lucia 2 donizetti gianfranco rota© Gianfranco Rota.

¡Donizetti Il Grande!

La edición del Donizetti Festival 2023 ha contado con tres títulos, de los cuales, dos pueden considerarse rarezas: Il diluvio universal (edición original fechada en Nápoles, 1830) y Alfredo il Grande (Napoles, 1823), en el 200 aniversario de su estreno. Dos obras propias de una Festival que busca, a través del extenso catálogo donizettiano, mostrar el genio del compositor más allá de sus títulos más populares. También se ha podido disfrutar de la siempre curiosa edición francesa de Lucie de Lammermoor (Paris, 1839). Tres días que fueron de menos a más, por la ejecución y la calidad de las obras, para un Festival vivo y dinámico que sitúa la ciudad de Bergamo en capital belcantista mundial en el mes de noviembre.

 

diluvio donizetti gianfranco rota© Gianfranco Rota.

Cataclismo escénico

Bergamo 17/09/23. Teatro Donizetti. Donizetti: Il diluvio universale. N. Di Pierro (Noé), G. Gianfaldoni (Sela), E. Scala (Cadmo), N. Domini (Jalet), D. Zaccherini (Sem), E. Martinez (Cam), S. Gárdez (Tesbite), E. Artina (Asfene), S. Burns (Abra), M. E. Pepi (Ada) y W. Wang (Artoo). Dir. Esc.: M. De Santis y L. A. Sala. O. Donizetti Opera. Coro dell’Accademia alla Scala. Dir. Coro.: S. Sgrò. Dir. Mus.: R. Frizza.

Este rescate lírico de la denominada: Azione tragico sacra: Il diluvio universale, en su estreno primigenio para el Teatro San Carlo de Nápoles, tuvo en un reparto solvente y en una dirección musical envolvente y estilosa, sus mejores bazas.

No funcionó la régie propuesta por el proyecto MASBEDO, un conjunto de artistas: Proyecto, dirección, dirección en vivo y vestuario de MASBEDO, con dramaturgia visual de Mariano Furlani y escenas de 2050+. Los movimientos escénicos de Sabino Civilleri y Manuela Lo Sicco; las luces de Fiammetta Baldiserri. En síntesis, una idea que pretendió reivindicar una lectura neoecológica sobre la crisis climática, al asumir la debacle de la historia bíblica del diluvio universal como espina teatral de fondo como rige el libreto de Domenico Gilardoni. La propuesta de una “última cena” con los personajes protagonistas alternando la historia mientras cenan en una especie de akelarre orgiástico, con unas proyecciones de fondo de naturaleza y arte, pretendidamente estetizante, rozó el ridículo escénico y el público así lo hizo notar con una sonora pitada de manera prácticamente unánime.

Por suerte entre el reparto destacó la labor, sonora y aguerrida de un Enea Scala, como llamativo Cadmo pese a un timbre que cambia de color según la posición. La nobleza y estilo del bajo argentino Nahuel Di Pierro, algo sobrepasado por el volumen de la orquesta, sobretodo en el registro agudo. La elegancia y efectividad belcantista de la soprano Giuliana Gianfaldoni como Sela. Esta última dio su mejor entrega en su solo final, con una muestra pulida y de bello legato de un color tímbrico que iluminó su escena última de manera preciosista.

Destacaron también entre los personajes asumidos por los jóvenes cantantes de la Bottega Donizetti, proyecto de escuela de ópera, la soprano cubano-valenciana Sabrina Gárdez, siempre con la voz en punta, destacando en todos los concertantes, la mezzo Maria Elena Pepi como Ada, de oscuro color y siempre en estilo, y el Sem del tenor italiano Davide Zaccherini.

Riccardo Frizza, experto donizetiano como pocos, acompañó con delicadeza a los cantantes, respiró la curiosa partitura, un camino medio entre el Mosè in Egitto de Rossini y a la vez un avant la lettre del futuro Nabucco verdiano, tal y como se explica en el interesantísimo programa de mano. La orquesta funcionó con primor en los solos de viento y maderas, con un Frizza estiloso en los bellos concertantes y con una orquestación que recuerda en momentos puntuales al gran Donizetti. Quizás faltó algo más de morbidez y colores, seguramente por falta de rodaje orquestal y también por el carácter oratorial del título.

lucia donizetti gianfranco rota© Gianfranco Rota.

Una manada belcantista

Teatro Sociale 18/11/23. Festival Donizetti. Donizetti: Lucie de Lammermoor. C. Sala / V. De Amicis (Lucie),V. Priante (Henri), P. Kabongo (Edgardo), J. Henric (Sir Arthur), D. Astorga (Gilbert), R. Lorenzi (Gilbert). Dir. Esc.: M. E. Cencic. Dirección musical: B. Bayl. Coro dell’Accademia alla Scala. Dir. Coro.: S. Sgrò. O. Gli Originali. Dir. Mus.: P. Dumossaud.

Hay funciones que de lo accidentadas que son no acaban de convencer pese a puntuales calidades inherentes a un título como Lucia di Lammermoor, aquí en su versión francesa, estrenada en el Théatre de la Renaissance de París el 6 de agosto de 1839.

