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Alfonso Gómez: "Messiaen fue uno de los compositores más importantes del siglo XX"

Tras dedicar una primera grabación a Messiaen en 2021, con sus Vingt regards sur l'Enfant-Jésus, el pianista vitoriano Alfonso Gómez ha publicado ahora un álbum con su grabación de Catalogue d'oiseaux y Petites esquisses d'oiseaux. En ocasión de este ambicioso proyecto conversamos con el músico de origen vasco para conocer con más detalle su interés por Messiaen y sus próximos compromisos.

El Catálogo de pájaros de Messiaen ha sido siempre una obra fascinante y enigmática. ¿En qué momento tomó contacto con ella y por qué se decidió a grabarla, junto con los Petites esquisses d’oiseaux, una obra seguramente menos conocida? 

Aunque ya había interpretado alguna pieza suelta del Catálogo de pájaros hacía muchos años, decidí afrontar la obra en su totalidad hace aproximadamente cuatro años, cuando ya tenía experiencia interpretando y grabando diversas obras de Messiaen. Me interesaba mucho grabar el Catálogo junto con las Petites esquisses d'oiseaux (Pequeños apuntes de pájaros), ya que son dos ciclos importantes dentro de la producción de Messiaen separados por unos veinticinco años. El Catálogo lo compuso en una etapa complicada a nivel personal, pero también una de las más álgidas y activas de su producción; por el contrario, las Petites esquisses están marcadas por la enfermedad y una crisis de creatividad bastante extensa. Me interesaba mostrar cómo evolucionó el lenguaje de Messiaen en esos 25 años sin cambiar su foco de atención: el canto de las aves.

El resultado es una grabación de gran duración y amplitud expresiva. ¿Como es posible que un piano tenga tanto recorrido en torno a una cuestión tan concreta como el canto de los pájaros? 

Sin duda, es uno de los grandes logros de Messiaen. En el Catálogo, Messiaen no solo dota a 77 aves diferentes una personalidad y un carácter propios, sino que también las sitúa en su hábitat correspondiente. Los motivos de Messiaen tienen una finalidad descriptiva y en su música introduce temas como la noche, el amanecer, la bruma, el viento, las montañas alpinas, las olas del mar..., todo ello en un asombroso universo sonoro. Los colores que recrea son realmente inigualables. Messiaen no fue el primer compositor que intentó «traducir» la naturaleza en música —basta recordar la Sinfonía no. 6 Pastoral de Beethoven, Las cuatro estaciones de Vivaldi, La Mer de Debussy o también Oiseaux tristes de Ravel—, pero sí el que lo hizo desde una perspectiva más radical y con mayor precisión. 

En cuanto a su duración, son tres horas de música de una complejidad enorme, y es posiblemente el proyecto más exigente que he abordado hasta la fecha, tanto desde el punto de vista físico como mental. Sin embargo, opino que esta música es ahora más necesaria y actual que nunca. Si queremos cuidar nuestro hábitat y frenar el cambio climático, está claro que debemos recapacitar sobre nuestra relación con la naturaleza. Quizás aprender a escucharla sea un buen comienzo. 

Su contacto con el universo de Messiaen viene de atrás, en cualquier caso, pues ya grabó sus ‘Veinte miradas sobre el niño Jesús’. Desde su experiencia, ¿qué es lo que hace tan especial la música de Messiaen, en términos de color, métrica, etc.?

Olivier Messiaen fue, sin duda, uno de los compositores más importantes del siglo XX. Su música no solo era extremadamente avanzada para su época, sino que también tiene la cualidad de emocionarnos profundamente. Siempre me ha fascinado la forma en que aborda el color, el ritmo y el timbre, y su influencia en estos campos fue tan importante que resulta difícil imaginarse la música de la segunda mitad del siglo XX sin él. Su influencia en la generación siguiente de compositores europeos fue enorme.

