Oropesa Huguenots Paris AgathePoupeney

 

Insuficiente 

París. 04/10/2018. Ópera national de París, Bastille. Meyerbeer: Les Huguenots. Yosep Kang, Lisette Oropesa, Ermonela Jaho, Nicola Testé, Florian Sempey y otros. Dir. de escena: Andreas Kriegenburg.

Ausente de la Ópera de París desde 1936, tras 1.118 representaciones a sus espaldas, el regreso a la capital gala de Los Hugonotes de Giacomo Meyerbeer venía presidido por una gran expectación. Las cancelaciones se han ido acumulando, no obstante, lastrando el interés creado de antemano. Primero Diana Damrau se descolgó del proyecto a pocos días de comenzar los ensayos, siendo reemplazada por Lisette Oropesa en la parte de Marguerite. Más sorprendente fue la ausencia, semanas después y a pocos días del estreno, del tenor Bryan Hymel, quien arrastra ya un año plagado de cancelaciones, acusando visiblemente la fatiga vocal de una agenda demasiado intensa en los últimos años. Pocas opciones había para reemplazarle, a decir verdad: más allá de Gregory Kunde y Juan Diego Flórez, pocos tenores tienen hoy en día el rol de Raoul en agenda. A buen seguro se manejaron otras opciones que podrían haber sido idóneas (John Osborn, Enea Scala, Javier Camarena o nuestro Celso Albelo, sin ir más lejos), pero ninguno de ellos había debutado aún el rol y la agenda imponía urgencia. El reemplazo final fue el coreano Yosep Kang, quien había cantado ya esta parte en la Deutsche Oper de Berlín y en la Semperoper de Dresde.

Con su canto pluscuamperfecto, límpido y preciso, de una seguridad intachable, Lisette Oropesa cosechó las ovaciones más sonadas y merecidas de la velada con su grácil encarnación de Marguerite de Valois. A su lado, Yosep Kang se mostró verdaderamente incapaz de sostener la empinada tesitura del rol de Raoul, escamoteando los agudos uno tras otro, acudiendo a un falsete de cuestionable factura. La línea de canto tuvo instantes de lirismo y bravura bien logrados, pero el papel le va muy grande, en todos los sentidos.

  

Jaho Kang Huguenots Paris AgathePoupeney

 

Remataban el reparto Ermonela Jaho como Valentine, Nicola Testé como Marcel y Florian Sempey como Le Comte de Nevers. La soprano albanesa aportó su habitual teatralidad, resolviendo la parte con relativa comodidad vocal, sin sonar arrebatadora, en todo caso. Nicola Testé sorprende con unos medios sonoros y mejor domeñados que antaño. Finalmente, Florian Sempey firma un trabajo ejemplar en la parte de Nevers, adecuado al estilo y con una voz que suena fácil y en plena forma.

En todo caso, lo más decepcionante y errado de estas funciones, y el motivo principal por el que no cabe considerarlas a la altura de la obra que pretendían honrar, es la desafortunada producción de Andreas Kriegenburg, verdaderamente a años luz de sus excelentes propuestas para el Anillo y Die Soldaten en la Bayerische Staatsoper de Múnich. Su trabajo para estos Hugonotes es nefasto. Teóricamente su producción sitúa la acción en un futuro incierto e indefinido, premeditadamente ambiguo, intentado trasladar la idea de que los conflictos de toda suerte, como el que atraviesa el libreto de esta partitura, están condenados a repetirse sine die. Más allá de lo manido de la idea y de lo genérico de la misma, lo que decepciona sumamente es la realización como tal de la producción. No exagero un ápice si les digo que al día siguiente se podría haber representado Don Carlos sin cambiar ni un solo detalle de lo visto en escena. Tal es la nula adecuación entre la dramaturgia y la obra de Meyerbeer. Y tan anónima es igualmente la escenografía (Haral B. Thor), lo mismo que el vestuario (Tanja Hofmann), en un trabajo que naufraga finalmente por su escasa ambición. Una lástima, pues, que el regreso a París de Los Hugonotes haya tenido un relieve tan escaso y gris. La grandeur… elle n´existe pas… 

 

Huguenots Paris AgathePoupeney

 

Lo más atractivo de estas funciones, junto a la labor de Oropesa, se encontró así en el foso, con Michele Mariotti firmando un espléndido trabajo, reeditando las buenas valoraciones que cosechó hace un apr de años, dirigendo esta misma obra en Berlín. El maestro italiano acierta al acercar la partitura a su raíz rossiniana, buscando así remarcar las resonancias que se conjugan en el universo de Meyerbeer, un compositor de origen alemán, fascinado por el cisne de Pesaro y que hizo fortuna en el París de la grand opèra.

Mención obligada para orquesta y coro titulares del teatro, en uno de sus trabajos más redondos y acabados de fechas recientes. Con trabajos así no hay duda de que Michele Mariotti está acumulando puntos para ser un firme candidato a suceder a Philippe Jordan en el foso de la Ópera de París. Apuesto a que su nombre suena ya en las quinielas… quizá junto al de Antonio Pappano.