Una iniciativa reivindica la Sala Granados de Barcelona
En el marco de la 63ª edición del Concurso Internacional Maria Canals de Barcelona, se colocó durante todo el día de ayer uno de los pianos que se reparte por la ciudad en el número 18 de la Avenida Tibidabo, en la puerta de lo que fue la Sala Granados. Una sala de conciertos que encargó construir en 1911 el empresario Salvador Andreu para Enric Granados y que hoy es un edificio abandonado y en peligro de ruina. Desde 1936 y hasta 2009 pasó a ser sede de los estudios de doblaje pioneros en Barcelona “La Voz de España”. Es desde 2009 que bajo el lema “Salvem la Sala Granados”, personas y agentes de la cultura catalana reivindican que se pueda adquirir y rehabilitar el edificio para que vuelva a ser una sala de conciertos. Actualmente es propiedad de la compañía de seguros Reale, que la ha puesto en venta por una cantidad asumible por el ayuntamiento. Otra cosa sería la rehabilitación y acondicionamiento que requiere, cuestión que ya tiene sobre la mesa el actual regidor de urbanismo. Situado en una de las zonas más exclusivas de Barcelona y en un emplazamiento privilegiado por el constante tránsito de visitantes a la ciudad, más allá de recuperar un espacio patrimonial de la ciudad, con la inversión se podría ganar un centro de atracción turística y cultural en torno a la figura de Granados. Y de hecho, existe ya un proyecto de recuperación arquitectónica. Como ha declarado Mònica Pagès –una de sus impulsoras– a Platea Magazine, tanto el 150 aniversario del nacimiento del compositor como el María Canals ha servido para visibilizar la demanda, aunque queda trabajo por hacer para movilizar definitivamente una voluntad política que efectivamente lo lleve a cabo. Con esta demanda se han solidarizado un gran número de intérpretes que se acercaron ayer hasta el lugar, como Daniel Ligorio, Ignasi Cambra o Albert Guinovart, entre otros.