pacho flores juan martinez 1© Juan Martinez.

Pacho Flores: "La trompeta es el instrumento que más ha crecido en las últimas décadas"

El trompetista Pacho Flores es, sin duda, uno de los grandes nombres de la trompeta de hoy en día. No sólo acaba de ser nominado a tres Premios Grammy por su último disco: Estirpe, sino que, además, en él presenta cuatro nuevas obras dedicadas al instrumento, creadas por nombres latinoamericanos imprescindibles en la música actual. Con él hablamos de ellos, de la música y, por supuesto, del presente y futuro de la trompeta, que ha de pasar, de alguna manera, por sus manos.

¿Cómo surge la idea de Estirpe y por qué este nombre tan concreto?

Surge porque desde hace varios años ya, hemos emprendido un proyecto muy bonito que es la comisión de nuevos conciertos para trompeta. Ha sido un desarrollo titánico en todos los sentidos. Primero de todo, por la investigación de los instrumentos que yo toco, de la firma valenciana Stomvi. Colaboramos desde hace casi 18 años en el diseño y desarrollo de nuevos instrumentos.

Cuando diseñas instrumentos, claro, quieres luego llevarlos a la práctica y al principio realizas transcripciones de obras que ya existen, pero que no han sido escritas originalmente para la trompeta… ¡Y aun así quedan muy bien! En mi primer disco, Cantares, se puede apreciar. Hay muchas transcripciones de Bach: flauta, clave… pero también del violín de Sarasate. Todas esas adaptaciones no serían posibles si no hubiera la investigación de equipo que tengo detrás. Yo me siento como un piloto de fórmula 1.

¿Con toda su escudería detrás?

¡Exactamente! Y todo este trabajo es algo que llama mucho la atención a los compositores de hoy en día, por lo que nos hemos puesto a trabajar en nuevos conciertos para trompeta. De esta manera, cada colaboración es única.

Entiendo que, a su vez, realiza usted una colaboración estrecha con los autores de la música.

Absolutamente. Es una pregunta que me realizan mucho y sí. Es que si no fuera posible esas conversaciones previas de lo que deseo, la plantilla de la orquesta para que en la práctica sea programable, el tiempo que requiero… no lo haría. Antes, hace como 15 años, yo tocaba mucho el Concierto de Haydn, que dura como unos 15 minutos. Llegaba, tocaba eso y me iba. Cuando empecé a presionar a las orquestas y programadores para tocar dos conciertos diferentes seguidos, me decían que era demasiado. “¿Pero lo dicen por mí?”, les contestaba yo. “¡Yo puedo hacerlo! ¡Por eso lo propongo!”. ¡El Concierto para violín de Sibelius o el Segundo de Brahms duran como tres cuartos de hora! Yo no quiero tocar más que un violín, yo quiero tocar lo mismo. Y es algo que todo el mundo ha ido viendo con el tiempo. Es más, mi repertorio es tan potente que las obras de Márquez, D’Rivera o la mía propia, Cantos y revueltas, que tiene un solo al final de gran cadencia, con trompeta, maracas y cuatro, han hecho ver a los programadores que tienen que situarlas al final de los conciertos, con las sinfonías de turno en la primera parte. ¿Quién puede dirigir una sinfonía sobria después de una fiesta como esta? ¡Hemos conseguido hasta invertir el orden tradicional de los conciertos!

¿Qué une a estos autores de Estirpe?

Para mí, el arraigo. El arraigo que cada uno tiene con su tierra. Todos estos conciertos de compositores hispanos que yo he escogido tienen un discurso muy marcado. Si escucha la obra de Márquez, en el primer movimiento Son de luz, no deja de ser una especie de huapango jarocho. Un ritmo mexicano con una densidad de composición bastante importante. Luego tenemos una Balada de floripondios, que es un danzón… ¡fusionado con una chacona! Tiene una parte clásica importantísima. Y para terminar, una conga de flores. Porque me la dedica a mí… inspirada en tres elementos: el ritmo de conga, el Concierto para trompeta de Haydn y en el solista mexicano Rafael Mendes, todo un clásico de la trompeta.

