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Carme Fernández Vidal: "Escuchar una música nueva es un desafío sensorial, emocional e intelectual"

Los días 7, 8 y 9 de noviembre la Orquesta Nacional de España estrenará la obra Se sueña que se está soñando, un encargo a la compositora Carme Fernández Vidal (Palma de Mallorca, 1970). Conversamos con ella para conocer con más detalles la génesis de esta partitura y su trayectoria como compositora.

Comencemos por lo más inmediato, el estreno de su nueva obra Se sueña que se está soñando, que la Orquesta Nacional de España interpretará en primicia absoluta los próximos días 7, 8 y 9 de noviembre. ¿A cuándo se remonta este encargo y cuáles fueron exactamente las indicaciones que le pusieron sobre la mesa con la propuesta, desde la ONE?

El encargo llegó a mediados de octubre de 2024. Se trataba de escribir una obra sinfónica de entre 12 y 13 minutos de duración. Fijamos el pormenor de la plantilla y la fecha de entrega que quedó acordada en el 30 de junio de 2025 para la partitura general y el 1 de septiembre para las partes. Por lo demás, libertad absoluta.

La pieza, según he podido saber, se inspira en un texto del filósofo Eugenio Trías, alguien especialmente preocupado por la relación entre la palabra y el sonido y con una amplia bibliografía, precisamente, sobre eso que llamamos “música clásica”. ¿En qué consiste exactamente la inspiración de su obra en el texto de Trías y en qué se traduce, musicalmente hablando?

Como bien acaba de explicar, Eugenio Trías es una figura imprescindible para cualquier músico; y su pensamiento una aportación impagable. La frase completa extraída del libro de Trías titulado La imaginación sonora aparece en la contraportada de la partitura: “Se sueña que se está soñando, y ese soñar soñar es, quizá, lo que llamamos ser, vivir, existir”. Tanto el texto como el título son pura sugestión, porque todo concepto o estímulo extramusical -en este y en cualquier otro caso- más que trasladarse a una partitura como si de una traducción se tratara, sirve únicamente de motor de arranque a la hora de escribir música. No olvidemos que la música tiene su propio lenguaje y que, lejos de la explícita palabra, nos permite a cada uno de nosotros imaginar, sentir, experimentar y, claro está, soñar, de una manera única e indescriptible.

Para un creador siempre es complicado poner en palabras la realidad de su propia obra, pero es obligado preguntarle por esta nueva partitura. ¿Cuáles han sido sus intenciones al escribirla? ¿Podría darnos algunas claves, formales y temáticas, sobre lo que podremos escuchar en el Auditorio Nacional?

Mi intención al escribir música es siempre la misma: expresarme. Es mi forma de evadir el vacío que implica la existencia, y la única manera que conozco para compartirlo con mis congéneres. Escuchar una música nueva es un desafío sensorial, emocional e intelectual. Pienso que no hay que entorpecer la experiencia con detalles sobre el pormenor técnico de una partitura, que además de importar más bien poco al oyente pueden resultar tediosos. Ninguna obra sale de la nada, sino que es el reflejo de un recorrido vital, en el que se acumulan experiencias e influencias. En esta partitura he incluido deliberadamente múltiples referencias, algunas personales, otras universales; que quedarán a disposición de cada oyente que quiera aceptar el desafío.

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Por otro lado, no se trata este de su único estreno a la vista. Creo que tiene por delante dos piezas más, este mismo otoño, una de ellas fruto de un encargo del CNDM para el Festival de Música de Cadiz y otra que verá la luz en el Centro Miguel Delibes de Valladolid. ¿Qué nos puede contar sobre estos dos encargos? ¿Está trabajando ya en alguna otra pieza, cuyo estreno esté previsto mas adelante y que nos pueda adelantar?

En Cádiz se estrenará el 15 de noviembre una obra para quinteto de metales. Su título -Nintai- es un concepto japonés que tiene que ver con la resiliencia. En diciembre se estrenará en Valladolid Tanto vay Santa María, una obra para piano solo que toma su nombre de una Cantiga de Alfonso X El Sabio, de la que extraje el material de partida para elaborar mi pieza. Tengo un par de proyectos en mente, aún sin concretar suficientemente como para poder hablar de ellos. Lo cierto es que pienso a diario en música, en la que va siendo o en la que va a ser. Convive conmigo.

Siempre es bueno repasar la trayectoria de un compositor para conocer mas de cerca los autores que hayan podido influir en su manera de hacer música. ¿A quiénes citaría usted como sus referentes y mentores más directos? Por las referencias de su bibliografía se diría que la atonalidad y la experimentación han sido dos de las constantes en su acercamiento a la nueva creación musical, ¿diría que esto ha sido y sigue siendo así?

Hay tantos compositores de todas las épocas que son un referente para mí que detallarlo sería largo pero sobre todo arriesgado, pues ¿cómo hago para no dejar ninguno atrás? Una concreción en mi respuesta sería tanto engañosa como injusta, por incompleta. En cuanto a mis publicaciones sobre teoría musical a las que se refiere, son el resultado de mi trabajo de investigación y se vinculan en especial con mi labor docente. Resulta fundamental analizar y profundizar en todo lo acaecido en el pasado siglo XX, dejándolo así a las generaciones venideras a disposición para su estudio. 

Una parte importante de su actividad está vinculada a la docencia. ¿Dónde imparte clases y qué es exactamente lo que se puede transmitir a las nuevas generaciones de compositores, más allá de la técnica propiamente dicha? 

Imparto clases en el Conservatorio Superior de las Islas Baleares. Ciertamente educar en la música va mucho más allá del mero trasvase de conocimientos técnicos. Durante sus años de estudios los jóvenes se enfrentan al desafío de pensar la música, madurar y reconocerse a uno mismo, desarrollar un espíritu crítico no sólo ante el hecho musical sino también ante el mundo. Además de acompañarlos en el proceso de convertir la información en conocimiento, es fundamental también transmitirles el compromiso con la excelencia, la responsabilidad y la honestidad con la creación, y que la vida profesional es una prolongación del aula, es decir, un aprendizaje permanente promovido por una curiosidad interminable. Como decía R. Barce, no hay estética sin ética. La educación es un compromiso enorme, porque es nuestro futuro.