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Lara Chaves y Alberto Frías: "Necesitamos más risas en este mundo de locos"
Tanto Alberto Frías como Lara Chaves llevan tiempo vinculados al mundo de la zarzuela. Ambos han participado, de hecho, en numerosas producciones de nuestro género lírico y ambos reivindican precisamente las figuras de la tiple y el tenor cómicos. Actualmente, podemos verles en el montaje de El bateo y La revoltosa en el Teatro de la Zarzuela, además de estar de gira con el espectáculo Por la calle de la zarzuela.
¿Qué nos pueden contar sobre su trabajo en estas producciones?
Alberto Frías: El Teatro de la Zarzuela es como nuestro hogar, y trabajamos con la tranquilidad de saber que todo lo que allí sucede se realiza con los mejores profesionales posibles. Tenemos la suerte de estar rodeados de compañeros y compañeras de primer nivel, y siempre disfrutamos de hacer género chico. Además, en Por la calle de la zarzuela, que ahora comenzamos a girar, reivindicamos mucho a esas figuras que fueron tan importantes en la historia del género. Realizamos un recorrido por las piezas más icónicas de la zarzuela grande, el género chico y la revista madrileña, celebrando su legado y su relevancia en la cultura española.
Lara Chaves: Para mí el Teatro de la Zarzuela es un espacio de ilusión y evolución profesional. En esta, mi octava producción ya, y desde que participé en mi primer proyecto, donde comenzó este amor por el género, he experimentado una verdadera dedicación y pasión por este teatro y por las historias que se cuentan y se cantan. Ahora, la oportunidad de trabajar en estos sainetes líricos, repletos de vida y con compañeros de lujo, está siendo un verdadero placer.
Por la calle de la zarzuela es una fantasía creada por Alberto, uno de los mejores directores de este país, donde trabajamos de manera directa y sin rodeos estas dos figuras, dándoles el lugar y la gracia que merecen al contar las historias más hermosas de Madrid. Nos encanta ser esa pareja cómica que hace felices a un público tan entregado.
En este programa doble, ambas obras se definen como sainetes, un género teatral marcadamente cómico y popular. ¿Hasta qué punto es este género de importancia sustancial para la historia del género lírico español?
A.F: Sin el género chico o el sainete no podríamos concebir la zarzuela tal como la conocemos hoy. Compositores como Chueca, Chapí o Bretón revolucionaron la forma de contar historias, sintonizando con las inquietudes de la sociedad y creando para el público. La zarzuela se distingue de la ópera precisamente porque escucha y responde a su audiencia, reflejando la vida cotidiana y los problemas del pueblo. Este enfoque popular ha sido fundamental en la evolución del género lírico español, permitiendo que la zarzuela se convierta en un medio poderoso de crítica social y entretenimiento.
L.C: Adoro los sainetes líricos por todo lo que aportan y cuentan en poco tiempo. Lo que entendemos como género chico se refiere a su duración, no a sus vivarachos e histriónicos personajes, donde las situaciones dramáticas se trasladan y se trabajan de forma tan divertida. Este doble programa es una oportunidad para ver algo grandioso y bien hilvanado en dos zarzuelas cuya duración es de aproximadamente una hora cada una. El público disfruta al máximo y siempre queda con ganas de más. Para nosotros, la entrega y la diversión son tales que nos encantaría que durasen el doble. Son muy necesarios estos sainetes líricos cómicos, tan divertidos para nuestra actualidad y para las generaciones futuras. Necesitamos más risas en este mundo de locos.
En la historia de la zarzuela, como género musical, se consolidaron algunas vocalidades que hoy en día están bastante desdibujadas con el paso de las décadas. ¿Cómo caracterizarían ambas vocalidades?
A.F: Nosotros reivindicamos estas figuras y vocalidades. En la actualidad, con el auge de los musicales americanos, nos sorprende ver cómo un actor o actriz puede cantar, bailar y actuar. Y sin embargo, en España contamos con estas figuras desde hace mucho tiempo. Eran esenciales en la concepción de la obra, actuando como catalizadores de la risa y la emoción. En cada zarzuela había una pareja cómica que aligeraba la trama y conectaba con el espectador a través de bromas, chascarrillos y piezas musicales escritas específicamente para ellos. Sus voces eran brillantes, ágiles y con una gran facilidad para la comedia, lo que les permitía destacar en un escenario donde la interacción con el público era crucial.
L.C: El personaje cómico es el encargado de llenar de humor y comicidad cada historia, en contraste con el drama o la seriedad del momento. La tiple se caracteriza por ser un personaje muy vivo, lleno de gracia, interpretado en su mayoría por actrices cantantes. La importancia de la voz hablada y cantada es esencial para el ritmo rápido y la agilidad de las obras.
"SOMOS LOS ACTORES DE LOS CANTANTES Y LOS CANTANTES DE LOS ACTORES. NOS ENCONTRAMOS EN UNA ESPECIE DE TIERRA DE NADIE"
¿Cuáles son los principales roles que podríamos asociar a estos dos tipos vocales en el caso de la zarzuela? ¿Con qué otro tipo de vocalidad se podrían asemejar, tanto el tenor cómico como la tiple cómica, en otras tradiciones líricas fuera de nuestro país?
