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Espero una llamada

La música bajo el Terror. Cartas a Iván Sollertinski. Dmitri Shostakovich. Introducción de Juan Manuel Aragués. Ed. Prensas de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza, 2021.

Pese a que cada día sabemos más de la vida y obra del gran compositor Dmitri Shostakovich, siempre hay que celebrar una nueva aportación a su bibliografía en español. Y más si se hace con la excelente edición que Prensas de la Universidad de Zaragoza ha publicado, con un un valioso y contextualizador preliminar estudio de Juan Manuel Aragüés  y una acertada traducción de Carlos Ginés Orta, de las cartas que el gran compositor soviético dirigió a su amigo Iván Sollertinski, un polifacético intelectual y músico al que conoció en 1921 y con el que trabó amistad. La correspondencia entre ellos  se fecha entre 1927 (año del estreno de su primera sinfonía y comienzo de su fama mundial) y 1944, cuando Sollertinski murió como una víctima más de la II Guerra Mundial.  Sólo se han conservado las cartas que Shostakóvich le envió a su amigo y se ha perdido las de Sollertinski, lo que deja un poco cojo el relato ya que éste último era un hombre de mundo, que había conocido a músicos, especialmente judios, y a través de él llegaron influencias de la música klezmer a Shostakóvich. Pese a ese inconveniente de la no reciprocidad, las cartas son muy valiosas pues nos dibujan una larga época de plena creatividad del compositor y en el apogeo, desgraciadamente, del gobierno de Iósif Stalin, uno de los más sanguinarios dictadores de la historia.    

El estudio preliminar de Aragüés hace un somero pero también certero y aclaratorio repaso sobre la época. En “La vanguardia rusa” recuerda la efervescencia cultural de todo tipo que trajo los primeros años de la Revolución de 1917 y donde destacaron artistas de todo tipo, entre ellos nuestros dos protagonistas. El tímido y más retraído Shostakóvich encontrará en Sollertinski, mayor (cuatro años) y más experimentado en el mundo cultural de Leningrado, a un amigo en el que apoyarse y que, hasta la muerte del segundo, será un referente en muchos aspectos de su vida. Sobre todo a la hora de verbalizar muchas de sus angustias tanto creativas como existenciales, un diálogo, que para Shostakóvich, siempre con problemas de ansiedad por su situación personal, será casi terapéutico. Llegará después la rápida decapitación de todos esos movimientos vanguardistas con la llegada de Stalin al poder en 1922. Finalmente, nuestro prologuista narra en “En tiempos del Terror” como sortean ambos amigos los agrios años que no acabarán hasta la muerte del dictador.

Fundamental en este libro es la contribución de la autora de la edición original de la musicóloga Liudmila Kovnatskaia, que tanto en su prefacio a la edición rusa como en sus numerosas notas a pie de página nos permite conocer datos imprescindibles para que muchas de las cartas entre los dos amigos cobren un sentido más literal. Porque está claro que hay claves que solo saben entre ellos y que utilizan frases no del todo claras. Recordemos que nunca se sabía si la correspondencia era intervenida y quién podía leer los mensajes.

De la azarosa vida de Shostakovich siempre me ha impresionado especialmente el terrible episodio en el que Stalin acude de incógnito, el 17 de enero de 1936, a una representación de Lady Macbeth de Mtsensk, segunda ópera de Shostakóvich. A raíz de esta audición, el tirano escribe, con seudónimo, una demoledora crítica en Pravda titulada Caos en vez de música. Shostakovich, el más destacado compositor ruso que sigue viviendo en la URSS (Prokofiev volverá ese mismo año a su patria) está en el ojo del huracán. En cualquier momento pueden llamar a la puerta. El compositor ha pedido una entrevista a Stalin para aclarar su situación. Escribe a su amigo el 29 de febrero de ese mismo año:

“Querido Ivan Ivanovich,
vivo de forma tranquila en Moscú. Me quedo en casa sin salir. Espero una llamada. Tengo pocas esperanzas de recibirla, pero, no obstante, lo deseo”.