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Isabel Pérez Dobarro, pianista: "El artista ha de estar involucrado activamente en cuestiones sociales"

Junto con la mezzosoprano Anna Tonna, la pianista Isabel Pérez Dobarro clausura mañana lunes la segunda edicón del ciclo de conciertos The London Music Nights, en el Café Comercial de Madrid. En ocasión de su visita a la capital madrileña, conversamos con ella acerca de su singular perfil, como pianista y como conferenciante y activista, conociendo más sobre su formación y sus próximos proyectos.

Su perfil destaca, sobre todo, por la singularidad a la hora de compatibilizar su agenda como pianista con su agenda como conferenciante, mostrándose como una defensora activa de causas como sostenibilidad medioambiental o cuestiones como la presencia de la mujer en la música. ¿De dónde arranca esta doble faceta? ¿Y hasta qué punto una y otra se alimentan?

Creo que el artista ha de estar involucrado activamente en cuestiones sociales. Desde pequeña, mi familia me ha educado en los valores de la protección del medioambiente y en la lucha por la igualdad de género. Siempre he visto estas cuestiones como una parte esencial de mi desarrollo. Mi formación en derecho, liderazgo y en relaciones internacionales en la UNED, New York University, University of Cambridge y Harvard University,  me ayudó a conectar estas cuestiones con el trabajo que se está haciendo a nivel global en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Me pareció que, como pianista, al tener la inmensa oportunidad de poder actuar en un escenario y recibir el apoyo de un público, tenía también una gran responsabilidad en el ámbito estético, intelectual y social. Por ello, la mayor parte de mis proyectos suelen girar en torno a un tema en particular, bien sea mujeres compositoras, arte y medioambiente, potenciar la música contemporánea o promocionar la música española en el extranjero (y viceversa, ayudar a que la música de compositores extranjeros jóvenes pueda ser escuchada en España) y la combinación de música con otras disciplinas (música y pintura, música y literatura). Ésto no quita que no toque el Primer Concierto de Tchaikovsky, o las Brahms Paganini o una Sonata de Mozart. Trato de que al menos uno de mis programas anuales sea del repertorio tradicional y por supuesto, tengo muchos conciertos de piano y orquesta en dedos. Pero si puedo ver la manera de darles un enfoque más amplio o innovador, lo intento. Creo que el público pide nuevas motivaciones a la hora de ir a ver un concierto, que haya una lógica en la sucesión de obras.

En línea con esto, es la representante para la Organización de las Naciones Unidas de ONU SDSN-Youth y directora de su programa artistico Arts Twenty Thirty. ¿Cómo ha llegado a formar parte de estos proyectos?

Mi formación de artista y jurista creo que fue clave. Entendieron muy bien la combinación entre ambas facetas y que una y otra se complementan. Obviamente ahora estoy centrada en mi carrera como concertista la que sin duda, es a día de hoy, mi prioridad. Pero ello no quita que esté activamente involucrada en otras actividades. Creo que me enriquece a nivel personal y espero que el público perciba un compromiso social que le pueda inspirar a tomar acción también. 

En Arts Twenty Thirty entendemos esta dualidad como una ventaja por lo que damos las herramientas a los artistas para que expandan su formación en los Objetivos de Desarrollo Sostenible y en la Agenda 2030,  fomentemos la investigación en la interacción entre ODS y artes, y conectamos a los artistas con conferencias relacionadas con el desarrollo sostenible para que hablen y presenten su arte. Lo de hablar, creo que es esencial. En muchas de estas conferencias, se ven las artes como entretenimiento. Esta imagen ha de cambiar. Los artistas, por su creatividad, capacidad de comunicar y emocionar, por el potencial de la educación artística y las posibilidades de inclusión y diálogo que las artes generan no pueden servir únicamente para el entretenimiento, en mi opinión. Han de promover la reflexión e inspirar a la acción, siendo líderes. Por supuesto, ésto conlleva un trabajo extra, pero creo que merece la pena explorar esta ruta. 

Como pianista, ¿con quién inició su formación? Recapitulemos brevemente su trayectoria hasta la fecha.

