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Aurelio Viribay: "El Lied es una cuestión de sensaciones"

El pianista Aurelio Viribay es una figura imprescindible de nuestro país en la música vocal de cámara. Tanto en su vertiente como profesor en la Escuela Superior de Canto, como en la de investigador de canción española o como intérprete junto a una gran pléyade de cantantes. Con tres de ellos ha publicado o está a punto de publicar sendos discos: Rutas con Pablo García López, Luna clara con Mar Morán y No camiño con Gabriel Alonso. De su vocación, del piano, del canto y de sus nuevos trabajos discográficos, hablamos con él.

 

Como profesor de la Escuela Superior de Canto, ¿cómo ha ido este curso que acaba de cerrar, tan complicado con el virus?

Muy bien. Por suerte hemos podido terminar el curso de forma presencial, cosa que no pudo ser el año pasado. En este curso empezamos con unas medidas de seguridad muy estrictas. Si se hubiesen dado tres positivos, por ejemplo, hubiésemos tenido que cerrar la Escuela. Todos pensábamos que íbamos a terminar el curso de forma online, pero milagrosamente no ha sido así. Digo milagrosamente, pero en realidad tienen mucho que ver las medidas que se han tomado para llevarlo a cabo. El edificio de la Escuela Superior de Canto es un palacete del siglo XVIII con todas las clases con ventanas que dan al exterior, por lo que la ventilación, por ejemplo, ha sido fundamental.

¿Es cierto que se canta mejor que nunca, pero que, al mismo tiempo, ya no hay voces como las de antes?

En ese sentido, pienso que hay voces diferentes, ya está. Yo no soy nostálgico del pasado, un problema que tienen, sobre todo, algunos operófilos. ¿Hay quienes piensan, pues, que ya no hay voces como las de antes? Sí, pero quizá es porque se han acostumbrado a unas voces determinadas y su gusto no ha pasado de ahí. Yo, desde luego, no pienso así. Cada vez se canta mejor, eso seguro, del mismo modo que también se toca, cada vez, mejor. También hay más diversificación de las voces. ¡Ahora hay muchas más voces interesantes que antes! Son tiempos en lo que todo es más global, con muchas más personas que han podido acceder a los estudios de canto, en muchos más lugares del mundo que antes. Por lo tanto, hay muchas más posibilidades de que las voces, buenas voces, se desarrollen. Por supuesto, me gustan mucho algunos cantantes del pasado, pero creo que las cosas se hacen cada vez mejor.

Dice usted que también se toca mejor. ¿Ha evolucionado el pianismo?

El pianismo está, ahora mismo, a un nivel brutal. Creo que fue Evgeny Kissin el que dijo hace poco que, lo que él hacía con 18 años, ahora lo hace mucha gente con 14. Él, que era consderado un niño prodigio con el que muchos nos llevábamos las manos a la cabeza con lo que hacía. Eso, hoy por hoy, está desfasado. El nivel que se alcanza es increíble. Los niños y niñas empiezan antes, cada vez más, con mejores profesores, mejores métodos pedagógicos... desarrollándose talentos que son captados por la industria mucho antes. Luego, además, claro, está toda la apertura del piano en Oriente, que ha supuesto una auténtica revolución, todo un boom

Hablaba antes también de "operófilos". De cara al grueso del público, ¿La fama de la ópera se come todo lo lírico, incluido el Lied? ¿Del mismo modo que el pianismo de gran concierto puede ensombrecer la labor del piano en la canción?

Sí, sin duda. Dentro de lo que, de una forma cómoda, llamamos música clásica, el seguimiento del Lied o el piano en otras facetas que no sea la de solista sinfónico, como la del piano acompañante, son más minoritarios; eso es completamente cierto. ¡Es minoritario dentro de lo minoritario!

Dice usted "acompañante". ¿Ese es el término para el piano en el Lied, pues?

