Manon Liceu23 a

Nadine Lescaut 

Barcelona. 22/04/2023. Gran Teatre del Liceu. Massenet: Manon. Nadine Sierra (Manon). Michael Fabiano (Des Grieux). Alexandre Duhamel (Lescaut). Laurent Naouri (Comte Des Grieux). Albert Casals (Guillot de Morfontaine). Tomeu Bibiloni (Señor de Brétigny). Pau Armengol (El hostelero). Inés Ballesteros (Pousette). Anna Tobella (Javotte). Anaïs Masllorens (Rosette). Olivier Py, dirección de escena. Marc Minkowski, dirección musical. 

La lírica, nos guste o no, se ha sostenido, se sostiene y se sostendrá gracias a la personalidad de los solistas. Esto no empece, por descontado, para reconocer el trabajo de las decenas y decenas de profesionales que sostienen un espectáculo lírico como esta Manon del Liceu, noche tras noche, desde la administración del teatro a los técnicos pasando por el coro, los músicos de la orquesta, etc. Pero sin un solista magnético, que irradie personalidad desde el momento mismo que pisa el escenario, nada sería igual. Y digo esto porque estas funciones del título de Massenet serían muy distintas de no contar con Nadine Sierra en el rol protagonista.

La Manon de soprano norteamericana, aunque sin el ‘fascino’ de su Sonnambula en el Real, confirma el dulce momento que atraviesa su vocalidad. Ella canta, baila, seduce… sostiene la función de principio a fin. El timbre es cálido y aterciopelado, de caudal cómodo y generoso; Sierra aporta además frescura escénica, desenvoltura y carisma. Es una Manon sin artificios, naturalísima, dueña del escenario y pilar básico de la función. Y todo esto, ya digo, sin el insultante despliegue de medios que sí ofreció con su Amina de Madrid.

Manon Liceu23 c

A su lado, y en reemplazo del previsto Javier Camarena, que ha renunciado a incorporar por ahora este papel a su repertorio, el Des Grieux de Michael Fabiano fue claramente de menos a más. Su canto es efusivo y entregado, de eso no cabe duda, y el instrumento es atractivo y amplio, con un centro firme y voluminoso. Sus irregularidades en el agudo se siguen manifestando de tanto en tanto y tampoco logra cuajar una media voz genuina, bien dfierenciada del falsete (quedó plausible en 'En fermant les yeux'). Y así y todo, tras una primera mitad de la representación algo destemplada, brindó un cuadro de Saint-Sulpice francamente estimable, con todas las notas en su sitio y con genuina y plausible teatralidad. Su complicidad con la Manon de Nadine Sierra fue asimismo evidente y contribuyó a elevar la temperatura de la representación en su tramo final.

Completando el elenco, sonó un tanto rudo y grueso el Lescaut de Alexandre Duhamel. El veterano Laurent Naouri hizo gala de oficio en su actuación como Conde Des Grieux, si bien su timbre se muestra ya algo ajado. Buen desempeño del resto de solistas, destacando esta vez Albert Casals como Guillot de Monfortaine, punzante con el texto y muy bien actuado.

Manon Liceu23 d

En el foso la dirección musical de Marc Minkowski no fue especialmente interesante. Más bien al contrario, pecó de un trazo más bien grueso y a menudo superficial, con finales de escena algo ruidosos. Destacó si acaso en el acompañamiento a los protagonistas en los pasajes más líricos, buscando poner en valor el hermoso trenzado melódico de cuerdas y maderas que despliega Massenet en esta partitura. Faltaron, en todo caso, magia y poesía. Tanto la orquesta como el coro titulares del coliseo barcelonés cumplieron con sus cometidos, pero sin duda han tenido noches de mayor lucimiento.

Por cierto, que me han llegado -supongo que interesados- rumores de que Marc Minkowski podría ser un firme candidato a suceder a Josep Pons en el Liceu, en una quiniela donde el despiste cunde cada vez más, sumándose los nombres de Riccardo Frizza, Susanna Mälkki o incluso Oksana Lyniv como posibles opciones. A la vista de esta Manon, la de Minkowski no parece que sea una opción a seguir.

No recordaba tan terrible la producción de Olivier Py, que pude ver en su estreno en Burdeos en 2019. Ya entonces dejé escrito que era una "repetición casi insistente de los clichés que han venido articulando el imaginario" del director francés y me reitero en lo dicho, ahondado incluso aún más mi impresión de asistir a un espectáculo sumamente chabacano y superficial, entre lo hortera y lo kitsch, por ser generosos. Las referencias al cabaret y al imaginario del burlesque son bastante superficiales y lo cierto es que Py apenas ahonda en una caracterizacion consistente de los protagonistas. 
 
Curioso, por cierto, que el público del Liceu no se escandalice con una producción así, donde no dejamos de ver culos y tetas, sin venir a cuento, y con hasta dos monólogos de Des Grieux a telón bajado. El mismo público, sí, que montó en cólera con la Tosca de Villalobos en este mismo escenario, al grito de 'Queremos Puccini', renegando de Pasolini. No escuchamos ayer ningún 'Queremos Massenet'... curioso contraste, curioso el criterio del respetable... 

Manon Liceu23 e

Fotos: © David Ruano