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Introducción a la música del siglo XX

Ottó Károlyi. Alianza. Madrid, 2018

Hay algo que salta a la vista con una simple ojeada a sus libros: no cabe duda que Ottó Károlyi tiene un instinto eminentemente pedagógico y su escritura -caracterizada por un profusión de ilustraciones musicales- consigue exponer con claridad y notable agilidad en el manejo de la terminología musical, conceptos nada sencillos: recordemos que se trata de un libro complementario a su anterior Introducción a la música publicado hace más de medio siglo y también traducido (Alianza, 2012) donde hacía un ejercicio de síntesis asombroso desde los rudimentos de la notación. En este caso la síntesis también es meritoria, aunque para poder disfrutarlo en su integridad es necesario tener algunas nociones.

Károlyi logra tejer un relato riguroso y entusiasta que ofrece una imagen interesante de la modernidad musical: los límites del ensayo son los propios del empeño enciclopédico sobre un objeto de estudio heterogéneo y poliédrico. Una de las virtudes de la obra es hablar del siglo XX con una aguda perspectiva histórica, huyendo de esencialismos y buscando rasgos sin abandonar un horizonte crítico y razonado. Ateniéndonos al título original (Introducing Modern Music) sin embargo, si hay un concepto ambiguo es el de modernidad, más allá de su etimología tautológica que hace referencia a la “novedad” (toda generación es moderna para sí misma), y aún ciñéndonos a la sedimentación historiográfica en el marco de las vanguardias históricas. En este sentido, esa modernidad a la que se refiere el título se ciñe mucho más a la primera mitad del siglo que a la segunda.

Excepto en contadas ocasiones (algunas significativas, como su diatriba en el cuarto capítulo contra el egocentrismo de Karlheinz Stockhausen y Pierre Boulez), los juicios de valor están prácticamente ausentes en el texto, salvo sutiles reflexiones que a veces se intercalan, dando voz al propio compositor en algún caso como sucede con el artículo “Traslación-Rotación" (1960) de Mauricio Kagel del que se transcribe un amplio fragmento. En todo caso la toma de posición es ineludible y el espacio que se dedica a cada uno de los compositores y corrientes nos da la pauta, dedicada a introducirnos en la música “nueva" y no a hablar de aquella que sintoniza con el pasado. Mientras se dedica especial atención a la trayectoria que conduce a la Segunda Escuela de Viena (es magnífica la descripción del periplo que atraviesa la crisis tonal, la atonalidad y el dodecafonismo en el primer capítulo) y a la búsqueda de un clasicismo moderno, la perspectiva amplia de Károlyi (y a la vez muy volcada en el mundo anglosajón) incorpora curiosidades olvidadas como los instrumentos de Harry Partch o algunas extravagancias de Cornelius Cardew.

Aún debemos señalar lagunas como la nula presencia de mujeres, menos justificable aún cuando se menciona a Nadia Boulanger sólo una vez y como maestra de Aaron Copland, o la discutible decisión de prescindir de referencias bibliográficas en todas las citas. En el rigor y elocuencia general destaca el tercer capítulo “Formas y patrones" donde no elude dificultades en materia de formas musicales y su cultivo durante el XX, donde recurre a analogías visuales con la arquitectura y la pastelería para describir la forma binaria, ternaria, el rondó y el rondó sonata. Sólo el quinto capítulo “La combinación de fuentes diversas" resulta a veces confuso y estrecho en sus tesis acerca del folklore, o las categorías de lo nacional y lo popular (que matiza y corrige más adelante tomando la voz de Bartók). Por otra parte, teniendo en cuenta el enfoque tan orientado a la audición y a la defensa de la frescura de la experiencia artística (Károlyi finaliza el libro instándonos a escuchar el conmovedor Cuarteto para el fin de los tiempos de Messiaen), se echa en falta indicaciones discográficas junto a las bibliográficas, lo que redondearía una obra muy completa y clarificadora sobre lo que ha sucedido en la música durante la última centuria, que es a la vez un acicate para acercarse a ella.

Como libro de consulta (cuenta con un generoso índice analítico) o reconstrucción histórica, el volumen se muestra resistente al paso del tiempo, vislumbrando direcciones históricas de las que ya somos testigos en los últimos años: “es posible que en el futuro, cuando el ardor de la experimentación se haya calmado, llegue un tiempo en el que las obras no se caractericen tanto por el espíritu experimentador e innovador sino por la consolidación madura y la plena utilización artística de la enorme cantidad de materiales sonoros disponibles" (p. 285). En definitiva, esta segunda edición constituye una invitación a seguir trabajando para superar las barreras de una anomalía que implica que desde nuestros conservatorios hasta nuestros auditorios se le siga dando la espalda, más allá de soluciones de compromiso, a gran parte de la obra escrita en uno de los siglos más turbulentos y estimulantes de la historia de la música.

Foto: Alianza Editorial.