A.F: Muchos piensan que el tenor cómico se limita a personajes como Moniquito (La rosa del azafrán), Capó (La del manojo de rosas) o Jeremías (El rey que rabió), pero también se incluyen a Lamparilla (El barberillo de Lavapiés), Guseppini (El dúo de La africana), Cardona (Doña Francisquita), Tomillo (La bruja) e incluso a Wamba (El bateo). Cada uno es único, pero a menudo se olvida su relevancia en los montajes actuales, donde se buscan tenores o barítonos con una excelente formación lírica, pero a veces faltos de peso interpretativo.
L.C: Hay tantos personajes característicos que me vienen a la mente, tan bien escritos y dibujados, como Pepa y Manuela de Agua, azucarillos y aguardiente, la tía Antonia de La verbena de la Paloma, Catalina de La rosa del azafrán y ese dúo tan maravilloso de ‘La mazurca del paraguas’ de El año pasado por agua. Estos personajes son tan vivos y pizpiretos que logran una perfecta unión entre la parte actoral y la cantada, siendo un buen ejemplo de lo que debe ser el tenor cómico y la tiple cómica.
En cuanto a sus equivalencias en el mundo lírico fuera de nuestro género, podríamos mencionar a la soubrette en la ópera bufa italiana, un personaje que se burla de los más serios, o a la comédienne légère en la opereta vienesa, que participa en escenas de enredo. También están los roles de supporting female comic en los musicales estadounidenses, que se asemejan a la tiple en su capacidad de conectar con el público a través de la comicidad y la ternura.
Por rendir homenaje a las generaciones precedentes, ¿a quiénes citarían como verdaderos maestros o artistas icónicos?
A.F: Mis referentes son Bonifacio Pinedo, Manolo Rodríguez, Emilio Mesejo, Antonio Palacios, Rafael Díaz y Segundo García, quienes sentaron las bases del género. También admiro a toda la familia Castejón, con quienes he tenido la suerte de ver trabajar de cerca. Estos artistas no solo fueron intérpretes, sino que también contribuyeron a la creación y evolución de la zarzuela, dejando un legado que sigue inspirando a nuevas generaciones. En la actualidad, no puedo dejar de mencionar a Ángel Ruiz.
L.C: Mis referentes incluyen a Luisa Vela, una de las primeras grandes tiples del género chico, y la gran Celia Gámez, a quien asociamos más con la revista musical, pero que dejó una profunda huella en las intérpretes de zarzuela. También reconozco a Pepita Embil y a muchas otras grandes figuras que nos han dejado momentos icónicos. Yo me las estudio a todas.
"LA TIPLE CÓMICA NO HA MUERTO; NECESITA SER RESCATADA, REINVENTADA Y DEFENDIDA"
¿Creen que estas dos vocalidades, la tiple cómica y el tenor cómico, están en riesgo de desaparecer? ¿Se debería vertebrar algún tipo de esfuerzo para sostener su pervivencia? Tengo la sensación de que a veces se mira a este tipo de vocalidades y roles como por encima del hombro, como si fueran de segunda clase frente a los roles principales, de más empaque vocal. ¿Tienen esa impresión?
A.F: Por supuesto, si las instituciones líricas en España no se comprometen a recuperar estas figuras, están destinadas a desaparecer. Es necesario fomentar una mayor memoria cultural y respeto hacia estas vocalidades, que han sido fundamentales en la historia de la zarzuela. No creo que una soprano que canta Tosca deba ocupar estos papeles, ya que cada rol tiene su propia importancia y esencia. Hay quienes queremos hacer estos papeles, y nuestro trabajo es sostener el peso de la comedia. Siempre digo que somos los actores de los cantantes y los cantantes de los actores. Nos encontramos en una especie de tierra de nadie, y hay diferencias significativas entre los roles de mayor empaque vocal, como si nuestro trabajo no tuviera el mismo valor. Es esencial valorar y preservar estas vocalidades para mantener la riqueza y diversidad del patrimonio lírico español.
L.C: Pienso que la figura de la tiple cómica está en riesgo de desaparecer. Teniendo en cuenta que la zarzuela no ocupa el mismo lugar que en los siglos XIX y XX, se tiende a reciclar los clásicos y no producir nuevas zarzuelas. Las escuelas líricas se enfocan más en la ópera, y las escuelas de arte dramático pasan muy por encima la transmisión del conocimiento de nuestro género lírico por excelencia. Sin embargo, esta renovación en producciones contemporáneas está acercando a actrices y cantantes a este género, dándole un aire fresco, renovado, más feminista y actual a esta figura.
En mi caso, con mi formación actoral en la ESAD Málaga en la modalidad musical y mi posterior formación vocal, ahora más que nunca dirigida a la lírica, uno de mis objetivos profesionales es lograr que la tiple esté en auge y podamos elevar esta figura más que nunca. La tiple cómica no ha muerto; necesita ser rescatada, reinventada y defendida. Como figura, representa algo muy valioso: el humor con una frescura innata, la astucia femenina y la cercanía con el público. Si la cultura y los creadores la dejan morir, sería una gran pérdida. Pero si la hacemos evolucionar, puede seguir brillando e incluso con más fuerza que nunca.
Fotos: © Nelson Pará