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Elogio del absurdo 

Madrid. 19/03/2023. Teatro Real. Shostakóvich: La nariz. Martin Winkler (Platón Kovaliov). Mark Wigglesworth, dirección musical. Barrie Kosky, dirección de escena.  

Concebida originalmente para la Royal Opera House de Londres y para la Komische Oper de Berlín, donde tuve ocasión de verla en julio de 2018, la producción de La nariz signada por Barrie Kosky habita el exceso pero es un trabajo realmente logrado. Obra irreverente por excelencia, esta partitura del joven Shostakovich admite como pocas un enfoque escénico igualmente irreverente y grotesco. Y sin embargo, tengo la impresión de que todo el elemento burlesque y cabaretero que articula la propuesta de Kosky pierde un tanto de su sentido fuera del entorno de la Komische Oper que antes mencionaba. En Madrid tuve una cierta impresión de sobrecargia y hastío, por muy bien que esté resuelta la velada, que ya digo que lo está. Hay geniales ocurrencias, pasajes vistosos, movimiento constante, pero por momentos queda una sensación de horror vacui, como si Barrie Kosky quisiera llenar cada instante de la partitura con algún gag escénico, un punto circense, casi al modo de los Monty Python. Y así, se pierde de vista un tanto el trasunto más irónico y lacerante de la pieza, toda la carga de profundidad en torno al régimen soviético y los entresijos de su burocracia. Sea como fuere, cabe celebrar que esta ópera se vea por fin en Madrid y no hay nada notable que reprochar a la propuesta escénica, inteligente al fin y el cabo, en torno a una pieza que, a decir verdad, lo admitiría casi todo.

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Resulta realmente espectacular la creación de Martin Winkler en el rol protagonista de Platón Kuzmitch Kovaliov, transmutado en un genial clown, cuajado de gestos, muecas, expresiones, gruñidos, llantos... Verdaderamente memorable, de un patetismo genial, exhibiendo además un material muy importante, el que ya le hemos escuchado en otras ocasiones, bien como Alberich en el Anillo wagneriano o más recientemente en el propio Teatro Real, como Conde Waldner en Arabella. Sin duda, un artista en la cima de su madurez y evolución como intérprete, encontrando en este papel un rol que se ajusta como un guante a sus dotes vocales y escénicas.

Cabe destacar tambien las buenas intervenciones de Iwona Sobotka en varios roles, lo mismo que Alexander Teliga alternando como barbero, encargado del periódico y médico. Contundente asimismo Agnes Zwierko como La vieja condesa. El extensísimo elenco se completaba con voces bien conocidas por estos lares, como David Alegret, Gerard Farreras, Isaac Galán, Ihor Voievodin, José Manuel Montero, David Sánchez, Cristian Díaz, Roger Padullés o Josep Fadó, entre otros. No faltó tampoco el cameo de Anne Igartiburu ejerciendo de sí misma, como presentadora que pone el broche a la velada, sirviendo la moraleja final en bandeja de plata.

Eficaz trabajo en el foso de Mark Wigglesworth, aunque eché de menos una dirección algo más incisiva e irónica, más cómplice y un punto menos ruidosa en los pasajes donde la partitura de Shostakovich prescribe un epatante despliegue de medios. En todo caso, una dirección solvente, bien respaldada por el hacer de la orquesta del coliseo madrileño, una Sinfónica de Madrid más ejecutante que otra cosa, en una pieza que deja poco margen para las florituras. Muy meritorio asimismo el trabajo del Coro Titular del Teatro Real, nuevamente muy requerido en su desempeño escénico. 

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