NelsonsGewandhausorchester2018 

Maravilla

Leipzig. 30/09/18 y 05/10/18. Gewandhaus. Obras de Mahler, Zimmermann, Dzenītis y Tchaikovsky. Håkan Hardenberger, trompeta. Kristine Opolais, soprano. Gewandhausorchester. Dir. musical: Andris Nelsons.

Confieso que me sentí un tanto decepcionado con la Tercera de Mahler que Andris Nelsons y la Boston Symphony Orchestra ofrecieron a comienzos de septiembre en el marco del Musikfest de Berlin. Tanto por inspiración como por realización técnica estuvo pie debajo de su estándar habitual. Afortunadamente he podido resarcirme con los dos conciertos que nos ocupan, esta vez con Nelsons al frente de la Gewandhausorchester de Leipzig, con las Sinfonías no. 5 y no. 1 de Mahler como platos fuertes en sendos programas, uno cada semana.

En la primera parte del concierto la Gewandhausorchester de Leipzig demostró su versatilidad, ejecutando con denuedo y brillantez el breve aunque exigente Concerto para trompeta y orquesta de Bernd Alois Zimermmann, en un guiño al centenario de este compositor. Compenetración extraordinaria entre la batuta de Nelsons, segura y firme, y la ejecución del trompetista Håkan Hardenberger, un auténtico virtuoso. 

La Quinta de Mahler esbozada por Nelsons discurrio a medio camino entre lo sombrío y lo evocador. El nivel de detalle con el que el maestro letón parece haber meditado y sopesado su lectura es asombroso. Con suma sinceridad y entrega, fue desgranando la partitura con un fraseo detalladísimo, rico en contrastes, apoyado siempre en una ejecución extraordinaria de la Gewandhausorchester, verdaderamente en estado de gracia. No les exagero un ápice si afirmo que fue una de las mejores Quintas de Mahler que recuerdo haber escuchado. 

El segundo concierto se abría con un bloque de piezas de Tchaikovsky, en la voz de la soprano letona Kristine Opolais, quien fuera la esposa de Andris Nelsons hasta hace apenas unos meses. La compenetración y complicidad entre ambos sigue siendo evidente. Opolais mostró un timbre amplio y seguro, sobre todo en el centro. Interpretó las romanzas de Tatiana en Eugene Onegin y Lisa en La dama de picas, con un acompañamiento sutil y excelso por parte de Nelsons. Opolais hizo gala de su consabida teatralidad en ambas páginas. La primera parte del concierto incluyó también la partitura Māra del compositor letón Andris Dzenītis. Una vez más la Gewandhausorchester demostró su capacidad y su virtuosismo, al servicio de un lenguaje contemporáneo, complejo y expresivo, con el que Nelsons se mostró sorprendentemente familiarizado.

La Primera de Mahler que Nelsons y la Gewandhausorchester interpretaron después tuvo las mismas virtudes que la Quinta interpretada una semana antes: mirada amplia, detalles infinitos, un fraseo subyugante y expresivo; tragedia, poesía, mística y un aliento terrenal irresisitible. Bellísima y dramática lectura, atinadísimo Nelsons en los tiempos y dinámicas, logrando un Mahler con un pulso propio, con una respiración genuina, de colores sin fin, sumamente franco y sincero. Y una vez más, sobresaliente la Orquesta de la Gewandhaus, con un color riquísimo y un nivel de ejecución técnica que rozó siempre el virtuosismo.