Raffaella_Lupinacci__Silvia_Bordin_1.jpg© Silvia Bordin 

Raffaella Lupinacci: "Ifigenia es una mujer víctima de su pasado"

La mezzosoprano italiana Raffaella Lupinacci regresa nuevamente al escenario del Teatro de la Maestranza de Sevilla, esta vez para protagonizar las representaciones de Iphigénie en Tauride de Gluck, con dirección musical de la maestra griega Zoe Zeniodi y con dirección de escena de Rafael Villalobos. Conversamos con ella para conocer más detalles de su acercamiento a este rol y sus próximos proyectos.

Regresa a Sevilla después de una Adalgisa que recibió el aplauso de crítica y público. En esta ocasión trae consigo un papel muy diferente, la Ifigenia en Tauride de Gluck, en francés. ¿Qué nos puede contar de su encuentro con este rol? Creo que es su primera vez con este rol y no sé si también con Gluck, un autor fundamental en la evolución de la ópera. ¿Quizás haya algo de bel canto también en Gluck?

Es una inmensa felicidad para mí regresar a la espléndida ciudad de Sevilla y a este teatro tan acogedor. Como bien dice, éste es mi debut en el papel de Ifigenia y mi debut en una ópera de Gluck. Cuando recibí esta invitación pensé que podría ser una oportunidad importante de crecimiento desde el punto de vista dramático e intelectual.

Aparentemente, esta obra puede parecer bastante distante o, al menos, muy diferente del repertorio que habitualmente abordo. Pero en realidad, habiendo tomado consciencia de lo que está escrito en la partitura, no es así.

Si por una parte Gluck, con su reforma, apuntaba precisamente a una revolución en el estilo que caracterizaba un cierto tipo de bel canto, por otro lado se mostró extremadamente cercano a la concreción dramática, musical y vocal de los compositores belcantistas, que podríamos definir como prerrománticos, como Donizetti por ejemplo.

Lo cierto es que tienen mucho en común en su manera de escribir: ambos, por ejemplo, dan gran espacio a la parte dramática, favoreciéndola sobre la parte virtuosa, característica en cambio favorecida por Rossini.

Podríamos decir, de hecho, que la música de Gluck conserva el germen de futuros desarrollos románticos, pero a diferencia del prerromanticismo de Donizetti, el poder evocador de la primera es de naturaleza ilustrada. Por lo tanto, no conduce a un concepto de psique, sino de intelecto. En realidad, encuentro a Gluck mucho más alejado del barroco que de cierto tipo de bel canto.

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En Sevilla se representa una producción que lleva la firma de Rafael Villalobos, ya vista en Amberes. ¿Qué nos puede contar sobre la visión de Villalobos para este título? ¿Cómo han sido los ensayos con él? Ambos volverán a coincidir pronto en otro proyecto, en Bruselas con I Grotteschi.

Rafael Villalobos es un director con las ideas muy claras y bien resueltas, un director que transmite gran entusiasmo, pasión y respeto por la música y por la gente que trabaja con él. Sin duda ha sido un encuentro feliz colaborar con él y estoy seguro de que el trabajo que realizaremos próximamente en Bruselas con I Grotteschi será también muy interesante.

La producción actual se recontextualiza en clave moderna, con referencia al conflicto en Ucrania. Ifigenia es una mujer víctima de su pasado, ambientada en un contexto de guerra actual. Con Rafael Villalobos y su maravilloso asistente Luis Tausia, trabajamos en la construcción de un personaje lleno de contrastes: una Ifigenia infantil, nostálgica y frágil por un lado y una mujer fuerte, decidida y combativa por otro. Está siendo un trabajo muy estimulante y profundo.

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En su carrera, el bel canto y también Rossini, de manera especial, han significado mucho, desde el comienzo mismo de sus años sobre el escenario. ¿Su voz se desarrolla especialmente cómoda en este repertorio? ¿Cómo definiría su vocalidad?

El bel canto es definitivamente mi mundo. Si tuviera que dar una definición de mi voz, me definiría como mezzosoprano lírica.

Rossini, Donizetti y Bellini son, sobre todo, los autores que vemos en su agenda. ¿Con qué roles se siente más conectada en este momento? Y entre los próximos proyectos de su agenda, ¿hay algún debut importante con estos autores?

Debo admitir que tengo un vínculo especial con estos compositores y con todo lo que han escrito para mi vocalidad. Para mantenernos en el contexto español, puedo adelantar ya que interpretaré a Romeo en I Capuleti e Montecchi en una nueva producción en el Liceu de Barcelona, ​​luego haré Adalgisa en otra nueva producción de Norma en el Teatro Real de Madrid y a Elisabetta en Maria Stuarda, en Bilbao. También regresaré a Italia con otras tres nuevas producciones, dos de Anna Bolena y una de Roberto Devereux. Luego vendrán otros proyectos importantes en Hamburgo y en nuevos teatros de prestigio, de los que todavía no puedo dar detalles, pero todo se anunciará pronto.

También cantó bastante de Mozart al principio de su carrera pero este autor no parece estar muy presente en su agenda ahora. ¿Volverá a cantar Mozart tarde o temprano? ¿Qué autores o roles proyecta cantar en un futuro próximo?

Mozart es un compositor que me encanta y que rara vez está presente en mi agenda últimamente, pero no por elección propia. En verdad desearía que Mozart fuese más frecuente en mi agenda. Me encantaría por ejemplo volver a cantar Donna Elvira de Don Giovanni o debutar con un papel como el de Sesto en La clemenza di Tito. Entre los papeles que imagino en mi futuro próximo está sin duda el de Charlotte en Werther.

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Me gustaría saber un poco más sobre su trayectoria. ¿Cuando empezó a cantar? ¿Con quién ha trabajado, citaría a algún maestro de canto en particular?

En realidad comencé a estudiar piano a los seis años, pero mi predisposición por el canto era predominante. A los dieciséis años comencé mi carrera académica en el conservatorio con canto de ópera, paralelamente a los estudios clásicos y luego a los estudios universitarios

Hay muchas personas que, de un modo u otro, han contribuido a mi formación y crecimiento. Pero el que yo considero maestro en cuanto a mi formación vocal se refiere es uno y se llama Fernando Opa.

Sin duda ha habido encuentros fundamentales, uno sobre todo con el maestro Alberto Zedda, a quien debo el inicio de mi carrera y mi conocimiento del bel canto, empezando por Rossini en primer lugar. Una figura que extraño mucho.

Siempre es interesante conocer los referentes de un cantante, especialmente en el caso de aquellos vinculados al bel canto. ¿Con qué mezzosopranos del pasado, remoto o reciente, te identificas?

Hay varios cantantes que escucho con profunda admiración e interés; por nombrar algunos: Lucia Valentini Terrani, Fiorenza Cossotto, Marilyn Horne, Jessye Norman, Anna-Caterina Antonacci... Cada una de estas inmensas artistas influye en mi gusto y en la composición de mi personalidad.