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Declaración de intenciones

Pamplona. 05/10/23. Baluarte. Obras de Rajmáninov y Schubert. Nikolai Lugansky, piano. Orquesta Sinfónica de Navarra. Perry So, dirección musical.

Para el arranque de su temporada, la segunda ya con Perry So al frente como batuta titular y responsable artístico, la Orquesta Sinfónica de Navara proponía un atractivo programa con obras de Rajmáninov (Concierto para piano no. 2) y Schubert (Sinfonía no. 9 `La Grande'). Un cartel exigente, apostando por dos manifestaciones distintas del romanticismo musical, en una clara declaración de intenciones por parte de la formación navarra. Y es que ambas piezas requieren de un minucioso trabajo solista de los músicos en sus atriles, seción por sección, y al mismo tiempo se sostienen en un sonido conjunto bien armado y sólido, de constante coordinación. Tuve la impresión, muy favorable, de que Perry So quiere mostrar al público la materia prima con la que está trabajando: estos son nuestros músicos y de esto somos capaces; porque como ya he mencionado, este programa no era nada sencillo de resolver y pasaron la prueba con un notable muy alto.

En la primera mitad fue todo un lujo contar con un pianista de la talla de Nikolai Lugansky para una pieza tan emblemática como el Segundo concierto para piano de Rajmáninov. El solista ruso es un pianista a la antigua, en el mejor sentido del término: de gesto decidido, de sonido amplio y contundente, con una musicalidad desafiante y resolviendo los pasajes más intrincados con pasmosa naturalidad. La formación navarra sorprendió aquí por un sonido compacto, de amplio aliento en las cuerdas. Perry So coordinó a la perfección, atentísimo al solista y en complicidad con sus atriles.

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Ya en la segunda mitad disfrutamos de una versión muy personal de 'La Grande' de Schubert. Perry So optó aquí por unos tiempos realmente briosos y vivaces, tomando al pie de la letra las indicaciones de la partitura. De hecho, yo diría que incluso yendo más allá de lo marcado en los dos últimos movimientos, realmente trepidantes, desdibujándose un tanto el inspirado trazado melódico de Schubert, que a veces requiere un poco más de aliento para degustarse. En todo caso, una lectura muy meritoria, muy notable, exhibiendo la Sinfónica de Navarra un sonido compacto y bien armado, homogéneo y sin fisuras. A la vista de los resultados, la presencia de Perry So en Navarra es una excelente noticia. Este Schubert transpiraba un trabajo detallado y minucioso, resultado de un enfoque honesto y cómplice.

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Fotos: © MIguel Osés