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Three in a row

Barcelona. 24/03/23. Gran Teatre del Liceu. Obras de Donizetti, Massenet, Verdi y Bellini, entre otros. Sara Blanch, soprano. Pene Pati, tenor. Giulio Zappa, piano.

Tres noches seguidas de un atractivo musical de primera línea es lo que ha conseguido ofrecer el Gran Teatre del Liceu esta semana. Lo que viene siendo todo un Three in a row para el coliseo. No ha habido lugar en el mundo donde mereciera más la pena acercarse en cuanto a la lírica se refiere.

Tras la última función del estreno de Alexina B., nueva ópera de Raquel García-Tomás, destinada a significar tanto en tantas coordenadas, y el drama carcelario de Winterreise en la Modelo, del que les hablaré en breve, el Teatre programa lo que podría definirse como una festividad, un regalo para los oídos de puro gozo. Esto es, un recital operístico con Sara Blanch y Xabier Anduaga, teniendo este que cancelar a última hora y siendo sustituido por Pene Pati, quien se encuentra ya en la ciudad para ensayar la ópera Manon, que protagonizará a partir del 20 de abril.

La inclusión de otro título massenetiano (Roméo et Juliette) en el programa fue, de hecho, uno de los necesarios cambios que tuvieron que realizarse para adaptarlo al tenor samoano, brillando páginas de bel canto y romanticismo francés. Por un lado, Sara Blanch se coronó como una de las figuras que han de protagonizar los próximos años del Liceu, tras títulos recientes como Don Pasquale o Ariadne auf Naxos. Una muestra de buen gusto y precisión técnica bordaron páginas como el aria de la locura de Lucia di Lammermoor. Una muy buena versión (habré visto esta página en directo por 15-20 sopranos), con una voz con cuerpo en toda su tesitura de lírico-ligera encaminada a lo lírico y cierto color oscuro, con agudo resuelto, sobreagudo tendente al drama y unas notas en staccati apabullantes, que arrancaron aplausos encendidos antes de que concluyera.

Brilló Blanch, igualmente, en la circense Je veux vivre de Gounod y, muy especialmente, en Par le rang et par l'opulence y su Salut a la France! de La fille du régiment, interiorizada desde que debutase Marie en el Festival Donizetti de Bérgamo. Una primera parte degustada, bien fraseada y con expresividad y acentos, unida a trinos, coloratura y coloreados destellos en el agudo para la cabaletta nos hicieron vibrar en las butacas. Fulgurante, asimismo en el dúo Signore, nè principe... E' il sol dell'anima, de Rigoletto

Aquí, a su lado, Pene Pati consiguió, incluso, que uno de los personajes más antipáticos y miserables de toda la ópera como es el Duque, conectase con quien escribe. Pati es un tenor que, como el sol, irradia calor. Calor vocal en esa frescura, aparente espontaneidad que tanto recuerda a Luciano Pavarotti en algunas fórmulas empleadas en este Verdi, o en su parte del dúo Caro elisir! Sei mio! en L’elisir d’amore. Desde el minuto uno, antes diría, desde que sale del camerino y camina hacia el escenario, el tenor ya se ha metido al público en el bolsillo con una expresividad y comunicatividad vocal y escénica chispeante, afable y naturalizada. En Ah, lève-toi soleil asistimos a una panoplia de fórmulas técnicas, medias voces, falsetes, messa di voce... que dieron buenas muestras de sus capacidades, unidas a ese timbre luminoso, desenvuelto en la zona aguda y un fraseo muy cuidado, personal, que dotaron a sus personajes de una vida propia, muy de agradecer. Sensacional, ya digo, tanto en el dúo de Elisir como en el de Rigoletto, además de en Verrano a te, de Lucia, partitura en el atril para no cambiar la página con otra y que el recital perdiese más cohesión.

Si el Liceu ha estado más atento de lo que estuvo durante toda la primera parte del recital, donde un sonido de móvil o audífono molestó a toda la platea, con parte del público rogando a gritos que alguien viniese sin que esto sucediera hasta que prácticamente terminó dicha parte, debería fichar a Pati ya como reparto principal en sus próximas temporadas, porque su comunicatividad, cercanía y luminosidad vocal son de las que bien valen el precio de una entrada... si no te estropea el espectáculo un móvil durante 40 minutos, claro. Espero tener algo de tiempo para escribir en concreto sobre la actitud del público en estos tiempos, en general, porque algún día voy a acabar parando una función...

Acompañó a la pareja de cantantes el pianista Giulio Zappa, quien mostró su dinamismo y flexibilidad tocando las páginas cambiadas de un día para otro, con su habitual solvencia y maestría dramática para dotar de narrativa a la parte orquestal, también al piano.