Agrippina real javier del real

Juego (Barroco) de Tronos

Madrid. 16/05/19. Teatro Real. Handel: Agrippina. Joyce DiDonato (Agrippina). Elsa Benoit (Poppea). Franco Fagioli (Nerone). Xavier Sabata (Ottone). Renato Dolcini (Claudio). Andrea Mastroni (Pallante). Carlo Vistoli (Narciso). Biagio Pizzuti (Lesbo). Il Pomo d'Oro. Maxim Emelyanchev, clave y dirección musical. Versión concierto.

Tercera Agrippina en diez años que llega a Madrid, todas en versión concierto, segunda en el Teatro Real y primera sin Ann Hallenberg como protagonista. Está visto que aquí nos gusta mucho lo del Juego (Barroco) de Tronos, máxime a pocos días del final de la ya mítica serie de HBO y enfrascados en medio de varias citas electorales. La propia Joyce DiDonato (quien protagoniza nuestra portada de mayo con una entrevista en exclusiva) responde a mi comentario en redes sociales: "Incluso llevo los dragones en mi vestido". Alrededor de esta Daenerys haendeliana pues, se ha dado un verdadero juego de tronos... y de atriles. Hasta cuatro sustituciones han tenido lugar en el cast previsto: Xavier Sabata por Marie Nicole-Lemieux (el catalán ya sustituyó a Iestyn Davies en 2009) como Ottone; Renato Dolcini por Luca Pisaroni como Claudio; Elsa Benoit por Katheryn Lewek como Poppea, y Carlo Vistoli por Jakub Orlinski como Narciso. No sabemos cómo habría resultado sin los cambios, pero el caso es que con esta plantilla se ha disfrutado... y mucho.

Como protagonista, no podría ser de otro modo, la Agrippina de Joyce DiDonato, quien efectivamente parace decir "Dracarys" cada vez que sale al escenario, para dejarnos en el sitio. Su dominio del drama es absoluto y de lo más convincente. No hay duda, lo he dicho siempre, de que el espectáculo como concepto global es lo suyo. Este título, segunda ópera italiana de Handel, además, parece adecuarse a sus posibilidades como un guante. Alejada del belcanto romántico, la construcción psicológica es medidísima y efectiva, mientras que en el canto ofrece lo mejor de sí misma explotando precisamente eso, la parte dramática del mismo. Llegado el gran momento que es Pensieri, voi mi tormentate!, todo un precursor de cualquier romanticismo, supo desplegar variaciones y expresividad para dar lo mejor de sí misma, aunque al público le convenciese más otros momentos como Ogni vento.

Como su hijo Nerone, el contratenor de color mezzosopranil Franco Fagioli. El argentino demostró una vez más su virtuosismo en la coloratura, aunque en esta ocasión sonase más esforzada que, por ejemplo, su recital en solitario en esta misma casa, perdiéndose algo más de homogeneización en la emisión; de estupendos resultados, en cualquier caso. El timbre de Xavier Sabata se mostró dolcissimo en su Ottone. Elegante, pequeño, sugestivo, con un mágico momento como fue su Vaghe fonti. Como tercer contratenor (y que maravilla poder contrastar tres voces de su cuerda en una misma obra), el italiano Carlo Vistoli en el rol de Narciso recreó notablemente su personaje, con sutil línea de canto. Por su parte, igualmente sensible se mostró Elsa Benoit como Poppea, de proyección no del todo suficiente, pero siempre acertada en el decir.

Acertado Biagio Pizzuti como Lesbo y retundo, contundente el Pallante de Andrea Mastroni. Un gusto de bajo, sin miedo a los graves descensos del personaje y con buen hacer en la coloratura. Por último, Renato Dolcini como Claudio desplegó un cuidado y sentido fraseo, erigiendo frases de gran elegancia, con bello y noble timbre, aunque la emisión en el registro agudo se resintiera en alguna ocasión.

Il Pomo d'Oro es siempre garantía, más en manos de Maxim Emelyanchev. Color suntuoso y empastado en la cuerda, con unos estupendos solistas entre los atriles de la agrupación, como es el caso de Roberto de Franceschi al oboe o Petra Ambrosi a la flauta.  Emelyanchev es fuego y medida, atento a los detalles no sólo de los cantantes si no a los suyos propios al clave en el bajo contínuo, regala lecturas vivas y sentidas de las que el Barroco siempre se beneficia. "Dracarys" parece decir él también y, entre dragones y tronos, disfrutamos todos.

 

Foto: Javier del Real.