Otro célebre pianista, Pierre-Laurent Aimard, acaba de interpretar el Catálogo de pájaros en diversas ubicaciones de la Alhambra de Granada. ¿Se ha planteado usted mismo llevar estas obras del disco en recital, quizá incluso en diálogo con diversos espacios naturales?

Casualmente, he coincidido recientemente con Aimard en un proyecto con obras de Boulez en Alemania. Para mí, Aimard ha sido siempre un referente a la hora de afrontar con la mayor pasión y precisión posible este tipo de repertorio. Volviendo a tu pregunta, ya he interpretado este programa en diversos ciclos y festivales, y mi próximo recital con El catálogo de pájaros será en La Haya. 

Los grandes ciclos para piano parecen fascinarle o atraerle de un modo particular. En la pasada edición del Musika-Música abordó por ejemplo la integral de los Nocturnos de Chopin, otro autor con un universo propio de sonoridades, con un lenguaje muy personal. No sé si ha reflexionado sobre qué le fascina exactamente en el caso de estos grandes ciclos, ¿ha pensado sobre ello?

Sí, es cierto que los ciclos ejercen una gran fascinación sobre mí. Además de los Nocturnos de Chopin, he dedicado recitales a todos los Preludios de Debussy, al primer libro de El clave bien temperado de Bach, a las Veinte miradas de Messiaen, a las últimas tres sonatas de Beethoven, a las sonatas para violín y piano de Brahms, etc. Además, mi discografía se centra especialmente en integrales. 

Me interesan especialmente los programas monotemáticos, que giran en torno a una idea o compositor determinado y que dan unidad al programa. Pero no tiene que ser un ciclo; un programa que he tocado esta temporada para la radio alemana giraba en torno al tema 'Espejos y sombras' e incluía obras de Couperin, Ravel y música contemporánea con y sin electrónica. En este sentido, los intérpretes «componemos» el programa, convirtiéndonos en algo parecido a directores de museo: con nuestro repertorio, tenemos infinitas posibilidades de crear nuestra propia «sala de exposiciones» con conceptos creativos. El concierto comienza en el momento en que el público lee el programa y, en mi caso, me gusta atraer la atención con un concepto que considero interesante.

En su agenda para este año ha reservado espacio para rendir homenaje a Pierre Boulez, de cuyo nacimiento se conmemora el centenario. ¿En qué obras de su catálogo se está centrando?

Me he centrado en sus Douze Notations, su Tercera sonata y su última obra para piano, Une page d'éphéméride, pero la idea del programa es presentar también a autores que trabajaron con Boulez y le dedicaron obras para piano, como Kurtág, Ligeti, Hosokawa, Stockhausen y, por supuesto, su ídolo Anton Webern. En este sentido, el programa se centra en Boulez pero desde múltiples perspectivas, y muestra que un artista no solo se define a sí mismo, sino que depende en gran medida de las personas con las que se ha cruzado a lo largo de su vida y con las que ha colaborado. 

Por último, me gustaría hacer un breve repaso a su trayectoria hasta la fecha. ¿Cómo podríamos resumir su carrera, en pocas palabras? ¿Destacaría algunos hitos en particular? 

Resumir una trayectoria en palabras es prácticamente imposible, pero si tengo que definirme, diría que soy un intérprete que, sin dejar de lado los clásicos, intenta explorar el repertorio de los siglos XX y XXI. He ofrecido conciertos y recitales en España, Francia, Italia, Países Bajos, Bélgica, Alemania, Austria, Suiza, Ucrania, Estados Unidos, Canadá, México, Taiwán y Corea del Sur, y soy catedrático en la Universidad de Música de Friburgo (Alemania). Como hito en particular, destacaría las grabaciones de los últimos años, sobre todo las integrales de M. Ravel, F. Ibarrondo, R. Lazkano, G. Erkoreka, las últimas obras de M. Feldman y los cinco discos de O. Messiaen.

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Fotos: © Elza Loginova