12 Giulio Cesare in Egitto c Rafa Martín 1

SUBLIMACIÓN HAENDELIANA

Madrid. 23/05/21. Auditorio Nacional. CNDM: Ciclo Universo Barroco. Haendel: Giulio Cesare in Egitto, versión de 1725. Emöke Baráth (Cleopatra). Beth Taylor (Cornelia). Carlo Vistoli (Giulio Cesare). Carlos Mena (Tolomeo). Juan Sancho (Sesto / Pompeo). José Antonio López (Achilla). La Cetra Barockorchester Basel. Versión concierto. Andrea Marcon, director musical.

Se estrena en España, con un elenco suntuoso, la segunda versión de la ópera Giulio Cesare in Egitto de Georg Friedrich Haendel. Firmada por el compositor en 1725, incluye cuatro arias más y un cambio de tesitura en el papel de Sesto, que evolucionó de mezzosoprano a tenor. La soprano húngara Emöke Baráth y el contratenor italiano Carlo Vistoli lideraron un cast de ensueño, que estuvo cerca de la sublimación haendeliana.

Carlo Vistoli entró pisando fuerte. Empio, dirò, tu sei fue una exhibición de técnica y fiato. Realizó unas variaciones difíciles y únicas en todos los da capo, como la cadencia final de Va tacito e nascosto, que sorprendió por su duración y exquisita afinación, aún en la máxima soledad del cantante. Las agilidades de Al lampo dell’armi fueron de otro planeta. Velocidad, precisión y fuerza caracterizaron su lectura de Cesare. Aunque gustó más en las arias victoriosas, Aure deh per pieta fue también sentida e impecable. En oposición, Emöke Baráth brilló en las arias lentas. Piangerò la sorte mia fue lo mejor de su interpretación; sensibilidad, gusto y un control dinámico preciso convirtieron este tristísimo lamento en un momento íntimo, galardonado con la mayor ovación de la tarde. ¡Fue merecido! Asimismo, gracilidad y seducción colorearon V’adoro pupille y Non disperar, chi sa?, arias en las que vocalmente estuvo pulcra, aunque no tan expresiva. El dúo final Caro! Bella! Più amabile beltà fue el broche de oro a una función en la que los protagonistas rozaron la absoluta perfección.

Por su parte, la Cornelia de Beth Taylor fue vibrante. Despuntó en expresividad y línea. Desde Priva son d’ogni conforto dejó claro su credo: la música es emoción. Muy de la mano de la “Teoría de los afectos”, Taylor sabía lo que cantaba en cada momento, dijo cada palabra desde lo más profundo de su alma y apostó por estremecer los corazones de los allí presentes. ¡Ojalá todos cantaran así! El contratenor Carlos Mena estuvo pletórico en los recitativos. Su Tolomeo estuvo más controlado expresivamente en las arias, que pasaron más desapercibidas. Paladeó el italiano en todo momento y sorprendió con su hilo irrompible de coloratura rápida en L’empio, sleale, indegno.

José Antonio López fue un Achilla espectacular. ¡Su elegante fraseo destacó sobremanera! Dal fulgor di questa spadaSe a me non sei crudele y Tu sei il cor di questo core fueron una delicia de inicio a término. Su presencia escénica sólida y su seguridad fueron también remarcables. De resultados más inferiores resultó el tenor sevillano Juan Sancho. Correcto en el papel de Sesto, fluctuó entre la excelencia y la mediocridad. Svegliatevi nel cor y L’angue offeso mai riposa fueron sus mejores arias, especialmente esta última, donde demostró gran pasión y muy buena coloratura. Es una verdadera lástima que sus agudos no estén técnicamente resueltos, ya que posee un instrumento interesante y asaz bello.

La Cetra Barockorchester Basel, bajo la dirección de Andrea Marcon, acompañó a los solistas a las mil maravillas. La incansable energía de los miembros de la orquesta y el dulcísimo fraseo, que no descuidaron ni un  solo segundo, pusieron en pie al público. Mérito este del compositor y de todos los músicos allí presentes que, sin excepción, dieron todo por y para la música. ¡Triunfo de Marcon! ¡Triunfo de Haendel! ¡Triunfo del barroco! 

Foto: Rafa García / CNDM.