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Triunfo del barroco en Bayreuth

Sobre los tres últimos días de la II edición del Bayreuth Baroque Festival 2021

Bayreuth, antes barroco que Wagneriano

Bayreuth es la capital de la Alta Franconia alemana, dentro del länder de Baviera. Antes de ser célebremente conocida por ser la ciudad elegida por Richard Wagner para fundar su Festival y mandar construir el famoso Festspielhaus, Bayreuth era ya conocida por su corte barroca y por su fantástico teatro: el Markgräfliches Opernhaus. Construido entre los años 1744 y 1748 y decorado en su interior de manera fastuosa por el pintor, escenógrafo y arquitecto italiano Giuseppe Galli da Bibiena (Parma, 1696-Berlín 1757) junto a su hijo Carlo. Fue mandado construir por la Princesa de Prusia y Margravina (del alemán Markgräfin que correspondería a Marquesa en español) Guillermina de Prusia, hermana favorita de Federico el Grande de Prusia y casada con Federico III Margrave de Brandeburgo-Bayreuth. La construcción de esta maravilla barroca de aires rococó fue finalizada en 1748 y estrenada con la efeméride de la boda de la única hija de la Margravina, la princesa Isabel Federica Sofía de Brandeburgo-Bayreuth con Carlos Eugenio de Wutenberg. El estreno del teatro se celebro con todos los fastos imaginables de la época y la primera ópera que allí se vio fue Il trionfo d’Ezio con árias y música del compositor más famoso de la época: J. A. Hasse, de quien también se vio en los fastos de clausura de las nupcias la ópera Artaserse

El teatro atrajo la curiosidad del compositor Richard Wagner quien lo visitó en 1871 por invitación del director musical Hans Richter, para ver si entraba dentro de la idea del compositor para llevar a escena sus óperas. En el Markgräfliches Opernhaus se escenificó un Tannhäuser en 1860 por la celebración de los cincuenta años de la anexión de Franconia en el reino de Baviera. Wagner no quedó convencido por la fuerte personalidad rococó del teatro pero sí encontró en la localidad de Bayreuth y su entorno verde y natural el lugar ideal donde finalmente construiría su Festspielhaus, en la llamada Grüne Hügel (Colina Verde). La primera piedra del nuevo teatro de Wagner se puso un 22 de mayo de 1872, el día que el compositor cumplía cincuenta y nueve años. Para tal acontecimiento el propio Wagner dirigió la 9ª sinfonía de Beethoven en el Markgräfliches Opernhaus, el resto es ya historia de la ópera.

El teatro barroco de Bayreuth ha tenido la suerte de conservarse prácticamente idéntico desde su inauguración, sin sufrir incendios ni bombardeos durante la II Guerra Mundial, por lo que es único en su género y está considerado uno de los poquísimos teatros barrocos originales mejor conservados del mundo. Desde el año 2012 la UNESCO lo nombró patrimonio cultural de la humanidad. Restaurado y reparado entre los años 2013-2018 vuelve a brillar como una joya barroca y es en sí mismo una escenografía rococó de la que es imposible no caer maravillado por su dorados, volutas y horror vacui omnipresente. Muchas de las escenas de la película Farinelli  (Gérard Corbiau, 1994), se rodaron en su interior antes de la restauración.

Desde el año 2020, en plena pandemia mundial por el Covid19, el teatro es la sede el Bayreuth Baroque Festival, con la dirección artística del contratenor, empresario y copropietario de la productora Parnassus, el croata Max Emanuel Cencic.

 

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El alma de Orliński

Anima Aeterna

Recital de Jakub Józef Orliński

Bayreuth 10/09/21. Markgräfliches Opernhaus Bayreuth. Obras de J. K. Dolar, G. R. Der Jüngere, A. Lotti, F. B. Conti, F. A. De Almeida, G. M. Schiassi, B. Galuppi, B. Nucci, A. Vivaldi, G. A. Brescianello, J. J. Fux, D. Perez y G. F. Haendel. Armonia Atenea. Dir. musical: Francesco Corti. Jakub Józef Orliński, contratenor. 

Recital inédito el ofrecido por el polaco y star-contratenor Orliński. Cantó diez piezas de varios compositores en un programa extraído de su nuevo trabajo discográfico, todavía inédito en la fecha del recital, Anima Aeterna (Erato 2021). Un recital centrado en música sacra y motetes del siglo XVIII, con autores en su mayoría desconocidos entre los que llamó la atención el Gratias agimus tibi de la Messa a 5 voci del compositor napolitano de origen español Davide Perez (1771-1778). 

El polaco se mostró con su habitual desparpajo escénico, con partitura en mano acompañado por unos excelsos Il pomo d’Oro con la espléndida dirección de Francesco Corti. Orliński presentó sus cualidades vocales, sin tener una voz especialmente bella, por color o timbre, destacó por saber adaptarse al carácter sacro y trascendental de las piezas, mostrándose musical y sensible, con un fiato correcto y una dicción ajustada. Seductor y trascendente enamoró con su lectura del Giusto Dio del portugués Francisco António de Almeida, luciendo legato y fraseo cuidado e imbricado con las excelencias instrumentales de Il pomo d’Oro. Por contraste en las piezas de carácter más exigente a nivel técnico como en el aria A che si serbano, del motete Maria Vergine al Calvario de Gaetano Maria Schiassi, la voz perdió esmalte y proyección, con una coloratura sin brillo aunque eficaz. Esa fue la tónica de un programa donde la principal virtud fue la de disfrutar de un repertorio prácticamente inédito y un conjunto instrumental de primera calidad.

