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Enric Martínez-Castignani: “Todo cantante debería tener un plan B más allá del canto”

Los días 31 de enero, 2 y 4 de febrero, el Teatro Calderón de Valladolid pone en escena Così fan tutte de Mozart contando, entre otros, con la voz de Enric Martínez-Castignani en la parte de Don Alfonso. En ocasión de este compromiso, conversamos con el cantante de origen barcelonés, para conocer más de cerca sus próximos proyectos sobre los escenarios y su otra faceta como gestor cultural, artístico, y docente.

Comienza el año en Valladolid retomando un papel emblemático del repertorio bufo como Don Alfonso, que es en realidad un bufo bastante serio, según se mire.

Sí, a mí me gusta llamar a este tipo de roles “bufos belcantistas”, porque en realidad Mozart para la voz es belcanto. Cantar Mozart no es nada fácil, al contrario, es de lo más difícil del repertorio: siempre se está muy desnudo, cualquier nota fuera de sitio se percibe, la palabra es fundamental. Don Alfonso, por ejemplo, es un bufo serio, de gran ironía, con enorme bagaje filosófico, y eso hay que conocerlo en profundidad al estudiarlo para no caer en un retrato superficial o simplón.

Es realmente rico y complejo, por no hablar de los recitativos, que es donde normalmente está el desarrollo dramático de la trama. Yo vengo del teatro de texto, llevo desde los cinco años sobre un escenario y siempre me ha fascinado todo lo que tiene que ver con la palabra, la intención, la interpretación a fondo…Pasa lo mismo con Rossini, por ejemplo, es en los recitativos donde se ve la talla artística de un cantante, más allá de su nivel vocal y técnico. 

El director de escena de este Così fan tutte es Rafael Villalobos y se hizo ya en el Maestranza de Sevilla, precisamente en 2020, el año de la pandemia. Ahora que han comenzado ya los ensayos en Valladolid, ¿qué nos puede contar de la propuesta?

En las funciones del Maestranza había muchos cortes en la partitura por las limitaciones a causa de la pandemia. Rafael está trabajando duro en Valladolid para esta reposición ya sin casi cortes. Siempre que he colaborado con él, me ha parecido un director de escena muy inteligente y detallista, capaz de adaptar sus ideas e intenciones a las posibilidades de cada cantante. Sensaciones parecidas las he tenido trabajando con McVicar, Carsen, Clement o Decker. Está siendo un trabajo maravilloso y profundo, ya que Così fan tutte es sin duda el Da Ponte más difícil de llevar a escena. Requiere además un elenco de cantantes que sean buenos actores y actrices, como es el caso de mis colegas en esta producción. 

En otro orden de cosas, recientemente estuvo haciendo el Matías en Doña Francisquita con Ópera de Catalunya, un título que retomará este mismo invierno en el Gran Teatro de Córdoba.

Sí, llevaba años sin colaborar con ellos y Mirna Lacambra me llamó para dos proyectos: por un lado, el Conde Capulet de Roméo et Juliette, un rol que disfruté mucho cantándolo, y después, en el año del centenario de Doña Francisquita, he tenido la gran suerte de hacer cuatro producciones de este título con el rol de Don Matías. Ha sido un gran descubrimiento para mí, ya que nunca lo tuve en mi horizonte. Es un papel muy actoral y con un punto de comicidad muy atractivo que hay que ofrecer en la medida justa.

Creo que apenas ha cantado zarzuela en estos muchos años ya de carrera, ¿me equivoco? 

No te equivocas, así es, me han llamado poco para hacer zarzuela. Hice Marina hace muchos años y ahora esta Doña Francisquita, más allá de algún concierto con romanzas, etc. No obstante, ya le puedo adelantar que la próxima temporada llegará mi debut en el Teatro de la Zarzuela de la mano de Isamay Benavente.

Ya que lo menciona, ¿qué podemos esperar de esta nueva etapa en la Zarzuela con Isamay Benavente al frente?

Conozco a Isamay desde hace muchos años, nos llevamos bien y nos gustamos mutuamente (risas). Durante su etapa en Jerez he cantado Don Pasquale, L’Italiana in Algeri, Cenerentola, Francisquita, Tosca, etc. Más o menos he hecho un proyecto allí cada dos años, desde el 2009. Isamay es una mujer muy inteligente y trabajadora, honesta, amable, dialogante y respetuosa en el trato, algo que los trabajadores del Teatro de la Zarzuela van a valorar, estoy seguro. Esto, por obvio que parezca, no siempre se da, hay personas dirigiendo teatros que llegan a ser muy déspotas. No es desde luego su caso. De su mano creo que vienen años muy buenos para el Teatro de la Zarzuela en todos los sentidos.

