Relevo generacional
Valencia. 01/07/2017. Palau de Les Arts. Rossini: Tancredi. Daniela Barcelona, Jessica Pratt, Yijie Shi, Pietro Spagnoli, Martina Belli, Rita Marqués. Dir. de escena: Emilio Sagi. Dir. musical: Roberto Abbado.
La presente temporada del Palau de Les Arts tocaba a su fin poniendo en escena una ópera hoy un tanto infrecuente, a pesar de ser una pieza con un pasado de enorme éxito y popularidad en vida de su compositor, Gioachino Rossini. Se trata de
Tancredi, título con dos posibles finales, del que aquí se proponía el trágico, el de Ferrara, que termina con la muerte del protagonista. La música es bellísima si bien la acción dramática avanza a menudo con cierta lentitud y con más requiebros de lo que fuera deseable. Estas funciones en Valencia son buena muestra del relevo generacional que poco a poco se viene operando en el mundo del canto rossiniano. Encontramos aquí cantantes ya de indudable oficio como Daniela Barcellona o Pietro Spagnoli, junto a otros ya sobradamente consolidados como Jessica Pratt y nuevas voces que pujan con fuerza como Yijie Shi. La buena noticia es que tenemos solventes cantantes rossinianos para rato. Estas funciones estaban dedicadas, por cierto, a la memoria de dos insignes rossinianos: el estudioso
Philipp Gossett y el director
Alberto Zedda, tan ligado a Les Arts a través de su Centro de Perfeccionamiento.
En el papel protagonista se nos proponía a Daniela Barcellona, quien canta este rol desde hace casi un par de décadas, desde que le diese un sonoro triunfo en Pesaro, abriéndole en cierto modo las puertas de la lírica internacional. Es evidente el magisterio de la mezzo-soprano italiana con este papel, que desgrana prácticamente a placer, si bien la voz no suena ya tan fresca y precisa como antaño, sobre todo en un tercio agudo que tiende a sonar más desabrido y tenso en ocasiones. A su lado brilló con luz propia la Amenaide de Jessica Pratt, una cantante al alza que convence sobre todo por la solvencia técnica con la que administra sus medios. En la línea de Mariella Devia, la soprano australiana ofrece una emisión depurada y un canto limpio y preciso, si bien un tanto anónimo en términos de color y fraseo.
El solista más sobresaliente de la noche fue, en todo caso, el tenor chino Yijie Shi. Canto rossiniano de primera el suyo, de emisión impoluta, agilidades firmes y sobreagudo resuelto. Por si fuera poco, frasea con gusto y verdadero acento dramático. Sin la menor duda, una voz a seguir muy de cerca. En la parte de Orbazzano, Pietro Spagnoli ofreció toda una lección de estilo y oficio, con la dosis exacta de carácter y con una cuidada línea vocal en su escena en solitario. Intachable, por último, la contribución de las dos voces que cerraban el reparto, Rita Marqués como Roggiero y sobre todo la mezzo-soprano italiana Martina Belli en la parte de Isaura.
A pesar de llevar el brazo derecho en cabestrillo, apuntando pues sus indicaciones empleando tan sólo la mano izquierda, Roberto Abbado firmó a buen seguro la dirección más convincente desde que está en el foso de Les Arts. Detallista, elegante, un punto preciosista y siempre transparente, apenas cabe discutirle algunos tiempos demasiado morosos y faltos de pulso, sin verdadera tensión. En el escenario, y casi en función de director de escena residente habida cuenta del número de sus propuestas escenificadas este año en Les Arts, Emilio Sagi vuelve a jugar con las que han sido siempre sus señas de identidad (amén de las omnipresentes sillas que encontramos en todos sus trabajos): un trabajo limpio y elegante aunque un tanto aséptico, más decorativo que verdaderamente dramático.