ALes contes dHoffmannMiguel Lorenzo y Mikel Ponce LesArts 22

 

Cuando todo encaja

Valencia, 28/01/2022.Palau de Les Arts Reina Sofía . Offenbach. Les Contes d’Hoffmann. John Osborn (Hoffmann), Pretty Yende (Olympia, Antonia Giulietta, Stella), Paula Murrihy(La Musa/Niclausse), Eva Kroon (la voz de ultratumba), Alex Esposito (Lindorf, Coppélius, Dr. Miracle, Dapertutto). Coro y Orquesta de la Generalitat Valenciana. Johannes Erath (Director de escena). Mark Minkowski (Director musical).

Una premisa básica para que una representación de ópera funcione es que lo narrado tanto vocal como escénicamente tenga una hilo conductor y una congruencia con lo creado por el libretista y el compositor. Y un valor añadido a esta conjunción es que tanto la lectura musical como la dramática se coordinen formando un todo que puede llegar a la excelencia. Aunque puede parecer algo muy lógico, no suele ocurrir tanto como desearíamos. Una de esas ocasiones ha sido las funciones de Les contes d’Hoffmann de Jacques Offenbach que ha programado el Palau de Les Arts de Valencia. De la mano de Marc Minkowski, director musical de una revisión musicológica que él mismo ha realizado de la obra maestra de Jacques Offenbach, y una excelente y muy bien trabajada puesta en escena de Johannes Erath se ha conseguido ofrecer esa plena compenetración entre la narración escénica y musical, un todo que da sentido a una obra que debido a su estructura, formada por cinco partes bien diferenciadas, suele presentar bastantes dificultades en este sentido. 

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A esta congruente narración se ha unido un reparto vocal y unos cuerpos estables del Palau que han rendido todos a un altísimo nivel. El exigente papel de Hoffmann estuvo en las manos de un consumado especialista en el rol como es John Osborn. El tenor estadounidense, al que pudimos ver en enero de 2021 en Les contes programados en el Liceu, volvió a demostrar su completo dominio del atormentado estudiante que narra sus amores alocados. Con un centro amplio, una proyección que no tiene problemas con la acústica del Palau y un buen fiato, solo en los agudos más comprometidos es donde la voz suena más tirante pero sin que eso quite lucidez al arrojo y clase de su trabajo vocal. Triunfó, como no podía ser de otra manera, en los números más conocidos como la Canción de Kleinzach y la bellísima O Dieu de quelle ivresse. La implicación de todo el reparto en la escenificación fue completa y Osborn fue claro ejemplo de ello, y en el saludo final, aunque cansado, se le veía feliz y el público agradecido le dedicó un larguísimo aplauso. Los papeles femeninos de Les contes son bastante diferentes, pero su tesitura no es tan dispar como para que una misma cantante se atreva a encarnarlos a todos, de hecho es una costumbre que está últimamente bastante extendida.

También aquí es una única soprano, Pretty Yende quien se enfrenta a este reto. Y realmente lo supera con alta nota. Vaya por delante que no es la pletórica voz de otras ocasiones, pero la norteamericana consigue redondear los cuatro papeles (más desdibujado aquí el de Stella que en otras versiones), sin que haya tanta diferencia entre sus prestaciones de la más lírica Olympia o la más dramática Giulietta. Personalmente creo que su mejor papel, siendo todos de gran calidad, es en Antonia, un rol que desarrolla con una gran seguridad y belleza. Momentos como Elle a fui, la tourterelle o en ese pasaje magistral que es el trío Chere enfant que j'apelle, sonaron espectaculares.

