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Poner en valor

Madrid. 13/03/21. Teatro de la Zarzuela. Obras de Arrieta, Lavilla, Gorriti y Leoz. Sabina Puértolas, soprano. Maite Beaumont, mezzosoprano. José Luis Sola, tenor. Rubén Fernández Aguirre, piano.

Lo hablaba hace unos días con el profesor Emilio Casares, padre de la musicología en España: hay que poner en valor la función que un teatro público, como es el Teatro de la Zarzuela, tiene en nuestra sociedad. Que ha de tener, en cualquiera de sus circunstancias. Hoy, incluso, más que nunca. Fomentar el conocimiento, procurar y provocar el pensamiento (algo que hemos de cuidar también la crítica, por cierto). Crear ciudadanos y entregarnos a nosotros mismos nuestras raíces, mostrándonos nuestro presente y abriendo un camino hacia nuestro futuro. Elevarnos, por lo demás, con nuestro acervo y nuestro arte. 

La Zarzuela, desde los años de Paolo Pinamonti y ahora más que nunca, con Daniel Bianco al frente, está explotando una de esas vertebraciones necesarias que le confieren su propia razón de ser: no abandonar nuestro legado, recuperándolo a oídos modernos. Hay que poner en valor cómo en la calle Jovellanos se ponen en valor las auténticas gemas del repertorio lírico español. En una misma semana, entre sus paredes se han rescatado Las Calatravas (80 años sin escucharse en un escenario), obras de ocho compositoras olvidadas, se han estrenado y regresado a otras tantas, con música de cámara y, por si fuera poco, se han estrenado varias canciones de Emilio Arrieta, además de interpretarse fragmentos de cinco de sus obras líricas.

Estas últimas son las que protagonizaron la velada que aquí se reseña, con Rubén Fernández Aguirre no sólo al piano, sino como artífice y responsable de la misma. Gracias a sus ávidas manos ha sido posible interpretar las piezas que comento: Dos coronas, El capitán Negro, San Franco de Sena, Marina y La conquista do Granata, así como estrenar dos canciones: Il Desiderio, con texto de Felice Romani (libretista de Rossini, Donizetti, Bellini, Mayr, Mercadante...) y La niña sola, completada este 2021 por el compositor Carlos Imaz. La encargada de ponerles voz fue la soprano Sabina Puértolas, de timbre luminoso y de extraordinaria presencia escénica, desenvuelta y vivaracha, dotando del justo dramatismo a cada pieza cantada. Juntos, preparan la publicación de un disco / programa con la integral de canciones del compositor.

Brilló también Puértolas en las obras de Arrieta, tan de corte italiano, junto a Maite Beaumont en Vaya al diablo la mogigata, de San Franco de Sena, así como en el Terceto de Dos Coronas, sumándose José Luis Sola. La voz de Beaumont empastó especialmente bien con la de la soprano, mostrando química conjunta sobre el escenario, como han demostrado recientemente, además, en su buen hacer con la zarzuela barroca Júpiter y Semele, de Literes. Dos formas distintas de acercarse al pathos de las obras interpretadas, que arrojaron excelentes resultados. Por su parte, Sola apareció sobre el escenario mirando las partituras correspondientes, en todo momento. Su voz se desplegó timbrada, desenvuelta en el agudo, pero, aunque no tuviera por qué ser así, dio cierta sensación de inseguridad ante músicas desconocidas. Más aún en las obras de la primera parte, de Felipe Gorriti, quien busca cierta sonoridad organística, con una escritura que se hizo bastante sobria. Para que Sola pudiera haber mostrado sus cualidades, quizá hubiera sido mejor cambiar la musicológicamente curiosa Meditación religiosa por un Costas de Levante, o similar, de mayor empatía con el oyente.

El programa se completó con las armonizaciones de Felix Lavilla sobre versos populares y de autores como Lope de Vega y Miguel de Fuenllana, cantadas con primor por Beaumont, de un bellísimo timbre en colores pastel, así como con una selección de canciones de Jesús García Leoz, a cargo de Sabina Puértolas, de nuevo interpretadas con cercanía, todo siempre con el piano de Rubén Fernández Aguirre buscando el drama, el patetismo necesario en cada una de las piezas, en una noche que sirvió no sólo de homenaje a Arrieta en el 200 aniversario de su nacimiento, sino a Navarra como cuna de tanta buena música.