Simpático aunque superficial
Madrid. 06/05/2019. Teatro Real. Verdi: Falstaff. Roberto de Candia, Rebecca Evans, Simone Piazzola, Ruth Iniesta, Daniela Barcellona, Maite Beaumont, Albert Casals, Mikeldi Atxalandabaso, Valeriano Lanchas, Christophe Mortagne. Dir. de escena: Laurent Pelly. Dir. musical: Daniele Rustioni.
Simpático aunque un tanto superficial esté nuevo Falstaff firmado por Laurent Pelly que hemos podido ver sobre las tablas del Teatro Real. Pelly siempre se ha distinguido por su buen hacer y su talento con la comedia, logrando propuestas ciertamente icónicas como su Fille du régiment, que ha recorrido ya los escenarios de medio mundo. Para esta producción decide trasladar la acción al contexto de la burguesía británica de mediados del siglo XX, en su contraste con un lumpen estereotipado, a tenor sobre todo de los figurines -obra del propio Pelly- y que son el único enganche temporal de la propuesta. Ya Robert Carsen propuso un giro semejante con su producción para Ámsterdam, Londres y Nueva York, mucho más dinámica y cómica que esta de Pelly, que intenta sin demasiado éxito dar una vuelta de tuerca al retrato más arquetípico de Falstaff. El resultado es una suerte de lúgubre Torrente, que apenas genera en el público esa cómplice simpatía que uno espera encontrar en un buen Falstaff. No es un mal trabajo esta producción de Pelly, pero ni logra suscitar carcajadas ni consigue pellizcarnos el alma. Un Falstaff pues, poco ácido y apenas capaz de comunicarnos esa "última declaración de amor a la humanidad", el legado verdiano que Joan Matabosch glosa en el programa de mano.
Desde el foso, el joven maestro italiano Daniele Rustioni planteó un trabajo nítido, aunque algo envarado, sin duda solvente, pero menos ambicioso de lo que cabía esperar en este director, que viene ganando proyección desde su titularidad en la Ópera de Lyon. La orquesta titular del teatro respondió firme aunque poco brillante, en una partitura que requiere una recóndita mezcla de virtuosismo y magia para alcanzar el encanto. Solvente asimismo el coro, en sus intervenciones del último acto.
El elenco vocal estaba encabezado por el barítono Roberto de Candia, quien junto a Misha Kiria se hizo cargo de estas funciones de Falstaff reemplazando al originalmente previsto Nicola Alaimo. Sin ser dueño de unos medios demasiado singulares, Roberto de Candia convenció con su complicidad escénica y su autenticidad, sonando verdaderamente cómodo con la tesistura del rol y con la expresividad del texto, que contribuyó a subrayar con tino. El plantel de comadres fue a buen seguro lo mejor de la velada, desde una impagable Daniella Barcellona -de una comicidad hilarante- hasta una brillantísima Ruth Iniesta -quizá la única voz de la noche que sonó a belcanto, en el sentido más amplio del término-, pasando por la solvencia de Rebecca Evans como Alice y Maite Beaumont como Meg. El joven barítono italiano Simone Piazzola confirmó su proyección con un buen Ford, de medios amplios y sonoros, bien plegado además a las indicaciones de la puesta de Pelly. En lugar de Joel Prieto, escuchamos aquí a Albert Casals como Fenton; cantó con gusto aunque la emisión no siempre es limpia ni el agudo todo lo desenvuelto que debiera. Extraordinario el Bardolfo de Mikeldi Atxalandabaso, al lado del contundente Pistola de Valeriano Lanchas y el irregular Caius de Christophe Mortagne.