no surgen de ningún sitio, sino que son genios y punto, que aparecen como por arte de magia. Le puedo decir lo mismo, no sé, hasta de Freddie Mercury. Es un genio y nadie puede hacer nada como él lo hacía, pero en realidad él también tenía su “antes”. Si preguntáramos a Bach, el no se concebiría a sí mismo como la fuente de todo. ¡Al revés! Seguramente citaría a personas clave en su música, comenzando por Buxtehude. Para mí, Bach es un punto y a parte en la historia de la música. Reúne todos los estilos del momento, más antiguos y más modernos, y es capaz de dominarlos. A través de su lenguaje puede improvisar y componer músicas en estilo alemán, italiano, francés… es un manantial, sí, pero lo es porque recoge las lluvias que tiene del pasado y de su alrededor.

Entiendo que es un punto que ha de tener todo creador.

¡Claro! Todos formamos parte de este río. La influencia que dejaremos, no podemos dominarla, pero sí podemos ser conscientes de dónde venimos. Ahí tiene en el disco, por ejemplo, a Joan Magrané, ¡una de mis personas vivas preferidas! (Risas). Es una persona que conoce muy bien el pasado, que bebe de sus fuentes de una manera exquisita. Él reúne todo ese conocimiento y, a través de su lenguaje, explica todo lo que quiere explicar. No es alguien que parte de la idea de crear una disrupción total así porque sí. Yo soy muy fan de este tipo de gente. Salvando todas las distancias, me siento representado en este tipo de visión. A mí me gusta conocer todos los estilos, todo aquello con lo que convivo. El pasado, el presente… experimentar con el futuro. Es algo que llevo a cabo con los dos proyectos que tengo entre manos: Papa Bach y Breaking Bach.

¿Hay un nexo entre ellos?

Absolutamente. Hay una línea que une a ambos, intentando hacer interactuar a Bach con otros lenguajes diferentes. Desde lo contemporáneo, como puede ser Joan Magrané o mis propias improvisaciones con piano preparado y técnicas extendidas, hasta la familia Mendelssohn, ¿ por qué no? También tocando obras de autores que han creado nuevas músicas partiendo de Bach, o confrontando músicas. Ya sea a nivel polífónico o de estructura armónica. De alguna manera, Bach siempre consigue el equilibro perfecto entre la línea horizontal - la polifonía - y la vertical - la armonía -. Cualquier músico de Jazz puede llevarlo a su terreno, o encaja muy bien con el mundo del flamenco, como demostramos en Breaking Bach.

¿Cómo se desarrolla Bach en este proyecto?

Es alucinante ver cómo un aria a tres encaja tan bien con una soleá, por ejemplo. La armonía funciona perfectamente, pero es que la cantidad de voces, la linea horizontal, también lo hace. Cualquier persona que, en contemporánea, busque la coexistencia de esos planos sonoros, como personajes que existen a la vez, dialogando entre ellos a una distancia desde la que pueden interactuar, va a poder inspirarse en Bach. Bach, ya digo, es el equilibrio perfecto en la música, ¡incluso en materia de ritmo! No en todas las obras, claro, pero si cogemos un Preludio en re menor y lo pasamos a tanguillos, donde se combinan el 6/8 y el 3/4… ¡Y funciona! ¡Parece que lo hubiese escrito en ese ritmo! Nadie lo sentiría, siquiera, como un experimento.

Todo esto sobre lo que me habla, esta “universalidad” de Bach, ¿es lo que ha querido plasmar en Papa Bach?

No llegaría tan lejos. En este disco en concreto, es más una muestra personal, a modo de diálogo, entre Felix Mendelssohn, Fanny Hensel y Bach… y con Joan Magrané y algunas improvisaciones mías. Para mí es un punto de partida. El Festival Bachcelona lleva cinco años encargándome, en cada edición, un proyecto. El primer contacto, por ejemplo, fue a través de la improvisación y películas mudas. Otro ha sido con Mendelsshon, Hensel y Magrané… y otro ha sido con Inteligencia Artificial y teatro físico.

