Helga Schmidt: “Nunca imaginé terminar así, ultrajada y triste”
El pasado 30 de julio Helga Schmidt, a la que todo el mundo llama Doña Helga, cumplía 74 años de edad. Nacida en 1941, el mismo año que Plácido Domingo y Riccardo Muti, ha sido hasta el nombramiento de Davide Livermore la única intendente y directora artística que ha conocido el Palau de Les Arts de Valencia, que a decir de la propia ex-intendente hoy parece minimizar ya el apelativo de la Reina Sofía con el que se inauguró. Doña Helga acaba de regresar por fin a su residencia en Italia, pero antes de su traslado temporal allí nos recibió en el hotel Las Arenas de Valencia para una entrevista en exclusiva. Amable y cordial, con un fuerte temperamento hoy algo alicaído, se muestra verdaderamente noqueada por todo lo sucedido en los últimos meses. Imputada y a la espera de poder declarar, si bien transmite una imagen muy premeditada de sí misma, su situación inspira una cierta lástima, pues no deja de ser una mujer de avanzada edad con una salud muy mermada. Las tres horas de conversación que mantuvimos transcurrieron con lentitud, con Doña Helga un tanto confusa y fatigada, pero capaz de rebuscar datos y más datos en su cansada memoria. De tanto en tanto arrojaba unas migas a unos curiosos pájaros que se nos aceraban, al tiempo que añadía: “un po´ di gioia”, como si esa fuese ya la única alegría que le quedase. Herida en su orgullo, reconoce que no da a torcer su brazo con facilidad y nos queda así la sensación de no haber sido una mujer fácil en la distancia corta en su plenitud. Pero nos llevamos asimismo la certeza de estar ante una trabajadora concienzuda y de firmes principios. La justicia dictaminará, al margen de todo esto, si es o no culpable.
¿Por qué está viviendo recluida en el hotel Las Arenas? ¿Y desde cuándo?
Llegué a este hotel el 25 de noviembre. Llevo aquí 7 meses encerrada. En Valencia las críticas circulan y se manipulan con facilidad. Es cierto que tuve unos honorarios como intendente y también un complemento por estancia porque de hecho yo no vivía en Valencia, mi núcleo familiar estaba y está en Italia. Cuando vine en el año 2000 se me dijo que tenía derecho a unos gastos de alojamiento. Y por eso he vivido en un hotel. Nada de lujos ni de divas caprichosas. Yo pasaba todo el día en el Palau, de la mañana a la madrugada. Viviendo sola aquí en Valencia no me servía para nada una casa, un apartamento. En un hotel no tengo problemas de fontanería, de limpieza, etc. Duermo aquí y me dedico a mi trabajo, eso es todo. Por eso estaba viviendo en el Astoria, si bien el dueño del hotel Las Arenas, un estupendo melómano, me propuso venir aquí y al mismo precio que el Astoria. Finalmente he venido aquí y lo pago de mi bolsillo, por supuesto, a la espera de recuperar el pasaporte y no tener que hacer la firma ante la policía a la que estoy obligada dos veces al mes. Quiero declarar y decir toda la verdad. No hay más que lo que Plácido Domingo decía hace unos días cuando pasó por Valencia y lo que Zubin Mehta ha dicho mil veces desde enero: soy inocente. Mis abogados han mirado de arriba a abajo los miles y miles de papeles que la policía maneja y no hay en ellos nada, absolutamente nada, que me pueda inculpar delito alguno. Tras dieciséis horas de registro no hay nada. Simplemente me he visto en medio de personas que sí han sido corruptas. Pero digo alto y claro que mi Palau de Les Arts no ha sido corrupto y que estoy orgullosa de quince años de intendencia intachable. Estoy muy sorprendida de toda la corrupción que ha rodeado la gestión política en valencia pero puedo decir alto y claro que la corrupción no ha entrado en mi Palau. Cuando el juez se reponga, porque está en enfermo, y yo pueda declarar, todo se aclarará de inmediato