© Romero de Luque 

Ekaterina Bakanova: “Los cantantes somos la quintaesencia de las experiencias que vivimos” 

Cantante estrechamente ligada a España, donde ha cantado en numerosas ocasiones, la soprano Ekaterina Bakanova debuta ahora en el Teatro de la Maestranza de Sevilla donde presta su voz a Donna Anna en el Don Giovanni de Mozart que se presenta desde hoy, con escena de Cecilia Ligorio y con Iván López-Reynoso a la batuta. Conversamos con ella para conocer mas de cerca su acercamiento a este rol y sus próximos compromisos. 

Me gustaría empezar esta conversación hablando de este Don Giovanni que se estrena hoy en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Creo que no es su primera vez con Donna Anna, incluso creo que interpretó Berlina años atrás. ¿Diría que Mozart ha sido un compositor importante en su trayectoria hasta la fecha?

Sí, a lo largo de mi carrera he tenido una relación muy estrecha con la música de Mozart. Aprecio mucho su estilo musical, creo que se adapta muy bien a mi vocalidad, al color de mi voz; en términos generales, Mozart hace siempre bien a la voz, a la técnica, a salud vocal en suma.

Yo debuté como Zerlina en Montpellier en 2013, fue la primera parte femenina de Don Giovanni que hice. Pero en realidad mi carrera había empezado tiempo antes con la Reina de la Noche en Die Zauberflöte. Yo por aquel entonces tenía gran facilidad en el tercio agudo; hice mi primera Reina de la Noche en 2006, en una producción de Achim Freyer, en unas funciones en Moscú.

A lo largo de los años he sumado otros roles mozartianos a mi repertorio, como Susanna en Le nozze di Figaro o Pamina en Die Zauberflöte. También he hecho Fiordiligi en Così fan tutte y por supuesto Donna Anna, el rol que me trae ahora a este Don Giovanni en Sevilla. 

He hecho diversas producciones de Don Giovanni, algunas más modernas, otras más tradicionales; creo que eso me da hoy en día la experiencia necesaria para poder aportar mi propio punto de vista sobre el personaje, intentando enriquecer la visión que nos ha propuesto desarrollar en Sevilla nuestra directora de escena, Cecilia Ligorio.

¿Cuál es esa mirada sobre el rol de Donna Anna que se está planteando en la producción de Sevilla? Se trata de una propuesta escénica de Cecilia Ligorio, como usted misma mencionaba ahora.

Cecilia Ligorio parte de una visión bastante particular al respecto. En primer lugar ha querido mostrar un vínculo muy natural y auténtico entre dos personas, Donna Anna y Don Ottavio, que se aman y que se dan consuelo en momentos de tanta dificultad, como la pérdida del padre de Donna Anna. Se trata de una pareja que está a punto de casarse y que ve turbada si ilusión y su tranquilidad, no solo por la pérdida del padre sino también por la irrupción de Don Giovanni como alguien que abusa de Donna Anna y la persigue. 

Y todo esto, no obstante, no arruina la relación entre Donna Anna y Don Ottavio. En esta producción de Sevilla vemos a una Donna Anna muy honesta y sincera, fiel a su amor hacia Don Ottavio. Es una mirada muy bella, si bien Donna Anna le pide algo más de tiempo al final de la ópera, antes de consumar su amor; necesita superar la pérdida del padre, un evento traumático especialmente en alguien como ella, que ha crecido sin su madre.  

Dicho todo esto, mi visión sobre el personaje ha sido siempre otra, mucho más negativa. Me ha parecido siempre que Donna Anna es una persona poco sincera, falsa, muy ambigua cuando se expresa. Nunca he creído en la idea de un amor verdadero entre ella y Don Ottavio. Pero esta es la magia de la ópera, la riqueza de puntos de vista y mi trabajo en Sevilla es el de satisfacer la mirada sobre el personaje que ha propuesto Cecilia Ligorio, y lo hago con mucho gusto. Como artista creo que mi obligación es dar el máximo e intentar ser convincente en lo que hago; al final lo que cuenta es que seamos capaces de transmitir las emociones al público.

Cecilia ha encontrado momentos muy conmovedores y hermosos en la escena del funeral del Comendador. Yo he hecho Don Giovanni en Dresde y en Verona, en una producción bellísima de Zeffirelli, también lo hice en la famosa producción de Kasper Holten para el Covent Garden, pero la propuesta de Cecilia Ligorio creo que es única a la hora de subrayar la pérdida del Comendador. Tanto el aria ‘Or sai chi l’onore’ como el aria sucesiva del tenor, ‘Dalla sua pace’, cobran un significado especial; hay todo un mensaje sobre lo valiosa que es la familia y cuánto debemos respetar y amar a nuestros mayores. Es una escena conmovedora, bellísima en esta propuesta de Cecilia Ligorio.

Por lo que hace a la versión musical, aquí comandada por el maestro mexicano Iván López-Reynoso, ¿hay alguna novedad que merezca la pena comentar? Imagino que es una versión sin cortes. 

Sí, no hacemos cortes, más allá de la segunda aria del tenor, que se ha suprimido por razones escénica; es una lástima, teniendo sobre todo a un Don Ottavio tan bravo como Marco Ciaponi. A veces hay decisiones que uno no entiende o comparte, pero esta profesión es así.

El trabajo con el maestro Iván López-Reynoso ha sido muy agradable, ha estado siempre disponible y muy abierto a nuestras consultas y propuestas. A él le gusta hacer Mozart con variaciones, algo que a mí en cambio no me gusta tanto, si le digo la verdad.

Para mí Mozart es mejor cuanto más limpio suena, incluso me gusta incidir de tanto en tanto en algún tono más blanco, aunque sea en alguna nota puntualmente, más hacia el Barroco, sin vibrato, etc. Desde esta discrepancia ha sido no obstante muy interesante trabajar con el maestro López-Reynoso, nos hemos podido comunicar muy bien. 

