Kunde Grimes LesArts

 

Born to be Grimes

Valencia. 10/02/2018. Palau de Les Arts. Britten: Peter Grimes. Gregory Kunde, Leah Partridge, Rosalind Plowright, Robert Bork, Chrales Rice, Dir. de escena: Willy Decker. Dir. musical: Christopher Franklin.

De todo su imponente desarrollo vocal durante la última década, a buen seguro sea Peter Grimes el papel donde las facultades de Gregory Kunde han llegado más lejos. Y es que más allá de la virguería vocal que ha demostrado sobradamente en otros repertorios -viene de cantar El profeta de Meyerbeer y Poliuto de Donizetti, antes de ser Radames en Aida-, aquí Kunde demuestra que es un artista consumado, capaz de ir al fondo, con una recreación dramática excepcional del desasosegante protagonista de esta ópera de Britten.

El primer contacto de Gregory Kunde con esta obra tuvo lugar en Roma, a finales de 2013. Antonio Pappano dirigió entonces la ópera en versión concierto, con la Orquesta y Coro de la Academia Nacional de Santa Cecilia. Ya entonces Kunde dejó la impresión de haber nacido para cantar este papel. Y las presentes funciones de Valencia no han hecho sino confirmarlo, con su debut escenificado del papel. En la misma senda de Jon Vickers -otro gran Otello, por cierto-, su Grimes es un pobre hombre desesperado y trágico. Kunde debería pasar este papel por un sinfín de escenarios. Hace mucho tiempo que esta ópera no encontraba un protagonista tan ideal.

Leah Partridge firmó una convincente y sentida Ellen Orford, con una línea de canto limpia, una emisión fácil y una musicalidad evidente. El resto del reparto funcionó sin fisuras, como es habitual en Les Arts por cuanto hace a los comprimarios. Destacaron sobre todo Robert Bork como Balstrode, Charles Rice como Need Keene y la veterana Rosalind Plowright como Mrs. Sedley.

PeterGrimes LesArts chorus

 

Estrenada hace ya casi veinticinco años en La Monnaie de Bruselas, la producción de Willy Decker es ya un clásico por méritos propios. Con una escenografía que presenta la acción casi todo el tiempo en la boca del escenario, contribuyendo además a redondear la acústica, consigue generar un asfixiante juego de espacios y opresiones entre el coro y el personaje de Grimes. Con unos fondos que parecieran sacados de los cuadros de Turner, la propuesta tiene el inequívoco sello de Decker. Esta misma producción, por cierto, se pudo ver en el Teatro Real al poco de su reapertura en 1997, entonces con un joven Antonio Pappano.

Tras haber dirigido ya antes otro título de Britten en Les Arts, con The turn of the screw, Christopher Franklin convenció sobradamente en el foso. Con una versión firme, de tiempos bien dispuestos, supo encontrar el equilibrio entre la teatralidad del libreto y el eco sinfónico que preside algunas páginas de la partitura. La Orquesta de la Comunidad Valenciana sigue siendo un instrumento excepcional, ciertamente incomparable en nuestro país, a pesar de los muchos cambios habidos en sus atriles. Y por descontado mención de honor para el Coro de la Generalitat Valenciana, auténtico personaje de la velada, si me apuran. Imponente.

En conjunto este Peter Grimes se alza como una de las mejores propuestas que se han visto en el escenario valenciano en los últimos años. Un espectáculo global y sin fisuras. Algo curioso, dicho sea de paso, atendiendo al “trono” vacío que ahora mismo encontramos en la dirección artística del Palau de Les Arts. Una institución que no deja de confirmar que es capaz de moverse y funcionar como un reloj precisamente por la gran capacidad profesional de su equipo humano, esté quien esté al frente.