 

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Fagioli: Veni, Vidi, Vinci.

Vinci Gala. Recital de Franco Fagioli

Bayreuth 11/09/21. Markgräfliches Opernhaus Bayreuth. Obras de Leonardo Vinci. Armonia Atenea. Dir. musical: Georges Petrou. Franco Fagioli, contratenor. 

De auténtica fiesta vocal se pudo denominar el espectacular recital basado en óperas de Leonardo Vinci y protagonizado por un Franco Fagioli en estado de gracia. El público asistente y amante del barroco se extasió con la simple observación del no menos impresionante teatro del Markgräfliches Opernhaus, que por mucho que uno no quiera no solo distrae a la vista sino que se convierte en un seductor viaje en el tiempo que envuelve al espectador y lo traslada ipso facto a la que fuera la corte barroca de un Bayreuth pretérito. Uno de los musts del Festival el tener esta fantástica joya barroca-arquitectónica como sede.

El inicio del programa con la Sinfonia de la Semiramide riconosciuta de Vinci puso ya sobre aviso del acontecimiento musical de la velada. Una esplendida Armonia Atenea bajo la chispeante dirección de Georges Petrou mostró las cualidades de este compositor en plena renaissance de repertorio. Música exuberante, teatral y adictiva, con una orquestación rica, colorista y que necesita de unos tempi brillantes y contrastados que no pudieron tener mejores embajadores. 

Franco Fagioli apareció aparentemente tranquilo y seguro en su primera aria, la descriptiva y hermosa Quell’usignolo che innamorato de la ópera Gismondo, re di Polonia. Aquí las cualidades del contratenor argentino ya hicieron gala a placer: control del aire, técnica virtuosa, trinos, legato, coloraturas, variaciones y da capo fantasiosos, cambios de color sin perder homogeneidad tímbrica, en resumen un despliegue de medios y de artificialidad vocal solo al alcance de un artista en el cúlmen de su arte.

Siguió con un aria del Artaserse: Fra cento affanni e cento, donde los contrastes de tempi, la musicalidad a flor de labio y una técnica impecable en la exigente coloratura volvieron a mostrar a Fagioli en su mejor versión. Armonia Atenea vibró y respiró con el argentino en otra muestra de compenetración y musicalidad a raudales. 

En las dos piezas instrumentales que sirvieron de descanso al contratenor, pues el programa fue de una exigencia y desgaste considerable, se lució Armonia Atenea con los Concerti grossi op. 3 nº 1 y nº 2 de G. F. Händel. Los dos oboes, el fagot, los chelos, los violines, las violas, el clave, los dos contrabajos y la tiorba dieron una lección de estilo, expresión y virtuosismo técnico con un sonido siempre orgánico, colorista y lleno de expresión, un gozo instrumental.

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En la segunda parte Fagioli inició y acabó el recital con dos de las mejores arias del programa: Sento due fiamme in petto de la ópera Medo, estrenada en su día por Farinelli en Parma en 1728. Aquí el argentino comenzó con una nota alargada y mantenida en el aire por casi viente segundos y consiguió recrear aquella magia flotante del barroco que lo hace único. Aquí el solo con oboe obbligato brilló incidiendo en la belleza de la melodía y a la altura de la exigencia técnica, un tour de force musical solo al alcance de los mejores instrumentistas y solistas vocales. 

El cierre del recital fue con la icónica Vo soltando un mar crudele, de la ópera Artaserse, un detalle por parte del argentino por lo que significó en su día ese Arbace con el que muchos descubrieron a este virtuoso del barroco. Por cierto un aria que en su versión Youtube tiene más de un millón y medio de visionados, grabada desde esa producción ya mítica donde Fagioli a las órdenes de Diego Fasolis compartió un reparto de campanillas con Cencic, Jaroussky, Sabadus, Sancho y Mynenko, con el Concerto Köln y grabado en DVD desde la ópera de Nancy-Lorraine en 2012.

Lejos de demostrar cansancio debido a lo exigente de cantar en programa ocho endiabladas y difíciles arias de ópera, Fagioli dio muestras de su generosidad y seguridad pues regaló dos arias del Händel más exigente: un hermoso y pirotécnico Sento brillar de Il pastor Fido, y la siempre subyugante Scherza infida del Ariodante.

Las ovaciones del un público rendido ante tal alarde de virtuosismo vocal, en la estela de los castratti de la época barroca, hizo que Fagioli todavía se animara a repetir la parte final del aria Vo solcando de nuevo, aunque no se entendiera en la parte conclusiva con Petrou. El triunfo fue absoluto, merecido e inolvidable.

