Nelsons BSO Berlin Kai Bienert

 

Dos más dos no es cuatro

Berlín. 06/08/2018. Philharmonie. Musikfest Berlin. Mahler: Sinfonía no. 3. Boston Symphony Orchestra. Coro de la Gewandhausorchester de Leipzig. Susan Graham, mezzosoprano. Dir. musical: Andris Nelsons.

Hace ahora tres años la Boston Symphony visitó el Musikfest de Berlín con Andris Nelsons, ya por entonces su batuta titular, ofreciendo aquellos días una extraordinaria recreación de la Sexta sinfonía de Gustav Mahler. Con la pretensión de repetir el buen resultado de esta fórmula, el conjunto sinfónico norteamericano recalaba estos días de nuevo en el escenario de la Philharmonie berlinesa, en el marco de su gira por Europa. Y de nuevo con Andris Nelsons y con Mahler en el programa. Parecía obvio suponer que la repetición de esta fórmula iba a ser una combinación exitosa. Y lo fue, pero con matices. Digamos que, a diferencia de lo que cabía suponer, en esta ocasión dos más dos no fueron cuatro.

Quizá por efecto de una agenda sumamente cargada de trabajo durante este verano, Andris Nelsons ofreció una versión de la Tercera de Mahler a la que le faltan aún reposo y ambición. Su Mahler es visceral y pasional en grado sumo, pura entrega. Pero en esta ocasión se echó en falta una mayor capacidad de análisis, una disección más compleja de la partitura. Hablar de superficialidad no sería justo ni exacto; más bien se diría que Nelsons optó por una versión demasiado terrenal y poco trascendente de una música cuya vocación está más en las alturas que en un plano secular. 

Con todo lo dicho, el talento de Andris Nelsons se dejó entrever, por descontado, aunque más en puntuales destellos que en el conjunto de la ejecución, que se diría más bien una tentativa general que una apuesta decidida. Decía antes que su Mahler es visceral pero en esta ocasión no llegó a removernos las entrañas; tampoco logró por ejemplo que el tiempo se detuviera en el tercer movimiento, con la intervención en lontananza de la corneta de posta. Nelsons parece estar aún inmerso en una búsqueda, en un personal tanteo con esta sinfonía, a la que a buen seguro tomará la medida no tardando mucho.

Sorprendentemente, la Boston Symphony no se mostró en excelente forma, dejando entrever desajustes palmarios en los vientos, sobre todo en un metal impreciso, tan expuestas además sus intervenciones en esta partitura. Ahí estaba, no obstante, ese color reconocible y cobrizo de sus cuerdas, inspiradas y entonadas, aquí sí a la altura de las expectativas. Grata sorpresa encontrarse de nuevo con la voz de Susan Graham, aún en forma y dueña todavía de un instrumento de bellas sonoridades. Si acaso faltó en su intervención, como en general en toda la interpretación de esta sinfonía, un acento más incisivo y trascendente.

Lo más maravilloso del arte es que desafía cualquier posible lógica. La Sexta de Mahler que Nelsons y su orquesta de Boston ofrecieron hace dos años en Berlín hacía presumir que esta cita con la Tercera podía ser memorable. En realidad nos encontramos con un buen concierto, aunque a cierta distancia de ser memorable. 

 

Recupera aquí nuestra entrevista de portada con Andris Nelsons, en la edición impresa de Platea Magazine