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In crescendo, ma non troppo. El Anillo de Wagner en el Liceo por Pons y Carsen

El Liceo de Barcelona culmina estos días su representación del Anillo de Wagner bajo la dirección musical de Josep Pons y con dirección de escena de Robert Carsen. Puesto en marcha en la temporada 2012/2013, se trata del Anillo impulsado por Joan Matabosch antes de dejar la institución, recogido después por Christina Scheppelmann, siendo así el segundo Ring representado en el último Liceo, tras el que dirijiese Harry Kupfer durante las temporadas 2003 y 2004, a dos títulos por año y bajo la batuta de Bertrand de Billy.

Es indudable que la batuta de Josep Pons ha ido in crescendo durante estas cuatro jornadas, logrando sus mayores cotas de convencimiento en este reciente Ocaso, con una orquesta más compacta y firme, si bien todavía con un concepto bastante genérico del hacer wagneriano por parte de Pons. Durante estos cuatro años ha madurado el sonido del foso, si bien lentamente y con titubeos, pero la batuta de Pons no ha ido mucho más allá de lo que ya ofreciese en El Oro del Rhin de 2013. No es el suyo un Wagner superficial, pero sí caligráfico, más atento a subrayar lo leído que a proponer un concepto personal y elaborado. En todo caso, cabe quedarse con la citada madurez de la orquesta, que tampoco es propicia hoy a lanzar las campanas al vuelo, pero que augura al menos tiempos mejores por venir.
 
En escena hemos visto un Anillo que algunos calificaron de ecologista, confieso que todavía hoy sigo sin saber por qué. A mi entender, y atendiendo sobre todo a la propuesta en Das Rheingold, quizá la más redonda de las cuatro jornadas, parecía que Carsen quería resolver el Anillo como un relato familiar en clave decimonónica, como si se tratase del auge y declive de una gran saga de la burguesía europea. El problema es que se impulso se va descafeinado poco a poco, ya incipientemente en Die Walküre y por completo en Siegfried y en el Ocaso, donde apenas quedan las cenizas de esa intención tan bien perfilada en el Oro. Así las cosas, a la propuesta de Carsen le faltan muchas acosas: singularmente menos asepsia y más contenido, una apuesta más valiente por un relato contemporáneo.
 
En materia vocal, el Liceo ha conseguido mantener un nivel más que notable, con las principales voces wagnerianas del panorama. Gusten más o menos, los Kampe, König, Ryan, Theorin, Vinke, Dohmen y compañía son las voces que encabezan los principales repartos del Anillo en plazas tan cotizadas como Bayreuth o la Bayerische Staatsoper de Múnich. De modo que en este sentido poco cabe reprochar al teatro de las Ramblas, que atendiendo a todos los factores implicados -foso, escena y voces- ha conseguido sostener un Anillo digno, incluso más que digno, aunque sin fascinación, más profesional que arrebatador.
 
A continuación, facilitamos acceso a la crítica detallada de las cuatro jornadas de esta Tetralogía liceísta dirigida por Josep Pons y Robert Carsen: