Blomstedt Berliner22 a

Una vitalidad inusitada

Berlín. 01/10/2022. Philharmonie. Obras de Schubert y Beethoven. Berliner Philharmoniker. Herbert Blomstedt, dirección musical.

Solo cabe quitarse el sombrero ante Herbert Blomstedt cuando, a sus 95 años de edad, dirige con la misma pasión y entrega con la que lo hiciera al comienzo de su trayectoria. Recuperado ya de una caída que le alejó de los escenarios durante este verano, el veterano maestro regresaba al frente de los Berliner Philharmoniker en un programa sumamente clásico, con sinfonías de Schubert y Beethoven.

Aunque su físico ya le pasa factura, dirigiendo sentado y moviéndose con dificultad hacia el escenario, acompañado de hecho por el concertino en su tránsito hacia el podio, lo cierto es que sorprende todavía en Blomstedt su claridad a la hora de dar las indicaciones, sin un ápice de confusión, con un gesto sencillo pero preciso, delineando un fraseo siempre intenso pero medido, jugando con maestría con los balances y las dinámicas, con una Filarmónica de Berlín absolutamente entregada, casi arrodillada a sus pies, reverencial en su desempeño.

Asistimos primero a un Schubert hermoso, flexible, articulado en modo sensacional, naturalísimo y armónico. Y es que la Sinfonía no. 3 tuvo el aliento exacto del romanticismo, todavía no demasiado exacerbado, un punto apolineo, pero denodado. Blomstedt acertó al plantear un sinfonismo tremendamente orgánico, en el que todo parecía tener su sentido y su lugar, sumamente fluido y consistente. En suma, un Schubert precioso, emotivo, auténtico, irreprochable.

Para la segunda mitad del concierto, Blomsted hizo gala de un pulso todavía poderoso, enérgico, de una vitalidad inusitada en alguien que camina ya hacia los 96 años de edad. Escuchamos así una Séptima de Beethoven realmente portentosa. Los Berliner nos hicieron tocar el cielo trenzando el Allegretto con magnífica transparencia, como una filigrana sutil y delicada. Ya hacia el final, en el postrero Allegro con brio, casi se diría que Blomstedt pecó de un exceso de ímpetu y energía con un fraseo absolutamente arrebatado, casi desbocado, justo al límite del descarrilamiento. Fue emocionante, vibrante, de una vitalidad inusitada, puro Beethoven en suma.

Blomstedt Berliner22 c

Fotos: © Frederike von der Straeten