Comencé a tocar el piano a los tres años, siguiendo los pasos de mi hermana. Mi primera formación fue entre Santiago y Madrid con profesores como Antonio Iglesias, Ramón Castromil, Manuel Carra, Alexander Gold y Marina Shamagian. Ya en estos primeros años tuve la oportunidad de ganar primeros premios internacionales en los Concurso Ciutat de Berga y en el Cidade do Fundao, además de poder tocar en el Conservatorio Tchaikovsky de Moscú o participar en los prestigiosos Cursos de Música en Compostela. A los quince años, ingresé en Real Conservatorio Superior de Música de Madrid con la profesora Elena Orobio. Realicé el Grado Superior en tres años y a los 18 me aceptaron en el Máster de la New York University donde estudié con José Ramón Méndez y comencé a impartir clases en esta universidad a los 19 años. Le estoy inmensamente agradecida tanto a Elena como a José Ramón pues han sido maestros fundamentales en mi formación y continúan siendo referencias. Además, durante los años del Grado Superior, las enseñanzas y tutela de la profesora Ana Guijarro fueron determinantes.  

Posteriormente, realicé a los 20 años un post-máster (Professional Studies Certificate) en la Manhattan School of Music con el profesor Solomon Mikowsky que amplié con un Advanced Certificate in Music and Music Education en New York University con el fin de expandir mis conocimientos en pedagogía musical. En la actualidad estoy terminando mi doctorado (Ph.D) en New York University. 

¿A quienes citaría como sus principales referentes e influencias?

Como referentes, por supuesto, todos mis profesores han sido una gran influencia. Además, pianistas como Josep Colom, Rosa Torres-Pardo, José Ramos Santana, Jeffrey Swann o Eduardus Halim suponen grandes inspiraciones. Durante estos años, he tenido la oportunidad de actuar en las tres salas de Carnegie Hall (incluyendo una colaboración con Yo-Yo Ma y músicos de la Filharmónica de Nueva York), el Lincoln Center, Steinway Hall, Di Menna Center, Tenri Cultural Institute, Balassi Center en Bruselas, el Auditorio Arturo Benedetti Michelangeli en Bolzano, entre otros, y he tenido la suerte de tocar en festivales tales como Summer Institute for Contemporary Performance and Practice en Boston, el Festival Internacional de Música de Segovia (MUSEG) que tuve la fortuna de inaugurar, Música en Compostela, entre otros, y de impartir masterclasses o charlas en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid,  Conservatorio Superior de Música de A Coruña, el Conservatorio de Calahorra, o el Conservatorio Manuel Peleteiro así como en New York University Undergraduate Collegium. Asimismo, organicé dos Festivales en Nueva York, dedicado a dos grandes compositores españoles en sus respectivos aniversarios: uno sobre Enrique Granados donde estrené en el Steinway Hall una reconstrucción en versión de quinteto del Concierto Patético (realizada por el compositor Sergi Casanelles), y otro este año sobre Joaquín Rodrigo con eventos en Hispanic Society, la Universidad de Harvard y el King Juan Carlos I of Spain Center. 

 

isabel perez dobarro orquesta

La mayor parte del año reside en Nueva York. Desde esa distancia, ¿qué diferencias sustanciales apuntaría acerca de la realidad de la música clásica en Europa y en Estados Unidos?

Las diferencias principales creo que son la relevancia del mecenazgo privado y la absoluta incorporación de la música, incluída la interpretación, en las universidades en los Estados Unidos, lo cual obviamente genera diferencias notables entre la escenas concertísticas de ambos lugares. 

El programa que presenta este lunes en el Café Comercial de Madrid, en el último concierto de The London Music Nights, junto a la mezzo-soprano Anna Tonna, es una buena muestra de su apuesta por recuperar el legado de mujeres compositoras. Háblenos un poco más del contenido de dicho concierto.

El concierto reúne obras de las dos primeras ediciones del proyecto Women in Music que realizo con Anna Tonna y donde contamos con la colaboración del Very Young Composers Program de la Filhármónica de Nueva York, New York Women Composers y la Asociación de Mujeres en la Música. La iniciativa establece un diálogo entre compositoras americanas y españolas, diálogo que expandiremos en los próximos años a otros países, presentando una perspectiva intergeneracional (compositoras históricas y contemporáneas, desde las niñas de 14 años del Very Young Composers Program hasta Marga Richter que supera los 90). La idea es descubrir y visibilizar la música de mujeres compositoras, que por desgracia, no se programan con tanta frecuencia como sus compañeros masculinos y crear referentes para los más jóvenes. 