En estos conciertos también se le deja a usted un aparente espacio de improvisación…

Por supuesto yo tengo una formación clásica muy arraigada, pero desde niño yo he tenido siempre un pie en la música popular. De manera muy fuerte. Mi papá me enseñó que no hay fronteras en la música. Por eso el tema de la improvisación siempre me ha resultado muy cercano. De hecho, es uno de los elementos que siempre pido a los compositores.

¿Una especie de coda?

Un espacio en el concierto donde yo pueda improvisar. Bien sea con círculos armónicos que ellos puedan definir o bien con una cadencia que yo pueda crear. ¿Por qué? Pues porque también tengo esa vertiente de creador, mi vena de composición que cada vez desarrollo más. Como es algo que no choca con mi carrera de intérprete y como no puedo estar tocando ocho horas al día, evidentemente… Tengo la necesidad de crear.

¿A qué estirpe pertenece Pacho Flores?

Bueno… ¡buf! ¡Es una buena pregunta! Creo que a una estirpe de personas soñadoras. Siento que el sueño es siempre la antesala de la realidad. Y el nombre del disco, y le contesto así a su primera pregunta, viene porque estos conciertos de trompeta que recoge el disco: Márquez, D’Rivera, Freiberg y Oscher… además de la Morocota mía que incluimos como bonus track, son los primeros grandes cuatro conciertos latinoamericanos que se escriben para trompeta. Estoy muy orgulloso de haber sido la persona a la que se los han dedicado. ¡Y con cuatro compositores que son tan grandes! ¡Y estos son sólo los primeros!

¿Vendrán más?

¡Claro! ¡Que no están grabadas! Como por ejemplo, el concierto que me dedicó Arturo Sierra, que se llama Salseando. El Altar de bronce de Gabriela Ortiz…

¿El intérprete tiene, no sé si una obligación, pero sí un compromiso con la nueva creación? Es evidente que usted sale de ese perfil de algunos artistas como meros intérpretes, como meras herramientas…

Sí… más que un compromiso… ¡yo siempre he dicho que tengo una cruzada! (Risas). Cada comisión, la fórmula que hemos creado para conciliarlo todo, ha sido la de llamar a cuatro orquestas. Cuatro orquestas en ocho conciertos para trompeta que hemos comisionado en los últimos cinco años… Hay algunas formaciones que han repetido dos o tres veces porque les ha gustado mucho el proyecto. Al final, tenemos casi treinta orquestas a nuestra disposición. ¡Un win-win para todos! Yo estoy desde la creación inicial, como le comentaba al principio, con el diseño de nuevos instrumentos, en el mano a mano con los compositores… en las primeras escuchas con la orquesta, colectando todo el material para devolvérselo también al autor y pode seguir perfilando la obra. Es un trabajo titánico.

Entiendo que, a través de estos proyectos y junto al diseño del que habla, está evolucionando de alguna manera la trompeta y su familia…

Sí, cómo no. Se lo resumo: en estos momentos, estamos 20 años adelantados. Totalmente. La gente que se está subiendo a este carro son personas más jóvenes que yo. A los más mayores les cuesta aprender toda una nueva plataforma, claro. Por ejemplo yo no toco con tres pistones, toco con cuatro. Por un lado hay una facilidad de tener un recurso adicional, pero por otro, para tenerla, tengo que aprender a utilizarlo. ¡Tengo que aprender a conducir el fórmula 1! (Risas). ¡No es lo mismo que llevar un Fiat Panda! Los dos te llevan a destino, pero cada uno tiene un propósito y un rendimiento… podríamos decir que mis trompetas son ferraris y hay que aprender a tocarlas.