En el canal Arte en español este recital está disponible por tiempo limitado hasta el 11 de octubre.Un imperdible total.

 

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Pirotécnia y fantasia vocal barroca

Polifemo

Ópera en versión de concierto de Nicola Antonio Porpora

Bayreuth 12/09/21. Markgräfliches Opernhaus Bayreuth. N. A. Porpora: Polifemo

Yuriy Mynenko (Aci). Max Emanuel Cencic (Ulisse). Pavel Kudinov (Polifemo). Julia Lezhneva (Galatea). Rinat Moriah (Nerea). Sonja Runje (Calipso). Coro del Bayreuth Opera Festival. Armonia Atenea. Geroges petrou, dirección musical. 

Fin de fiesta de la II edición del Bayreuth Baroque Opera Festival con esta maravillosa ópera de Porpora. 

Una ópera seria que supuso el broche dorado para finalizar el que se podría denominar el Festival de los contratenores. Después de los recitales de Orinski y Fagioli, aquí se presentaron los contratenores, Yuriy Mynenko como Aci y Max Emanuel Cencic como Ulisse, ambos expertos y de dilatada y reconocida carrera.

Fue Porpora un duro rival para Händel en Londres y con Polifemo (King's Theatre, 1735), consiguió reunir a tres astros de la época como fueron Senesino (el primer Ulisse), Farinelli (el primer Aci) y la soprano Francesca Cuzzoni (primera Galatea). Porpora además de ilustre compositor, fue un reconocido maestro de canto en el Conservatorio San Onofrio de Nápoles donde tuvo a castratti tan famosos como Farinelli o Caffarelli como alumnos.

Se dice que las ópera de Porpora son un reclamo para los cantantes, centrada su música en la búsqueda del virtuosismo vocal por encima de la profundidad dramática del libreto que sí buscó más en sus composiciones su famoso rival G. F. Händel. 

Es cierto que el libreto de Paolo Antonio Rolli no destaca y sí la imaginativa ornamentación y exigencia virtuosista de la escritura de Porpora quien demanda un canto siempre difícil técnicamente a la búsqueda de la espectacularidad y la pirotecnia del solista.

Brilló por medios propios y calidad la Galatea, exquisita, soberana y dominadora vocal de la soprano Julia Lezhneva. Demostró estar en una gran estado de forma, sus agudos afilados y cristalinos, su coloratura precisa y endiabladamente rápida con unos tempi de verdadero vértigo sumado a unos da capo y unas cadenza filigranescas dejaron al público perplejo. Lezhneva no solo sentó cátedra en las arias di bravura sino también en las melancólicas, donde su fraseo, respiración y profundidad expresiva enamoraron a la ausencia convirtiéndola en la verdadera reina femenina de la ópera.

Le siguió a la zaga el Aci del contratenor ruso Yuriy  Mynenko, poseedor en su rol del aria más famosa de la ópera, la icónica Alto Giove, usada de manera efectista y cinematográfica por Corbiau en su film Farinelli donde la popularizó de manera viral. Mynenko demostró poseer un instrumento rico de harmónicos, bien proyectado, técnicamente muy seguro y con un atractivo timbre meloso y comunicativo. Su Alto Giove tuvo la magia y la hondura necesarias y demostró también buena bravura vocal en las arias de mayor exigencia técnica. Un protagonista a la altura del reto.

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Tercero en discordia, Max E. Cencic ofreció un Ulisse donde su carnoso timbre se explayó con dulzura y elegancia. La voz no tiene mucho brillo y la proyección a veces adolece limitada pero su riqueza expresiva y su estilo impecable equilibran un canto siempre dulce y cálido.

Sorprendió la solidez y teatralidad del Polifemo del bajo Pavel Kudinov, con un cierto aire bufo con el que dio un carisma especial a su personaje. De registro notable, agudos sonoros y graves tersos, supo aprovechar con generosa solvencia su particella con nobleza vocal y personalidad.

Los dos papeles secundarios protagonizados por la soprano israelí Rinnat Moriah, una Nerea de agudos y timbre característicos, con cierto vibrato que controló con sabiduría y la solvente Calipso de la mezzo croata Sonja Runje, completaron un cast atractivo y equilibrado.

Riqueza en las secciones, brillantez tímbrica, contrastes y atractiva teatralidad en las prestaciones de la agrupación Armonia Atenea, con un Georges Petrou entregado con pasión a una partitura de casi tres horas de duración. Supo escanciar con sabiduría los numerosos recitativos acompañados, dar la réplica sonora instrumental a las exigencias vocales de la partitura y acompañar magníficamente a los solistas, respirando con ellos y dando siempre una lección de estilo barroco, lectura de contrastes y fuerza teatral.

Un fin de fiesta operístico donde la voz fue la protagonista y donde el público disfruto de una ópera casi rara dentro del panorama operístico mundial. 

Ofrecer un repertorio inédito con los mejores intérpretes, esa es una de las señas de identidad de este nuevo Festival de ópera barroca que se antoja tiene un futuro resplandeciente a corto y esperemos que también a largo plazo.

Fotos: © Bayreuth Media