estreno Casablancas OCNE23

Novedad sin extravagancias 

Madrid. 19/03/2023. Auditorio Nacional. Obras de Casblancas y Bruckner. Orquesta Nacional de España. Leticia Moreno, violín. David Afkham, dirección musical.

Entre los programas de la presente temporada de la Orquesta Nacional de España destacaba con luz propia el importante encargo de un nuevo Concierto para violín a cargo del barcelonés Benet Casablancas, autor de reputación contrastada y genuino intelectual, como un amplio catálogo de escritos. Encargado en colaboración con el CNDM, este nuevo concierto es, ante todo, música muy bien escrita, en referencia a su arquitectura interna y especialmente a su orquestación. Diría que no es música demasiado vanguardista, apenas experimental. En realidad, la música de Benet Casablancas no lo ha sido nunca, por lo general ajeno a corrientes, tendencias y modas. En líneas generales, y así es en este concierto, en su música hay un acervo reconocible que entronca con grandes autores del siglo XX, de Berg a Ligeti pasando por Bartók, entre otras muchas referencias.

Me llevé la impresión, diría que positiva, de que este concierto para violín bien podría ser obra de un autor centroeuropeo y bien podría haberse firmado algunas décadas atrás. Me refiero al hecho de que Casablancas renuncia a epatar con sonoridades rebuscadas, forzando las costuras de la orquesta. Muy al contrario, se 'limita' a hacer música, en un sentido tan tradicional como contemporáneo. Y quizá ese sea el mayor hallazgo de la pieza: es posible componer en 2023 sin necesidad de acudir a la última ocurrencia, a la enésima vuelta de tuerca.

Inspirado en un texto de H. G. Wells titulado The Door in the Wall, este concierto es la primera obra concertística de gran formato que Casablancas ha abordado en su trayectoria, sin duda su proyecto de más enjundia desde el estreno en el Liceu de su ópera L´enigma di Lea. La referencia al texto de Wells podría decirse que es meramente poética, casi elíptica, pues apenas da forma a la estructura interna de la pieza, que sin embargo guarda un aspecto bastante conservador, en tres movimientos. Además, como broche a la pieza, aunque a decir verdad no sea muy reconocible, Casablancas propone un Finale dedicado a las víctimas de la guerra en Ucrania, a partir de un interludio melódico que compuso cuando estalló la contienda. 

Realmente solvente la ejecución del concierto por parte de la violinista Leticia Moreno, concentradísima, segura, comprometida. Realmente se diría que siente la obra como propia. No se puede esperar más de un intérprete ante un estreno de estas características: solvencia técnica intachable y compromiso absoluto con la pieza, viviendo y comunicando con auténtico denuedo. 

En la segunda parte, un auténtico gozo escuchar la Sexta sinfonía de Bruckner en manos de un inspirado David Afkham, sumamente seguro, confiado, diestro, exhibiendo una complicidad bien labrada con los atriles de la ONE, que no en vano dirigirá durante dos años más, tal y como se anunció hace ya algunas semanas. Para esta Sexta, Afham dispuso una lectura amable, incluso a veces contenida, intensa sin duda en el Adagio, bellamente desgranado. Faltó quizá una mayor gama de contrastes entre los pasajes en piano y los pasajes en forte, y quizá algún crescendo más deslumbrante. Pero la ONE respondió siempre con firmeza, muy inspirada en las cuerdas y atinadísimas las maderas, sin mácula en los metales, lo que es ya mucho decir. Una versión, sin duda, a la altura de cualquier formación centroeuropea media.