Bestiaire Santiago

Tour de force

Santiago de Compostela. 18/09/2017. Teatro Principal. XVIII Ciclo de Lied. Le Bestiarie. Recital dramatizado en homenaje a Guillaume Apollinaire, con música de Arthur Honegger y Francis Poulenc. Javier Povedano, clarinete y barítono. Jorge Robaina, piano. Rafael R. Villalobos, dramatización y dirección de escena. 

La Asociación de Amigos de la Ópera de Santiago de Compostela coordina, desde hace un par de años, el ya longevo Ciclo de Lied de Santiago de Compostela, respaldado por el Ayuntamiento de la capital gallega. Se trata de tres citas en el Teatro Principal de la ciudad, ya por decimoctavo año consecutivo. El recital de apertura en la edición de 2017 presentaba una propuesta de nueva creación, en torno a la figura de Guillaume Apollinaire, en el 99 aniversario de su fallecimiento -no todo van a ser centenarios y efemérides redondas…-. Bajo el título de Le bestiaire, como reza de hecho el encabezado de uno de los poemarios más célebres y difundidos de Apollinaire, el espectáculo firmado por Rafael R. Villalobos proponía un “recital dramatizado” donde se daban cita piezas de Arthur Honneger y Francis Poulenc. 

La propuesta se sostenía únicamente sobre la voz del barítono Javier Povedano y el pianista Jorge Robaina, además de un mínimo atrezzo y una iluminación sucinta pero bien resuelta. Amén de su resistencia, sorprendió en el joven Javier Povedano la naturaleza de su instrumento, robusto y flexible a un tiempo, con un desarrollo francamente interesante por delante. Este era, de hecho, su primer recital en solitario y hay que quitarse el sombrero ante su labor. No es fácil, en modo alguno, memorizar la música y texto de todas las piezas que hilaban el recital, de algo más de una hora de duración. Pero es que además Povedano ejercía también de clarinetista, interpretando la Sonata para clarinete y piano FP. 184 de Francis Poulenc. Doble desempeño pues, amén de la extenuante actuación teatral propiamente dicha. 

Junto a Povedano, el pianista Jorge Robaina fue un seguro de vida para el espectáculo. Desde un discreto aunque fundamental segundo plano aportó un extraordinario colchón musical: sensible y detallista, estuvo siempre atento a los diversos momentos del espectáculo y a las posibles dificultades de Povedano con un programa tan extenso y complejo como hermoso. Su capacidad como solista quedó además sobradamente de manifiesto con la Novelette en Mi menor sobre un tema de Manuel de Falla, de Francis Poulenc.

Si el arte es, por lo general, todo lo contrario a la indiferencia bien puede decirse que Rafael R. Villalobos consigue -así ha sido al menos en todos los espectáculos que le he visto dirigir- que no dejemos el teatro sin llevarnos de allí algo singular con nosotros. Dramatizar unos versos de Apollinaire puestos en música por Honegger y Poulenc es ya, de por sí, una empresa harto compleja. Hacerlo con coherencia, sensibilidad y unos medios limitados, redobla sin duda el mérito de la tarea. Este Bestiaire a modo de “recital dramatizado” es un buen ejemplo de que géneros a veces tan cerrados sobre sí mismos como el lied tienen aún por delante mucho desarrollo posible. 

Les confieso que jamás imaginé verme apelado, con mi nombre y apellido, en el transcurso de una representación teatral. Fue un guiño fantástico, como el que se tuvo con otras personas presentes en la sala conforme se desgranaba ese bestiario de Apollinaire musicado por Poulenc. Ese fue quizá el detalle más anecdótico de una dramatización que estuvo plagada de guiños con las muchas referencias culturales que se entrecruzan al sumarse el genio de Apollinaire, el de Honneger y el de Poulenc. El trabajo de dirección de actores con Povedano no pudo ser más estimulante, conscientes además del enorme reto que supone sostener un espectáculo casi a modo de monólogo, con la única contribución de un solista, bien medidas aquí las interpelaciones al público, rompiendo la cuarta pared.

Como bien apuntaba mi colega Javier del Olivo, los esfuerzos ímprobos de asociaciones líricas como las de Santiago y Vigo por poner en pie sus propuestas cobran aún más admiración y relevancia si entre tanto apuestan por proyectos como este, ciertamente alejados del repertorio y los formatos más populares y precisamente por ello más valiosos y dignos de elogio.