Yo es que, simplemente, me considero pianista; lo que pasa es que, desde hace muchos años, decidí que mi vocación era y es la de acompañar cantantes. Nunca he visto en ese término ya no algo despectivo, sino que siquiera nos quite importancia o valor a los pianistas. En este sentido, me tomo el término de una manera muy práctica. Creo que se entiende lo que es y el valor de las palabras es el que cada uno pone en ellas. A estas alturas... es un poco cansado intentar convencer a los demás de la importancia que tiene lo que hacemos los pianistas acompañantes. No ya a los profanos, sino a los colegas o profesionales y buenos melómanos.

 

"El perfecto pianista acompañante es aquel de quien el cantante se olvida al llegar al escenario"

 

¿Cómo es la relación del pianista acompañante con los cantantes?

Evidentemente, el que da la cara ahí y está cantando el texto es el cantante. Nosotros los pianistas acompañantes no tocamos el texto, digamos que lo coloreamos. Tenemos que seguirlo y tenerlo muy bien asimilado. Decía Miguel Zanetti que, de los tres pentagramas, el que mejor tenemos que sabernos es el de arriba, es decir, el del cantante. Es algo muy cierto. Por mucho que te sepas tus pentagramas, sino conoces los del cantante, no puedes acompañar en el Lied.

¿Quizá, entonces, habría que definir, determinar con mayor "justicia" lo que es "acompañar"?

Claro. Si hablamos en el ámbito del Lied, refiriéndonos con ello a lo que es la música vocal de cámara, con todas las nacionalidades y países que ello implica, acompañar significa hacer música con el cantante. Ellos tienen la responsabilidad de la línea musical, del texto que es muy importante, y los pianistas somos como el escenario en el que se desenvuelve ese texto que está cantando el cantante. Tenemos que crear ese escenario donde el cantante se sienta cómodo y, a su vez, coloreamos, traducimos en música el texto que canta. 

¿Cómo se convence a un cantante?

Primero, lo que tienes que hacer muy bien es entender al cantante. Del mismo modo que nosotros salimos al escenario con la física de nuestra parte, junto a un piano inmenso, cuyas cuerdas soportan una tensión de una tonelada, un cantante, en cambio, es muy vulnerable. Le afecta una mala noche, un disgusto, una mala digestión... sólamente tienen su cuerpo. Hay que comprender que son extremademente sensibles y la voz es muy complicada de cuidar. Son especiales y hay que ayudarles, prestarles apoyo desde el piano. Yo diría que, por lo que hablo con ellos, el perfecto acompañante es aquel de quien se olvidan al llegar al escenario.

¿Cómo suele ser el proceso a la hora de montar una canción o un programa?

Simplemente puede comenzar juntandote para seleccionar una serie de canciones o un repertorio para un concierto. Cuando está decidido, cada uno lo estudiamos por nuestra cuenta hasta que lo ponemos en común. A partir de ahí, en realidad, es sentir qué va surgiendo. El Lied es una cuestión de sensaciones. Personalmente, me gusta hablar poco en los ensayos. Poco puede explicarme un cantante que no le haya yo escuchado ya al oírle cantar. ¡Prefiero que me canten a que me hablen! (risas). Lo bonito es cómo tu forma de tocar va cambiando a medida que vas escuchando al cantante. Adaptar tus colores a los suyos, o al revés.

¿Se suelen dejar llevar?

Hay quien sí... y hay quien no (risas). Hay quien busca ideas, nuevos caminos... En cualquier caso, todo forma parte, para mí, de un proceso muy natural que viene dado al escucharse. 

Aurelio Viribay piano Blanco y Negro 1 c Tommaso Tuzj Odradek Records 1

¿Cómo comenzó esa vocación por ser acompañante de la que me hablaba?

Al principio fue un poco fruto de la casualidad, cuando me vi con 18 años en la clase de canto del Conservatorio de Bilbao, sin ninguna experiencia previa. Estuve allí acompañando, con un pilón de partituras encima del piano y empecé a defenderme como pude. Gracias a aquella experiencia, mientras terminaba mis estudios de piano, descubrí el mundo de la voz, de la lírica que tenía un texto, tanto teatral como es el de la ópera o la zarzuela, como poético en el mundo de la canción. Me fascinó. Paulativamente abandoné mis conciertos de piano solo y finalmente los de cámara. Con veintipocos años tenía ya muy claro que lo que quería hacer en la vida era acompañar cantantes. Sobre todo, me inspiraba mucho la literatura. El hecho de que, aparte de la música, haya un texto que también me guía. 

