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La soprano Kathryn Lewek pide ayuda para que los críticos dejen de hablar del físico de los cantantes

A través de sus distintas redes sociales, la soprano Kathryn Lewek nos ha venido a recordar, apuntando en concreto hacia los críticos musicales, un hecho que por desgracia aún hoy no termina de estar superado: la talla o tamaño de un cantante no debería ser cuestión de comentario en una crítica; del mismo modo que sucede con el género, la raza, la religión o la orientación sexual a la hora de desarrollar una persona su profesión.

La estadounidense, quien cantó La flauta mágica el año pasado en Peralada y en la próxima temporada participará en Orlando, de Haendel, en el Auditorio Nacional, además de cantar en prestigiosos teatros del mundo como el Metropolitan de Nueva York, el Champs-Elysées de París, o la Bayerisches Staatsoper de Múnich, ha redactado una serie de posts en los que pone de manifiesto su compromiso con la música y su trabajo a la hora de haber decidido ser madre y cómo los críticos de música han recibido su nueva figura sobre los escenarios tras dar a luz de manera "vergonzosa".

Así, bajo estas palabras: "Opera singers are often the targets of #harrassment, #bodyshaming and #fatshaming from #operacritics. This must stop. #timesup on on these juvenile bullies. I will also post this on Instagram and Twitter. Please share and join the discussion. Spread the word! #shameoncritics" ("Los cantantes de ópera son a menudo el blanco de acoso, #avergonzarporlafigura y #vergonzarporestargordo de los #críticosdeópera. Esto tiene que parar. Se acabó el tiempo para estos matones juveniles. También compartiré esto en Instagram y Twitter. Por favor comparte y únete a la discusión. ¡Difunde la palabra! Vergüenza de críticos".)

Más adelante, la cantante narra como decidió empezar a ensayar La flauta mágica en el Met de Nueva York, cuyas funciones tenía comprometidas para una semana después de haber dado a luz a su hija. De hecho, el médico le dió permiso para realizar su actividad habitual, tan sólo un día después del parto. Lewek cuenta cómo ha tenido que adaptar su nueva vida a su trabajo, los sacrificios y el esfuerzo que le ha supuesto, aportando imágenes de cómo daba de mamar a su pequeña entre escena y escena de La flauta mágica, o cómo ha viajado con ella a través de ocho paises diferentes. Todo ello, para afirmar que sabía de la crueldad de las comunicaciones tecnológicas y de la gente que escribe en redes sociales, pero que no esperaba el mismo trato de los críticos "las personas supuestamente altamente educadas y cultas en las que confiamos para discutir y criticar el arte en su forma más elevada".

Tras hacerlo público, dice haber sabido de muchas más historias terribles como las suyas. "Estoy tan disgustada por ello". Termina añadiendo que está decidida a escribir al editor de cualquier publicación que publique palabras degradantes e hirientes por parte de un periodista, esperando que el resto haga lo mismo, uniéndose a ella contra el ataque por el estado físico que sufre la comunidad operística.

Foto: Kathryn Lewek web.