"BACH SIEMPRE FUNCIONA, LO PONGAS EN LA FIESTA QUE LO PONGAS"

¿Es más fácil dominar a Bach o a la Inteligencia Artificial?

En mi caso, a Bach. En este caso, la Inteligencia Artificial generaba sonidos en directo, en relación a lo que estaba sonando. Repetía elementos que habíamos hecho, intentando imitarlos. La IA, aunque hace mucho que existe y esta más avanzada que nunca, sigue siendo muy básica. Chat GPT o Dall·E, que aparecieron después de este proyecto, siguen siendo muy elementales. En este caso, lo que pretendía era contraponer los dos mundos. En cualquier caso, funcionó. A la gente le gustó mucho porque, en resumen, Bach siempre funciona, lo pongas en la fiesta que lo pongas. (Risas).

Como intérprete, ¿se es más libre con Bach que con otros autores posteriores, por ejemplo?

En el sentido de la libertad de la re-interpretación, posiblemente Bach sea de los autores que mejor funcionan. Por la experiencia que tengo, viniendo de la música clásica, siendo intérprete de piano que ha estudiado en Barcelona y Moscú… me he dado cuenta, gracias a Bach y estos dos proyectos - Papa Bach y Breaking Bach - de que mi camino es intentar buscar nuevas vías de expresión a través de la tradición, confrontándolo a la contemporaneidad. En todo este sentido, he probado y experimentado con muchos autores y hay unos que funcionan mejor que otros. Los hay que son armónicamente mucho más interesantes, con colores como los que utiliza Bach… un acorde de séptima, que entra tanto en el pop, como el funky, como en lo que sea.

Por concretarlo, en estos diálogos que usted mismo ha comentado y que se han llevado ahora al disco, ¿cómo surge la idea de unir a Bach con la familia Mendelssohn?

Es de todos sabidos la historia de que Felix Mendelssohn redescubrió a Bach, que hizo que se interpretara de una forma un poco más masiva. En realidad, es cierto, sí, pero no es que estuviera olvidado. Mozart, Beethoven… todo el mundo tenía en casa su librito de Preludios y Fugas de El Clave bien temperado. Bach seguía siendo el “profesor” de cualquier compositor… y por eso Felix Mendelssohn y Fanny Hensel recibieron mucha educación desde el lenguaje de Bach.

Desde ahí, en el disco se escucha muy claramente la relación entre ellos y Bach. No he tenido que realizar un gran esfuerzo para encontrar obras de Felix y Fanny que utilicen música que, realmente, parece Bach, pero romantizada. Desde su propio lenguaje, desde unas maneras propias que se basan, por ejemplo, en los Preludios y fugas de Bach. La forma de diálogo, por otro lado, se la damos desde el Festival Bachcelona, a propuesta de su director artístico, Daniel Tarrida, quien enfocó esa edición en torno a la familia Mendelssohn.

Por ahí, entiendo, surge también la pieza de Joan Magrané que se recoge en el disco, su Fantasiestück nº3.

Eso es. Tarrida tuvo clara la idea de encargarle una pieza basada en Bach. Fue un encargo del Bachcelona junto al Palau de la Música Catalana. Hablé con Joan de estudiar las obras de Bach durante unas semanas y después unirnos para ver sobre qué música podríamos partir. Él ya había creado otras, como las dedicadas a Noelia Rodiles sobre Schubert. Yo había encontrado una Fantasía (BWV922) que no suele tocar nadie, pero es espectacular. Sólo la tiene grabada Alfred Brendel, creo, en una integral. ¡Me fascinó! Y cuando me vi con Joan, antes de que pudiera terminar la frase de lo que había encontrado, me dijo: “¡Fantasia en la menor!”. ¡Era esa! No lo habíamos hablado, pero lo teníamos claro los dos. Parece contemporánea, como muy minimalista. Su concepto, cómo está escrita… es bellísima. Joan estaba muy emocionado y fue todo muy rápido. Su obra es una pasada. Lo que ahora me ocurre es que no puedo tocar la una sin la otra. El diálogo que crean es bestial, van de la mano. No puedo interpretarlas por separado.

