Daniel Broncano 2020 

Daniel Broncano: "El festival Música en Segura me ha transformado como gestor cultural"

Entre el 29 de junio y el 4 de julio tendrá lugar una nueva edición del festival Música en Segura, una singular cita estival con la música clásica en un entorno rural, en plena 'España vacía'. Su principal impulsor y coordinador artístico es Daniel Broncano, quien acaba de ser designado también como responsable artístico de la Semana de Música Antigua de Álava, a la que ha accedido tras un concurso público. En la antesala de su festival en Jaén, conversamos con él acerca de los orígenes de su vocación por la clásica y la personalidad de esta excepcional 'quijotada', como la define el propio Broncano.

Me gustaría comenzar por recorrer su trayectoria, al margen de su posicion al frente del festival Música en Segura. Usted es clarinetista de formación, si no me equivoco.

Así es, me formé como clarinetista. De hecho, empecé siendo un obseso de la música clásica desde que tenía nueve años. Y eso se concretó en tocar el clarinete, que era el instrumento que hacía falta en la banda de mi pueblo, en Orcera. Y en realidad hasta que tuve veinticinco o ventiséis años, yo no le veía otro sentido a la vida que tocar el clarinete (risas). Lo cierto es que formarme como clarinetista desde Orcera, que es la periferia de la periferia, fue todo un reto. Muchos viajes a Baeza, Jaén... y después me fui a Madrid para terminar el grado medio y el superior. Y de ahí a Londres, en 2009, que fue una experiencia que me cambió mucho porque empecé a tocar con orquestas y a trabajar como músico. La experiencia en Londres me abrió la mente, palpé ahí un espíritu emprendedor que no había visto aquí en España. Viví de cerca allí la idea de que es posible embarcarse en un proyecto, si lo quieres de veras, por inverosimil que sea y por recóndito que sea el lugar donde te plantees hacerlo.

El festival Música en Segura nace en 2013 y desde entonces su evolución ha sido mucho más que notable. No hay más que ver 

Sí, en 2013 empezamos a trabajar en el festival, para su primera edición en 2014. Y en efecto, desde entonces el cambio ha sido total. En un inicio era una fórmula para organizar mis propios conciertos, con mis propios amigos, sin mayores pretensiones, junto a Felicity Smith que era mi mujer y luego falleció. Esa primera edición estuvo muy marcada por esa experiencia, por el drama personal que supuso y que al mismo tiempo le dio más sentido. De alguna manera el festival Música en Segura me ha transformado a mí como gestor cultural. Yo en un principio no tenía ninguna experiencia como organizador y esto generó mucho escepticismo, que era lógico. Lo cierto es que el festival me ha rescatado del inframundo del clarinete en el que yo estaba absorto (risas). 

Una de las mayores particularidades del festival es precismente su entorno. Sobre el mapa, Segura no es un enclave especialmente propicio a la música clásica. Pero entieno que el sentido del festival estriba precisamente en romper estos clichés.

Sí, estamos en una esquina muy remota de la provincia de Jaén. En realidad está a trescientos kilometros de Madrid, pero está a dos horas de la capital, de la propia Jaén. Segura es uno de los pueblos más bonitos de España, es de una belleza despampanante. Tiene unas vistas imponentes sobre el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas. Es un pueblo auténtico, sin maquillar, una locura por su autenticidad. 

Creo firmemente que el arte consiste en generar nuevas narrativas. Al principio me decían que, por hacer un festival aquí, tenía que programar la música del foclore de aquí. Pero es que yo mismo, Daniel Broncano, soy de aquí y a mí me gusta Nielsen (risas). Por tanto, la música de Nielsen también tiene sentido en Segura, también es de aquí, de alguna manera. Esa es la clave de todo esto. La cultura, por lo general, consiste en imaginar otras cosas más allá de lo evidente.

"La cultura consiste en imaginar otras cosas más allá de lo evidente"

¿Cuál es el modelo económico del festival? ¿Las administraciones públicas están a la altura? 