Otra parte in crescendo en su agenda, durante los últimos años, es su faceta como gestor cultural y artístico, junto a su labor como docente en la Universidad Carlos III de Madrid.

Sí, esa faceta ha ganado muchísimo protagonismo en mi agenda durante los últimos doce años. Desde hace trece años soy profesor del Máster de Gestión Cultural la Universidad Carlos III, donde imparto clases sobre micromecenazgo y planteamiento estratégico de los proyectos culturales. Y este año me he incorporado al cuadro docente del Máster de Gestión Cultural de Música, Teatro y Danza de la Universidad Complutense de Madrid, donde enseño modelos y buenas prácticas en la gestión de programaciones, sobre todo, internacionales.

Este trabajo es sumamente enriquecedor para mí, y nace a partir de investigar a fondo el modelo de gestión de los teatros donde he cantado, en los que he conocido de primera mano la realidad profesional de espacios escénicos internacionales muy distintos como la Opéra de Lyon, el Teatro Real o La Fenice, con infraestructuras y equipos humanos diferentes en cada caso. Esa curiosidad, esa pasión, se ha ido vertebrando hacia la gestión cultural y artística, y ha dado lugar a proyectos como el LIFE Victoria, que fue un gozo crearlo, ponerlo en marcha y dirigirlo durante varios años.

Me he presentado a alguna convocatoria para optar a la dirección de ciertos teatros en España, y estoy contento de haber quedado siempre entre los tres finalistas, llegando a hacer las entrevistas para la decisión final. También he sido invitado por Ópera XXI y OLA a sus reuniones para impartir ponencias con el fin de aportar nuevas visiones a las direcciones artísticas y gerenciales. Creo que es importante trabajar en esta otra faceta, este plan B del que suelo hablar. 

Finalmente, también me da muchas alegrías mi trabajo como divulgador, especialmente con los ciclos de conferencias que hago con la Fundación La Caixa en sus diversos Caixaforum, siempre realizadas desde el punto de vista del intérprete, no en modo enciclopédico, y en la medida de lo posible intento hablar de obras que haya interpretado en escena.

Para un cantante es muy importante tener un plan B, ¿no es cierto? La trayectoria profesional depende de muchos factores, puede ser muy incierta, y quizá muchos colegas suyos no son conscientes de lo conveniente que es tener una alternativa para cuando la voz ya no responda.

Sí, tengo muy claro que acabaré vinculado a la gestión artística/gerencial de algún proyecto o teatro, tarde o temprano. Es mi plan B porque me apasiona. Me gusta mucho el trabajo creativo y en equipo, y la idea de acercar las programaciones a las personas desde otras miradas. Todo cantante debería tener un plan B más allá del canto, y no solo para cuando la voz ya no responda como apuntas, sino porque este negocio es muy ingrato, y por muy diversos motivos puedes quedar fuera del circuito de un día para otro. Después de la pandemia, por ejemplo, muchos colegas han acabado en su casa. Yo he sido muy terco y he conseguido volver a estar en los escenarios, pero no es nada fácil. Las dinámicas de la profesión son cada vez más salvajes e inhumanas, y muy a menudo encuentras personas en puestos de responsabilidad muy poco empáticas que no son conscientes de lo sacrificada que es la vida de un cantante. En nuestro sector hay mucho ego, mucha incomprensión, mucha ignorancia, e incluso maltrato laboral. Todo esto con los años se lleva mejor, pero para los jóvenes que están empezando puede ser muy duro.

¿Qué planes de futuro quiere destacar?

Además del debut en la Zarzuela que le mencionaba y compromisos a la vista que aún no están cerrados, la próxima temporada interpreto Don Pasquale en ABAO, cosa que me ilusiona mucho. Le digo también que me duele no estar en las temporadas actuales del Gran Teatre del Liceu, donde he cantado durante veinte años de mi carrera. Pese a eso estoy contento, el trabajo no me falta, me entiendo muy bien con la mayoría de directores artísticos y directores de escena, y me apasiona la otra faceta profesional que hemos comentado, que además me está dando muchas alegrías. Soy feliz con lo que hago y esto es lo más importante, no perder las ganas, la pasión y el entusiasmo.

Foto: © Ricardo Ríos | Visual Art