Y de aquella edición, a la presente, con Breaking Bach.

Sí. Daniel Tarrida quería hacer algo más de confrontación, algo más disruptivo. Yo presenté este proyecto de Breaking Bach en el CaixaForum de Barcelona hace dos años. Era improvisación en electrónica, piano preparado… una parte dedicada a Carles Santos… toda esta idea ha ido viajando desde entonces y ahora, la idea que tenemos es que sea una especie de compendio de lo que ha pasado en estos últimos cinco años. Hay gente que ha visto todo lo que he presentado en estos últimos cinco años del Bachcelona. Aquí en el Jamboree, uniré a Bach con la música del flamenco, pero a su vez también he compuesto un par de piezas a propósito de esta ocasión. También regresaré a aquella primera vez del CaixaForum, alguna versión de lo que hice en el Palau… todo con un punto de bastante más madurez tras estos cinco años. Un diálogo de Bach con distintos estilos y movimientos del siglo XX.

"HE DESCUBIERTO QUÉ ES LO QUE ME MOTIVA EN EL MUNDO: ENTENDER CÓMO LA HISTORIA DE LA MÚSICA ES UN RÍO QUE SIEMPRE ESTÁ EN MOVIMIENTO"

¿Y con usted mismo, de alguna manera? En ese espejo de cinco años, ¿cómo se ve?

Mire, yo empecé con Bach interaccionando a través de la improvisación, pero realmente es ahora cuando siento que entiendo realmente bien esa interacción. En aquel momento todo funcionó súper bien, pero he ido adquiriendo una madurez que me ha servido para saber hasta qué punto el lenguaje de Bach y lo contemporáneo pueden ir de la mano. Bach me ha alimentado muy bien. Me siento más gordo, más sano, me siento mejor. Me siento más seguro gracias a Bach. Su música me ha dado un montón de herramientas para todos los mundos. Tras estos cinco años, he descubierto, finalmente, quién soy… y he aprendido a ser más libre. Qué es lo que me motiva en el mundo: entender cómo la historia de la música es un río que siempre está en movimiento, que no es un agua estancada.

Hablamos de libertad. Usted se define como intérprete, pero también como creador e investigador. ¿Se puede ser intérprete sin ser creador?

Es una muy buena pregunta. Yo creo que cada persona ha de hacer lo que su corazón y su mente le pidan. Hay personas que, realmente, necesitan dedicarse solamente al mundo de la interpretación… y dentro de esta interpretación, son originales, son creativos. Buscan. Quiero decir, escuchar un espacio, una sala y empezar a tocar la Sonata en si menor de Liszt, o lo que sea… ese tiempo que descansas antes de la obra, es improvisar. Es vivir el momento. En cierto punto, sí que cualquier persona que sea intérprete, en alguna medida es capaz de improvisar. De ahí a ser creadores, ya es algo distinto. En mi caso, yo sí veo necesario que el intérprete sea capaz de entender lo que está pasando entre sus manos, a nivel semántico, pero también al gramatical, de estilo… aprender a analizar lo que tocas. En cualquier caso, dudo bastante que haya un intérprete bueno que no se dedique a profundizar en aquello que está haciendo, lo que nos une, de alguna manera, a la creación. Todo el mundo quiere avanzar en esta vía, no es cuestión de tocar la misma pieza 100 veces…

Ir más allá de ser meros ejecutantes…

¡Eso sin duda! Pocos ejecutantes conozco yo. Hagas el trabajo que hagas. Toda la gente que se dedica a la música y consigue aguantar suficientes años, es en gran parte porque la ama. El amor hacia ella te hace no ejecutarla, sino alimentarla, hacer que crezca… te enamoras de ella, te vas a dormir con ella… te acompaña a dondequiera que vayas. La gran vocación… que es la realidad.