El festival se sostiene sobre todo con fe y con esfuerzo (risas). Bromas aparte, el apoyo ha ido creciendo, pero sigue siendo todo muy apretado. Y no me quejo, entiendo que los proyectos han de crecer así, asumiendo riesgos e intentando ir más allá de las posibilidades que marcan los números. La taquilla es muy importante para nosotros, representan un porcentaje alto de nuestra financiación. En línea con esto, nos falta una fuerte apuesta de las administraciones públicas, es cierto, pero eso al mismo tiempo nos da una gran independencia para marcar nuestro camino. En los dos últimos años, no obstante, debo decir que los ayuntamientos de Orcera y Segura y la Junta y la Diputación van subiendo su apoyo, poco a poco. 

¿Cuál es la personalidad del festival, en términos artísticos? Este año hay un cartel importante de artistas, con gente muy conocida y reputada en la profesión. ¿Hay un hilo temático en la programación de cada año?

No buscamos un festival de nombres sino generar una marca singular. No buscamos el relumbrón sino la confianza. Y no hay un hilo temático como tal porque el tema del festival es precisamente Segura y su entorno. Los temas con los que a veces se hila una programación no dejan de ser, a menudo, un artilugio de marketing. 

Destacaría este año el concierto de la Orquesta Ciudad de Granada en la cooperativa de aceite de Orcera, un espacio industrial, con Andrés Salado y Leticia Moreno, con el Concierto para violín de Mendelssohn y la primera sinfonía de Beethoven, además de La pregunta sin respuesta de Charles Ives, que abrirá el concierto y que es una pieza con mucho sentido tras este año de pandemia.

También está 'El piano en el lago', que es una experiencia en la piscina de Amurjo, con una estupenda compañía suiza. También destacaría 'El baile perdido' con Raquel Andueza y La galania, que se hace en un escenario suspendido sobre el agua de una piscina. Hay muchas citas interesantes, tanto por sus intérpretes como por el entorno donde tienen lugar.

Habrá un concierto que se retransmita on-line, el domingo 4 de julio, con La trucha de Schubert. Esta cita siempre se ha hecho de forma gratuita y hemos querido mantener la retransmisión on-line que hicimos el año pasado por la pandemia, para ampliar la difusión del festival

¿Cuál es la recepción del festival entre la gente de Segura? ¿Hay ya un arraigo entre los espectadores locales? ¿Y en el caso de los visitantes foráneos, se ha convertido el festival en un reclamo para nuevos visitantes?

La mitad o más de los espectadores vienen de fuera y por lo tanto generan un impacto muy potente en la comarca, porque reservan alojamiento, consumen en hostelería, etc. Además hay un público muy fiel de abonados de la zona, de las localidades del entorno de Segura. En la edición de 2019, la anterior al año de la pandemia, tuvimos algo más de 13.000 espectadores, sumando también los conciertos escolares que se hacen en noviembre.

Esta es una de las claves del festival desde el principio: siempre hemos querido dar crédito al público local sin rebajar ni un ápice la autenticidad y calidad de la propuesta. Que no tengan la posibilidad de escuchar música clásica en directo a menudo no significa que no puedan disfrutar de ella y valorarla. Creo en este sentido que el festival proporciona a su manera un servicio público de acceso a la cultura en un entorno que está, como decía al principio, en la periferia de la periferia. 

Y esto es muy importante, sobre todo en un país como España, tan centralizado, donde el Ministerio de Cultura emplea más del 40% de sus presupuestos en actividades que tienen lugar en la Comunidad de Madrid y un 30% en Cataluña. Estos son datos del propio Ministerio. Si el acceso a la cultura es un derecho reconocido por la Constitución, debería reflejarse en las inversiones públicas. Por eso el festival Música en Segura tiene algo de canción protesta, porque nos hemos empeñado en hacer algo donde seguramente nadie lo hubiera imaginado.el año pasado no pudimos recibir a público en ningún momento y este es el principal objetivo que tenemos este año, que vuelvan.