Esa unión es lo que hace "grande" al Lied.

Lo tengo clarísimo. Si amas la música y amas la poesía, el Lied trasciende a ambas. Luego, además y por supuesto, está el hecho de que está interpretado por la voz humana, que es fascinante.

Tengo el referente de Antón García Abril como un hombre de poesía y auténtico genio componiendo canciones...

Sin duda, Antón era un gran amante de la poesía. Los grandes compositores de canciones son aquellos que se sienten estimulados al leer versos y, sin duda, Antón era un grandísimo compositor. Cada canción de Antón es un pequeño mundo maravilloso que parte de un mundo anterior, el del texto, también fantástico, que ya existía. Esa es la clave. 

Es usted un pianista yo diría que fundamental, referente en la interpretación y recuperación de la canción española. Ha publicado o va a publicar en este tiempo tres discos decicados a ella: Rutas, Luna clara y No camiño. Desde su punto de vista, ¿qué momento vive la canción española?

Sinceramente, creo que uno muy bueno. Estamos ante una generación de cantantes jóvenes excelente que está haciendo mucho por ella. La cuestión es que, no sé si por suerte o por desgracia, aún queda mucho por hacer. Lo que hacemos, lo que se suele conocer, es sólo la punta del iceberg. Cuando uno mira el repertorio francés o alemán, por ejemplo, está todo prácticamente grabado. Yo diría que casi el 100%. Con la canción española no ocurre lo mismo y deberíamos llevarlo a cabo. Durante muchos años se ha abusado de los mismos títulos: las Tonadillas de Granados, las Siete canciones populares de Falla, parte, sólo parte de las obras de Turina... son todas magníficas y ojalá que se sigan haciendo, pero sería bueno que prestaramos atención al inmenso patrimonio español de canciones que tenemos y que desconocemos.

 

"En cuanto a canción española, sólo conocemos la punta del iceberg"

 

Los cantantes más jovenes, entonces, ¿están más abiertos a interpretarlas?

Yo creo que sí, se está investigando mucho, además. No creo, tampoco, que las generaciones anteriores estuvieran cerradas a descubrir repertorio, sino que, simplemente, ahora contamos con más información, más medios a nuestro alcance para llegar a estas canciones. Soy muy optimista, pero debería apostarse más por el género español de las canciones y darle más cabida a todas ellas.

Ahí entran los programadores, entiendo.

Sí. Por ejemplo, tenemos un Ciclo de Lied del CNDM, en el Teatro de la Zarzuela, que es fantástico. Nadie en su sano juicio podría ponerle pegas, pero ¿por qué no tenemos un ciclo de canción española, por ejemplo? No cabe duda que la importancia de la música germana en la música occidental es muy importante, pero en España tenemos una cantidad y una calidad de canciones, simplemente del siglo XX, todavía por descubrir, que da vértigo... y si le hablara del siglo XIX, no terminaríamos nunca.

¿Cómo es su proceso de recuperación?

¡Es que llevo ya muchos años! (risas). Hace tiempo que me di cuenta de que, el solo hecho de cantar en español en un concierto, por mucho que me encante la canción alemana o francesa, provoca que rompas una barrera con tu público. Conectas más. Luego, además, veo que hay mucha música de calidad que no se hace y, al igual que los alemanes o los franceses cuidan de su patrimonio, nosotros debemos hacer lo mismo. No queda otra. ¡Todo ello fruto de la pasión! ¡De una necesidad propia! Me fascina, me apasionan las canciones y cuando comienzas a investigar, a descubrir, ya no quieres parar. Mire las canciones de García Leoz, por ejemplo, ¡es que son maravillosas!, o Marinero en tierra de Rodolfo Halffter... todas las he ido proponiendo a los cantantes con los que trabajo, tanto en conciertos, como en la Escuela Superior de Canto.