En este concierto, se realiza una combinación del tema de igualdad de género en la música clásica con otros dos que tratamos en las anteriores ediciones de Women in Music: la sostenibilidad y la literatura (en este caso, Shakespeare/Cervantes). En cuanto a la sostenibilidad, presentamos tres obras: dos de Anne Phillips Why Faith Abides? and What are we doing to our World? y una de Sonia Megías. En las de Anne Phillips, la compositora reflexiona sobre la urgencia de tomar medidas contra el cambio climático enfatizando las nefastas consecuencias de la inacción. Por otro lado, Sonia Megías, en su Aria de Gea, pone voz a la propia Tierra que lamenta las agresiones que sufre por parte de los seres humanos en esta era del antropoceno. 

El resto de obras presentan a personajes femeninos tanto de la obra de Shakespeare como de Cervantes. Así Diana Pérez Custodio, reivindica el papel de Preciosa en La Gitanilla, quien defiende su libertad para enamorarse como quiere frente a los condicionantes de la época. Mary-Ann Joyce presenta a Lady Macbeth, en una obra muy descriptiva. Por último, Alexa Babakhanian da voz a las Damas del Quijote, presentando sus frustraciones y deseos, contextualizándolas tanto en la obra de Cervantes como en su época. 

Las obras que tocaré sola, Sansueña de Mercedes Zavala y Ser y Tiempo de Consuelo Díez evocan lugares. En el caso de Sansueña, dice la autora que se representa "una España soñada, lejana, anhelada o incluso abominada desde la distancia." Por otro lado, Sein und Zeit se relaciona la estancia de Cervantes en Italia. 

¿Cuáles son, a su juicio, los principales retos para lograr una justa representación del papel de la mujer en la música clásica? ¿Y cómo podrían afrontarse?

Es fundamental, en primer lugar, que se conozcan. Para ello hay que promocionar proyectos de investigación sobre compositoras pero también asegurarse de que las compositoras históricas y contemporáneas están adecuadamente representadas en los planes de estudio en los conservatorios, tanto en el ámbito teórico como el de la interpretación. En este sentido, la labor desarrollada por la Asociación Mujeres en la Música a través de su program Música de Mujeres en las Aulas es encomiable. Se debería exigir, al menos, una compositora en las pruebas de acceso y en los exámenes. Asimismo, los concursos deberían fomentar que los candidatos incluyeran obras de mujeres en sus programas. Si en los requisitos mínimos no se exige que haya al menos una mujer compositora, los alumnos no tendrán el incentivo para estudiar una obra compuesta por una mujer, pues bastante ocupados están con el programa oficial. 

La segunda parte es, la programación. Los programadores han de incluir obras de mujeres tanto en festivales como en temporadas de orquesta y ciclos de cámara. No es tanto una cuestión de cuota, como de visibilización, permitiendo terminar con estereotipos que tradicionalmente asocian la composición a la figura del hombre. Dichos estereotipos surgen de una manera inconsciente o por puro desconocimiento. A través de la visibilización, nos aseguramos que las nuevas generaciones conozcan a referentes femininos en el ámbito de la composición y se interesen por seguir sus pasos. Esa es la idea de nuestra colaboración en Women in Music con el Very Young Composers Program de la Filharmónica de Nueva York: poner en contacto a niñas que han mostrado un interés por la composición con referentes ya muy establecidos, para que sean su inspiración. 

Tras este concierto en Madrid, ¿cuál es son sus próximos proyectos? Háblenos de su agenda por venir, a corto y medio plazo

Justo después del concierto del día 10, clausuraré unas jornadas sobre arte y sostenibilidad en la Bilblioteca Laurenciana Medicea de Florencia. Continuaré en los siguientes días con la producción de mi primer disco junto al fantástico chelista Antonio Martín Acevedo para el sello Orpheus Classical. Un trabajo titulado Instants, que esperamos lanzar este otoño. En él tocamos Adagios desde Bach hasta nuestros días, buscando que el oyente encuentre un instante de reflexión y tranquilidad en un mundo tan ajetreado como el de hoy en día. Posteriormente hablaré en una conferencia en Washington y realizaré un concierto en Santiago de Compostela sobre mujeres compositoras gallegas, homenaje a otras artistas también, como la poetisa Rosalía de Castro o la pintora Maruja Mallo, que sirvieron  de inspiración para las obras. 

Además, a finales de este mes presentaré una conferencia recital en la World PIano Conference del World Piano Teachers Association en Novi Sad, en Serbia, sobre mujeres compositoras. Y este mismo año realizaré también dos conciertos en homenaje a Clara Schumann conmemorando el 200 aniversario de su nacimiento. Y para el otoño tengo un concierto en Roma, una intervención ONU Ginebra, y un programa de música española, desde Granados y Albéniz hasta nuestros días que tocaré en Nueva York.