Los propios compositores ya son los primeros en disfrutar de estas nuevas creaciones. A lo mejor te vienen: “la trompeta tiene dos octavas y media, desde tal nota a tal otra”. Y te viene alguien y te dice: “No, ya no. ¡Qué ahora son cuatro!”. Claro, a ellos les encanta, porque les ponemos todo más bonito para ellos. Si antes tenían 20 colores, ahora tienen 200. Se apasionan con el proyecto.

¿El sonido de la trompeta ha cambiado mucho?

Mire, yo creo firmemente en que la trompeta es el instrumento que más ha crecido de toda la orquesta en las últimas décadas. Un violín, tal cual lo escucha hoy, ya era así hace 250 años. A nivel acústico ya ha dado todo lo que tenía que dar. El piano, bueno, pues el último es el Barenboim… que tiene también sus detractores. En cualquier caso, es una propuesta adicional. En el caso de la trompeta no son gustos, ¡es que ha crecido! Mire, una trompeta de hace 50 años… pues bueno, es un lindo artículo de museo. Un instrumento con ese tiempo… aun estando en buenas condiciones… hoy en día, yo no lo puedo tocar. Porque me limita tanto que supone una barrera increíble.

Supongo también que ayuda el jazz…

Claro. En el mundo de la clásica y el jazz hay mucho purista que se ha dedicado a obtener el mejor sonido posible del instrumento, pero también ha habido y hay mucho loco que ha ayudado a transformar el instrumento y la música que se hace con él. Mire Chet Baker, Louis Armstrong y Miles Davis… y hoy en día tenemos a Wynton Marsalis.

Gentes de mente abierta… recuerdo ese disco de Marsalis con Eric Clapton, por ejemplo, que fue una revelación en ventas… ¡O el Sketches de Davis!

Claro! Cuando lo grabó, cuando grabó el Concierto de Aranjuez de Rodrigo, el compositor no lo autorizó, porque no le gustaba ese segundo movimiento, pero aun así lo hizo. Contra todo pronóstico, Miles Davis sacó el disco y fue todo un éxito. Fue gracias a él que el concierto para guitarra empezó a tener fama… ¡Como pasó con la Carmen de Bizet! Gracias a la adaptación para el violín de Sarasate… ¡Es muy curioso!

Hablando de éxitos… ¿Cómo se despierta uno con tres nominaciones a los Grammy gracias a un mismo disco, a Estirpe?

(Ríe). Pues mire, ha dado justo en el clavo. ¡Me despertaron! El día anterior a las nominaciones yo había volado a Carolina del Norte para tocar allí. Por razones de mal tiempo y conexiones, tenía que haber llegado a las seis de la tarde, pero llegué a las dos de la madrugada, con todo el jetlag. El móvil empieza a sonar y a sonar… no lo cojo… me empiezan a llegar mensajes felicitándome… sin saber por qué… y la cuarta llamada de un mismo amigo, lo cogí y bueno, ¡me sacó de la cama! Me contó todo y bueno, me contentó muchísimo, la verdad.

¿Latinoamérica está en auge también en la clásica? Y al mismo tiempo, ¿en el viejo continente somos conscientes de ello?

Mire, los que más equivocados están son los españoles. Eso lo tengo claro. ¿Sabe por qué? Porque miran hacia su Este, no hacia su Oeste, cuando en realidad tienen mucho más arraigo con América Latina que con el resto de Europa. Compartimos hasta la comida, la religión, la arquitectura, el humor… Todo lo que España ha dejado en nuestro continente… ¡Hablamos el mismo idioma! No obstante, yo creo que cada vez España se está dando cuenta de todo ello. Que para que España sea fuerte, tiene que unirse más a Latinoamericana. En España las orquestas se han querido germanizar demasiado. Y sí, por un lado obtienen disciplina, pero por el otro… cuando una persona intenta no ser ella misma, no termina de florecer.