Una de esas cantantes fue Mar Morán, con quien ha grabado el disco Luna Clara, dedicado a la música de Leoz.

Ya en el aniversario de García Leoz hice algunos conciertos con cantantes como Susana Cordón, Ana Rodrigo..., realizando la integral de sus canciones. Alumno de Turina, muy inspirado, siempre he creído mucho en su música. El disco de Luna clara es fruto de una asignatura optativa que imparto junto a Julio Alexis Muñoz en la Escuela, específica de canción de concierto española. Teniendo la fortuna de tener una alumna como Mar Morán... escuchándola cantar me acordé de las canciones de Leoz, que supe desde un principio que le iban muy bien a su voz. Las trabajamos durante unos años y finalmente han dado lugar a este discos, donde Mar canta de maravilla.

Justo antes se publicó Rutas, con el tenor Pablo García López.

Exactamente. También con anterioridad yo ya había tocado piezas de Medina y Reyes que, siendo cordobeses, Pablo García López tuvo el gran acierto de incluírlos en el disco, rescatándoles además junto a dos grandes compositores de canciones como son Toldrà y Esplá, mucho más establecidos dentro del ámbito de la canción de concierto española. Esplá es un impresionista mediterráneo que tiene unas Canciones playeras maravillosas, sobre textos de Rafael Alberti, de las que hemos grabado cinco. 

La figura de Toldrà se suele tener como la del pope del Lied en España, ¿está de acuerdo?

Sí, muchos le consideran el gran liederista español del siglo XX. A mí, desde luego, me cuesta mucho decantarme por uno sólo, pero no cabe duda de que Toldrà es uno de los grandes. No ya de los españoles, sino a nivel internacional. ¿Por qué? Pues porque, además de su gran inspiración, creo que su talento se adaptó especialmente bien a las características del Lied, de la canción de concierto. Tanto componiendo en catalán, como en castellano o incluso gallego. Su economía de medios, como los exprime al máximo y con lo más sencillo expresa al máximo... su frescura, su armonización... todo este equilibrio es casi milagroso. Lo novedoso en este disco de Rutas, tanto en Toldrà como en Esplá, es que las interpreta una voz masculina como la de Pablo García López, habiendo sido cantandas, tradicionalmente, por grandes voces femeninas como Victoria de los Ángeles, Teresa Berganza o María Bayo. Algo similar ocurre con No camiño, muy interesante desde la perspectiva de la voz de un hombre.

Por completar estos tres nuevos discos, ¿qué puede contarme, pues, de No camiño?

Lo hemos grabado hace pocos meses junto al barítono gallego Gabriel Alonso. Como subtítlo lleva "dos siglos de canción gallega", pero ¡en realidad son casi tres! Es una antología de composición gallega, en gallego, de los siglos XIX, XX y XXI. Comenzamos con Marcial del Adalid y están también Canuto Berea o Xoán Montes, nacidos en el XIX, también hay obras del XX y, a mi entender, lo más relevante de este disco es que incluye canciones de cinco compositores actuales, vivos. El más joven de ellos es Borja Mariño, nacido en 1982. También Fernando Buide, de 1980 y también de Margarita Viso, Octavio Vázquez y Juan Durán, uno de los compositores españoles actuales más interesantes en lo que a composición de canciones se refiere.

¡Y el disco termina con zarzuela!

Sí, tuvimos el "atrevimiento" de grabar dos romanzas de zarzuela gallega, casi como un bonus, fuera de programa. Queríamos dar muestra de que también en la zarzuela ha habido representación gallega y en gallego. Son dos piezas muy bonitas y muy interesantes: No chores, Sabeliña, de Gustavo Freire, y Miñatos de Vran, de José Fernández Vide.

Aurelio Viribay piano Blanco y Negro 2 c Tommaso Tuzj Odradek Records 2

Fotos b&n: Tommaso Tuzj / Odradek