El anuncio previo de que el público empatizara con la joven soprano italiana Caterina Sala por indisposición producida por un catarro mal curado, no auguró nada bueno y, pese a la valentía de la cantante, Sala tuvo que cancelar después del descanso. La sustituyó en el lateral de escena, con partitura delante, la soprano Vittoriana De Amicis, mientras Sala actuaba en la paradigmática escena de la locura, demostrando un espíritu lleno de coraje, pues era evidente, sobre todo por los agudos calados, color mate y puntuales notas desafinadas, en su exigente aria del primer acto: Que n'avons-nous des ailes - proveniente de la ópera Rosmonda d’Inghilterra, uno de los cambios de esta versión francesa - que la voz no le respondía e hizo sufrir al público. Con todo, su instrumento es de notable presencia, con un color bello y una técnica que se adivina trabajada y un estilo fluido y generoso. Una pena pues desde su debut aquí como brillantísima Adina hace tres años, Sala llevaba preparando este debut y se quedó en agua de borrajas.

Así, en su sustitución last minute, la soprano Vittoriana De Amicis, lució un timbre luminoso y bien proyectado, con unos agudos pulidos que hicieron de su aria de la locura un ejemplo notable de fraseo y estilo belcantista. Lástima que en comprometido agudo final, no llegara a la nota, octavando y desluciendo el siempre comprometido papel de sustituta a media ópera.

Entre el resto de cantantes, demostró su gran profesionalidad, porte canoro y aristocrático canto, el barítono italiano Vito Priante, con un Henri Ashton de manual. Voz siempre colocada, sin cambios de color, tesitura tersa y bien proyectada y estilo en la articualción y el fraseo. Sobrepasado por un rol que parece poco adecuado para un instrumento de escasa morbidez tímbrica, el Edgard del tenor nacido en el Congo pero de nacionalidad francesa, Patrick Kabongo, lució eso sí el mejor francés del reparto junto a su compañero Henric. No se le puede negar la honestidad de su canto y un estilo que se entrevé cuidado, pero pasó demasiado desapercibido en una escena final que pide otro tipo de instrumento tenoril. La austeridad del reparto restante tuvo en el correctísimo Sir Arthur del tenor francés Julien Henric, el único punto de interés vocal de la ópera.

La dirección musical de Pierre Dumoussaud, pese a la corrección del estilo belcantista, pecó de tempi irregulares y descontrol tímbrico de la orquesta de instrumentos originales, Gli Originali, siempre complicados por la dificultad de su afinación. La puesta en escena, si bien tuvo en su trasfondo del maltrato de la mujer como pieza de caza de una sociedad machista, a lo manada o jauría patriarcal, protagonizada por un coro implicado y efectivo, quedó deslucida por un aspecto casi académico demasiado naif.

alfredo donizetti gianfranco rota© Gianfranco Rota.

Una partitura a reivindicar

Teatro Donizetti 19/11/23. Festival Donizetti. Donizetti: Alfredo il grande. A. Siragusa (Alfredo), G. Fiume (Amalia), L. F. Ravizza (Eduardo), A. Corrado (Atkins), V. Girardello (Enrichetta), A. Gares (Guglielmo), F. Cicio (Margherita) y A. Agudelo (Rivers). Dir. Esc.: S. Simone Pintor. Dirección musical: C. Rovaris. Coro de la Radio Húngara. Dir. Coro.: Z. Pad. O. Donizetti Opera. Dir. Mus.: C. Rovaris.

Por fin una función redonda en esta edición 2023 del Donizetti Festival. Si la partitura enamoró desde su burbujeante inicio, con su briosa estela rossiniana y un preclaro anuncio de titulos futuros como el Attila verdiano, tanto los protagonistas, como una orquesta brillante y una régie, funcional y sin pretenciones, dieron como fruto una gran noche de ópera.

Impresionó la solidez, agudos plenos y carisma del siempre entregado y experto belcantista Antonino Siragusa. Enorme como Alfredo, rey de Inglaterra. A su lado maravilló por su elegancia en el fraseo, un timbre nacarino y luminoso y una técnica, digna heredera de su profesora Mariella Devia, la Amalia de la soprano Gilda Fiume. Plenitud de recursos y protagonista de una escena final digna de una diva donizettiana de primer nivel.

La tercera voz en discordia y que llamó la atención por su frescura, cuerpo y calidad, fue el joven bajo italiano Adolfo Corrado como Atkins. Un bajo de instrumento mórbido, sonoro y con una calidad vocal que le augura un futuro brillante. Entre el resto del flamante reparto, destacaron también el barítono Ludovico Filippo Ravizza como Eduardo y el tenor español Antonio Gares, ambos impecables.

Corrado Rovaris demostró nervio teatral, transparencia en las dinámicas y equilibrio justo entre el foso, magnifica Orquesta Donizetti Opera, y el escenario. Equilibrados y bien empastados, el coro de la Radio Húngara, en su primera colaboración con el Festival como invitados.

La producción se basó en proyecciones de la época británica en la que el rey danés Atkis invadió tierras inglesas. Un vestuario donde los clichés “vikingos” y el contraste con los guerreros british, rozó lo escolar, pero se quedó en una muestra efectiva para vestir una partitura que merecía ser recuperada.

El titulo hizo honor al proyecto Donizetti 200, que reivindica títulos olvidados del repertorio donizettiano, como esta ópera vibrante con la que Donizetti debutó en el San Carlo de Nápoles el 2 de julio de 1823. Una partitura bella y adictiva que se podrá disfrutar en abierto en el canal Donizetti Opera Tube en su función del 24 de noviembre.