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Increíble el gran trabajo de Alex Esposito en los  papeles de “malo” de la ópera. No solo vocalmente estuvo espléndido ya el prólogo en Dans les rôles d'amoureux langoureux o más adelante en Tu ne chanteras plus? sino que fue un actor magnífico. Excelente. Como excelente estuvo Paula Murrihy como La muse, Niklausse mostrando un bellísimo timbre de mezzo que se adaptaba perfectamente al mentor de Hoffmann aunque la dirección escénica optara porque en muchas ocasiones no perdiera su perspectiva femenina vistiendo al personaje masculino de mujer. Su canto final, otra vez como musa, comenzando el coral Des cendres de ton coeur, réchauffe ton génie, fue de enorme impacto.

De los papeles secundarios, todos interpretados por excelentes cantantes, señalar especialmente Marcel Beekman con su divertida aria Jour et nuit je me mets en quatre, a Eva Kroon como la madre de Antonia, Tomislav Lavoie como Crespel, padre de Antonia y a esos dos grandes cantantes españoles que son Moisés Marín (Spalanzani, creador de Olympia) e Isaac Galán (Schlémil, el sufrido amante de Giulietta).

Hablar de los cuerpos estables de Les Arts, el Coro y la Orquesta de la Comunitat Valencia es hablar siempre de excelencia y más en manos de esa batuta tan dinámica y conocedora de este repertorio como es la de Marc Minkowski (conviene repasar su versión de Orfeo en los infiernos del mismo Offenbach que hace ya unos años estreno en la Ópera de Lyon). Su lectura, perfectamente engranada con la escena, destaca por ser dinámica, atenta a los detalles, precisa en cada una de las situaciones que plantea la partitura y siempre brillante y atractiva. Con esa excelente orquesta y el sonido que impuso el maestro francés el resultado musical resultó impresionante. 

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Como se dijo más arriba, no es fácil poner en escena una obra que tiene prólogo, epílogo y tres actos, en cuatro ciudades diferentes y con personajes y situaciones que, aún con similitudes, son bastante distintas. Johannes Erath y su equipo (porque sin duda alguna éste es un trabajo de equipo, de interrelación estrecha entre todos los componentes técnicos y artísticos de la propuesta) nos presenta la historia de Hoffmann desde un punto metateatral. Ya desde el principio las paredes del escenario son las las de la sala de Les Arts para dejarnos claro que se nos va a contar unas historias, unos cuentos, que bien podrían ser pequeñas obras dramáticas, y en muchas ocasiones partes de un espectáculo de cabaret.

A partir de ahí, la tan mencionada en esta reseña congruencia en lo narrado, empieza a funcionar con detalles que se van repitiendo: el mismo vestido blanco, vaporoso y elegante que lucen los personajes femeninos (incluidos la musa, Nicklausse en muchos momentos y también la madre de Antonia) y que sirve de nexo de unión y símbolo del mito femenino, de esa madre-amante-amiga que va buscando Hoffmann en todas sus envites amorosos; la visión de toda la acción como algo mágico, teatral, estableciendo una escenografía en diversas alturas, como distintas zonas por donde se realiza la acción; unas mesas a pie de escenario, desde las que a veces los personajes ven el espectáculo de la vida de Hoffmann o participan en él; el piano al principio en perfecto estado y luego destartalado que va siempre está presente y que permite ingeniosos trucos para hacer aparecer y desaparecer personajes; la ausencia a referencias a las diversas localizaciones de la acción, lo que hace que no cambiemos de ambiente: da igual que sea Múnich, Venecia o París, la historia es la misma.

Muchas cosas, muchos detalles, mucho tiempo y buenas ideas puestas al servicio de una producción vistosa, heterodoxa y transgénero que resulta, sobre todo, coherente  y perfectamente encajada con lo musical (no me extrañaría que Minkowski tenga también algo que ver con lo que vemos en el escenario). Imprescindible repasar junto a Erath su excelente equipo: Heike Scheele (escenografía) Gesine Völlm (vestuario) Fabio Antoci (iluminación) Alexander Scherpink (video) y Anne Gerber (dramaturgia).

Fotos: © Miguel Lorenzo y Mikel Ponce