DonGiovanni_Bakanova_Sevilla25_Guillermo_Mendo.jpg© Guillermo Mendo

Después de este Don Giovanni en Sevilla llega creo su debut con la Condesa de Le nozze di Figaro, en Trieste. 

Sí, así es, me hace mucha ilusión, en una producción de Pier Luigi Pizzi. El rol de Susanna ha sido siempre muy especial para mí; creo además que es un papel que debe afrontarse desde una voz lírica, no ligera. Llegado este punto, no obstante, he creído que era ya un buen momento para afrontar también el papel de la Condesa. Es un papel bellísimo, muy bien escrito, cómodo, y hacerlo con Pizzi será seguro una experiencia bellísima. 

Ha pensado supongo en otros roles mozartianos que le gustaría incorporar a su repertorio, ¿cuáles serían? 

Sin duda citará el rol de Elettra en el Idomeneo, me gustaría mucho poderlo hacer pronto. En todo caso me gusta mucho volver a hacer los roles más de una vez, para poder profundizar y habitar los personajes verdaderamente.

Esta misma temporada destaca en su agenda otro debut, en este caso como Blanche en Dialogues des carmelites de Poulenc, en Turín, en la célebre producción de Robert Carsen.

Sí, esto será en Turín, desde finales del próximo mes de marzo. Será mi debut como Blanche, un rol que siempre he querido cantar. Y en efecto en una producción bellísima e icónica de este título. He trabajado ya con Carsen en otras ocasiones y me hace mucha ilusión debutar esta ópera precisamente con esta puesta en escena. Es todo un reto cantar este título, con un recitado del texto muy particular y con una linea musical muy diversa.

Vistos estos dos debuts que hemos comentado ahora, la Condesa de Le nozze y esta Blanche en Dialogues, parece obvio que su instrumento se está adentrando en unas coordenadas más líricas. 

Sí, sin duda, ya desde hace algunos años la voz se ha ido redondeando, ha ganado cuerpo y consistencia. Pero incluso ahora, con esa evolución del instrumento, me gustaría volver a hacer algunos roles que creo que sonarían incluso mejor hoy en día que cuando los hice tiempo atrás. Pienso por ejemplo en la Norina del Don Pasquale, un rol que no es a mi juicio para una voz tan ligera como a veces se considera; pensemos que la Freni fue una de las grandes Norinas, en su tiempo.

Pero sí, volviendo a su pregunta lo cierto es que mi voz en los últimos años ha ganado en redondez, seguramente también en oscuridad y morbidez, creo que es más bella hoy en día. Quizá ya no tenga la misma facilidad de antes para llegar al Mi bemol, pero no importa. 

Y en continuación con esa Elettra que mencionaba, ¿qué otros roles le gustaría incorporar a su agenda próximamente? 

Me gustaría cantar Thaïs, de Massenet; también la Marguerite de Faust y Mélisande en el Pelléas. También la Tatiana de Eugene Onegin, Anna Bolena y Luisa Miller. Me gustaría acercarme a Norma, poco a poco, es un rol importante hacia el que me gustaría orientarme. Y también obras como Il pirata de Bellini e Il corsaro de Verdi, son títulos que me atraen por la vocalidad que desarrollan. Volvería a hacer La rondine ya mismo, es una ópera que he hecho en un par de ocasiones y la adoro.

En ese listado que apunta ha mencionado Anna Bolena y quería preguntarle por su relación con el bel canto. Creo que ha cantado ya tanto Maria Stuarda como Roberto Devereux.

Así es. Me gustaría hacer más bel canto, en general. He hecho la Stuarda, como mencionaba, y también la Elisabetta en el Devereux, un rol bellísimo. De las tres reinas me falta la Bolena y también me gustaría incorporar la Lucrezia Borgia; ahora precisamente la harán en Sevilla con Marina Rebeka, una colega bravísima, ideal para este rol bajo mi punto de vista. En línea con estos títulos me gustaría debutar en el Festival Donizetti de Bergamo, hacen un repertorio con el que me siento muy identificada. 

En cualquier caso, estoy abierta en realidad a cualquier repertorio. Al final creo que depende de la inteligencia del artista el saber adaptar sus medios a cada estilo. La técnica es una, en sus fundamentos básicos, y el arte consiste en usar esas herramientas para adaptar el instrumento a cada repertorio, a cada estilo.

Y dicho todo esto, siempre le quedará La traviata, un título ya indudablemente ligado a su trayectoria.

Sí, la haré de hecho el año próximo en Roma, junto a Nadine Sierra y Ermonela Jaho. Es además una producción bellísima la que se hace en Roma, con vestuario de Valentino y dirección de escena de Sofia Coppola.

Llevo cantando La traviata desde el año 2013 y durante estos años se ha ido transformando conmigo. Los cantantes cambiamos con el tiempo, nuestro cuerpo se transforma, la voz madura, los cantantes somos la quintaesencia de las experiencias que vivimos. 

Nuestra voz absorbe todo lo que nos pasa; si uno no ha vivido, no ha amado, no ha sufrido… entonces no tiene nada que contar al público. Y para un rol como Violetta hace falta todo esto, más allá de la perfección vocal con la que se pueda resolver la parte. Es un rol que te deja exhausto. Yo no se cantar a medio gas, por decirlo de alguna manera, yo me implico con todo.

Aunque no lo crea, cada vez que vuelvo a cantar La traviata es como si la estudiase de nuevo; tengo que ajustar ciertos pasajes, aquí y allá, porque mi voz va cambiando poco a poco y yo misma encuentro nuevos matices en el texto y en la música.

© Miquel Gonzales