JOSEP BROS 0019

Hacer carrera

Peralada. 03/08/18. Festival Castell de Peralada. Obras de Tosti, Massenet, Bizet, Bellini y Verdi, entre otros. Marco Evangelisti, piano. José Bros, tenor.

Hacer carrera. Dos palabras que lo significan todo. Podrían convertirse en tres: Hacer qué carrera. La del tenor José Bros, quien celebraba con este recital los 25 años (o alguno más) de relación con el Festival Castell de Peralada, qué duda cabe que es una de las más importantes de su cuerda en nuestro país. En la Barcelona de 1992, la de Cobi y los Juegos Olímpicos, mientras los ya consagrados eran llamados para cantar en las galas de apertura o clausura, Bros pegó su particular “campanazo” cuando debutó en el Liceu como Percy en Anna Bolena de Donizetti, junto a Edita Gruberova. Quienes tuvimos la fortuna de asistir a aquella suerte de revival que fue la Bolena del Liceu de 2011, de nuevo con Gruberova y Bros (más Elina Garanca), - no digo ya de quienes pudieron asistir también a las funciones noventeras -, comprobamos una vez más cómo Bros se mueve en el bel canto como pez en el agua.

Es uno de sus platos fuertes, con el que también debutó en el Festival Castell de Peralada, con L’Elisir d’amore. Por supuesto no faltó en este recital-celebración, tras un “prólogo” a base de un exquisito Tosti, con sus canciones Malia y L’ultima canzone. En el Donizetti ya se evidenció que, tras muchos años rodando ciertos papeles por los escenarios de medio mundo, Bros tiene la medida, su medida, cogida a los personajes, permitiéndose detalles personales con los que enriquecer su interpretación. Lo disfrutamos así en Una furtiva lagrima, pero también en el Werther de Massenet y su Pourquoi me reveiller. En ambos casos arrancó sonoras ovaciones al público.

Completaron la primera parte canciones de Bellini como Malinconia, Ninfa Gentile y Ma rendi pur contento, junto a la ópera menos conocida Il giuramento, de Saverio Mercadante, que sin embargo tituló su trabajo discográfico para DECCA, donde daba buen parte de todo aquello que comento en cuanto a su magnífica relación con el bel canto. Mercadante sirvió aquí, como sirvió en su época, de puente entre Donizetti y Bellini y Verdi. Fu celeste quel contento sonó redondo, cálido e iridiscente, en una voz que ha ganado por el centro, pero que mantiene su particular agudo, tal y como escuchamos en el cierre con Il Corsaro, de Verdi.

A su lado, el pianista italiano Marco Evangelisti, quien mostró dinámicas, tensión y tiempo para que lo cantado por Bros tuviese más valor, muy bien ejecutados los tempi di mezzo, por ejemplo y quien nos regaló una agradable combinación estupendamente ejecutada: Cilea jugando “a la francesa” entre compositores italianos con su Romanza en la; y Fauré recreándose a “a la italiana” tras compositores franceses con su Sicilienne.

En la segunda parte, tras el comentdo Massenet, Bros ofreció platos más recientes, digámoslo así, donde su voz va encontrando un camino en el que, por lo escuchado aquí, sigue ofreciendo lo mejor de sí mismo. A la Carmen de Bizet se le sumó La Gioconda de Ponchielli y, entre medias, la canción de Lasciati amar de Leoncavallo, seguramente la mejor muestra de los actuales medios del tenor catalán y que fue muy aplaudida. Terminó Bros con un Cilea: È la solita storia del pastore, que como él mismo relató, su madre le pedía desde los comienzos de su carrera y donde hizo maravillas y, mientras era sorprendido (visiblemente emocionado) con la entrega de la Medalla de Honor del Festival, regaló cinco propinas entre las que se encontraban canciones como Maig, de Toldrà, zarzuela con La tabernera del puerto (simplemente, espectacular) o más canción italiana como Non ti scordar di me.

Parece sencillo decirlo, pero no lo es: Bros canta muy bien y muy bonito… y ha hecho carrera, y qué carrera, con ello. No sé si acaso eso puede superarse con algo.

Foto: Joan Castro / Iconna