Triunfal

Madrid. 07/11/2024. Auditorio Nacional. Ibermúsica. Obras de Ravel, Respighi y Poulenc. Orquesta Filarmónica de Luxemburgo. Iveta Apkalkna, órgano. Gustavo Gimeno, dirección musical.

Lo dejé escrito hace unos días a propósito del concierto con la Tonhalle-Orchester y Paavo Järvi y lo repito ahora: qué maravilla disfrutar de programas con obras infrecuentes, más allá de las cinco o seis simpiternas sinfonías de turno. Sobre el papel, dirán algunos, un programa un tanto disuasorio, con obras de Ravel, Respighi y Poulenc, en las antípodas de lo que sería un programa popular al uso. Pero en realidad se trataba de una propuesta con una gran coherencia interna y todo un tour de force para una formación, la Filarmónica de Luxemburgo, que está en su momento de máximo esplendor tras diez años con el español Gustavo Gimeno al frente como batuta titular. En la práctica fue un concierto espléndido. 

Confieso mi fascinación por los dos Respighi que articulaban el programa y que son realmente raros de escuchar en las salas de concierto. Creo que son obras hoy desprestigiadas, de forma un tanto inexplicable, cuando se trata a fin de cuentas de la última gran aportación sinfónica de la tradición musical italiana, justo en la estela de Puccini y sirviendo además de indudable fuente de inspiración para numerosas músicas cinematográficas. Una y otra vez, escuchando estos Respighi, resonaban en sus compases los desarrollos posteriores de Nino Rota, Ennio Morricone y compañía.
 
En general la obra de Ottorino Respighi (Bolonia, 1879 - Roma, 1936) ha sido bastante postergada en la actualidad, salvo puntuales apuestas como la que acaba de hacer la Deutsche Oper de Berlín, rescatando su ópera La Fiamma, de 1934. Sea como fuere, no cabe duda de que lo más conocido y difundido de la producción de Respighi son precisamente sus poemas sinfónicos, el trípico compuesto por Fontane di Roma (1916), Pini di Roma (1924) y Feste romane (1928). Precisamente los dos de estos títulos se incluyeron en este concierto que nos ocupa.
 
Luxemburgo_Ibermusica24_b.jpeg
 
Esplendor, majestuosidad, colorido, brillo, lirismo, belleza, monumentalidad… qué maravilla de música, tan cuajada de citas a la propia historia de Roma y a la cultura popular italiana. Aún a riesgo de repetirme, lo diré una vez más: no me explico como estas obras no se interpretan más a menudo. Y es que estos frescos musicales, a modo de estampas, resultan inspirados e inspiradores, logran realmente transportanos a escenarios y momentos concretos, de indudable belleza plástica, a través del lenguaje sonoro. 
 
Estas partituras son además una ocasión excelente para el lucimiento de cualquier formación orquestal que se precie. Fue el caso de la Filarmónica de Luxemburgo, debidamente espoleada y preparada por Gustavo Gimeno. El gesto nítido y amplio, elocuente, del maestro valenciano dispuso lecturas intensas y transparentes de estos dos frescos sonoros de Respighi, cuajados de climax sonoros y con numerosos contrastes, debidamente administrados por la batuta del español. Fue un auténtico gozo escuchar cómo se hacía justicia a estas partituras, ya digo, injustamente postergadas.
 

Luxemburgo_Ibermusica24_e.jpg

El concierto se había abierto con una obra no menos infrecuente -apenas tres veces interpretada en la historia de Ibermúsica-, Ma mère l´oye de Ravel, una genial miniatura concebida originalmente para piano a cuatro manos y que se engrandece con la orquestación que el propio autor llevó a cabo en 1911. La formación de Luxemburgo se amoldó como un guante a la vaporosa sutileza de la orquestación raveliana.

Abriendo la segunda mitad del programa pudimos escuchar el Concierto para órgano de Poulenc, una partitura realmente singular, concebida para órgano, orquesta de cuerdas y timbales. Gimeno logró resaltar ese elegante nervio que articula la obra, con guiños a la música de cámara del propio Poulenc pero con despliegues sonoros realmente monumentales.

Luxemburgo_Ibermusica24_f.jpg

Magnífica aquí la solista Iveta Apkalna, quien hizo gala de un talento extraordinario, verdaderamente virtuosa en su ejecución de este concierto de Poulenc. Tanto la obra como la solista se presentaban por primera vez en el ciclo de Ibermúsica, dicho sea de paso. A pesar de la dificil coordinación entre podio y órgano, dada la distancia y al situarse la solista de espaldas al director, la versión ofrecida fue sobresaliente, contando además con la imprescindible contribución del percusionista de la Filarmónica de Luxemburgo, Benjamin Schäfer. 

Durante toda la velada destacó con luz propia el excelente desempeño de la formación luxemburguesa, capaz hoy en día de parangonarse a algunas de las mejores formaciones centroeuropeas, con una cuerda afilada y tersa, unas maderas elocuentes y un metal excelente. El segundo de los Respighi, Pini di Roma, fue un broche triunfal y exultante para el concierto final de esta gira, la última que la formación luxemburguesa llevará a cabo contando con el valenciano Gimeno como titular. 

Luxemburgo_Ibermusica24_d.jpg

Fotos: © Rafa Martín | Ibermúsica