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Como anillo al dedo

Madrid. 20/10/25. Auditorio Nacional. Obras de Shostakovich. Nicolas Alstaedt, violonchelo. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Alondra de la Parra, dirección.

Tendemos a valorar el ecosistema musical en términos absolutos: tal director es mejor que tal otro, aquella orquesta es mejor que tal otra… Y sin embargo a la postre todo consiste en encajar, en encontrar la sintonía perfecta entre personas y proyectos. Eso, ni mas ni menos, es lo que está pasando con la ORCAM y Alondra de la Parra. La formación madrileña ha tomado un rumbo ciertamente diferenciado y propio desde que María Antonia Rodríguez tomó las riendas de su gerencia en julio de 2023, con Alba Rodríguez como directora técnica de la formación.

Por otro lado en esto de la música en vivo más allá de la ejecución como tal, que se presupone que ha de tender siempre a la excelencia, es fundamental el carisma. Los grandes líderes musicales han sido siempre personas de un carisma especial. Y Alondra de la Parra tiene precisamente ese magnetismo y esa facilidad para comunicar y conectar, como ya quedó patente hace unos meses con una elocuente Segunda de Mahler.

El concierto que nos ocupa se abrió con una brillante y triunfal ejecución de la Obertura festiva op. 96. La ORCAM mostró aquí ya sus mejores credenciales, con un metal preciso y restallante y unas maderas nítidas y minuciosas maderas. Alondra dirigió con buen pulso, decisión y determinación, una palpable seguridad en el podio que haría valer después en la Quinta sinfonía de Shostakovich.

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Partitura árida, aspera y ácida, el Concierto para violonchelo no. 1 de Shostakovich fue concebido para Mstislav Rostropóvich, estrecho amigo del compositor. La obra se estrenó el 4 de octubre de 1959, con Yevgeni Mravinski al frente de la Orquesta Filarmónica de San Petersburgo. La versión desplegada por la ORCAM contó con el violonchelista alemán Nicolas Altstaedt como solista. Artista expresivo y versatil, Altstaedt resolvió con probada eficacia la intrincada papeleta técnica que despliega la partitura. Eché quizá de menos un sónido con algo más de cuerpo y presencia en la sala, especialmente en el primer movimiento. El acompañamiento de la ORCAM brilló por su discrección, precisamente, con Alondra de la Parra sumiendo un segundo plano bien entendido. 

La Quinta sinfonía de Shostakovich refleja a la perfección las ambigüedades y compromisos con los que el autor tuvo que mantener el equilibrio para mantener una entente cordial con el régimen soviético. Cuajada de guiños a grandes referentes del sinfonismo como Beethoven o Mahler, la partitura despliega un discurso propio, como si Shostakovich buscase sobrevivir a Stalin sin traicionar sus propios ideales. La obra alterna pasajes de monumental exhibición orquestal con momentos de una belleza evocadora y subyugante, cargada de melancolía. Micrófono en mano, la propia Alondra de la Parra presentó la obra al público presente en el Auditorio Nacional, con un discurso muy bien articulado, expresado con naturalidad y ofreciendo algunas claves para la escucha de la obra.

La directora mexicana hizo valer un pulso seguro y cuajó una versión tranquila de la obra, sin aspavientos, con una inercia bien medida, narrativa y estructuralmente bien asentada. La ORCAM brilló en todas sus secciones, muy especialmente los metales, entonadísimos en esta ocasión -bravo por el trompa solista-. Su contribución, mano a mano con la percusión, elevó la temperatura de esta versión de la Quinta de Shostakovich. La cuerda del conjunto madrileño hizo también un gran trabajo, especialmente aquí la cuerda grave, con tantas intervenciones de relevancia expresiva a lo largo de la obra. Como ya se ha dicho, las maderas de la ORCAM rinden asimismo a muy buen nivel, aquí con algunas bellas intervenciones en el movimiento lento de la obra.

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Lo extraordinario sucede pocas veces pero que lo ordinario tienda de manera regular a la excelencia es siempre una gran noticia. Y ese es el escenario actual de la ORCAM a las órdenes de Alondra de la Parra. La orquesta está en una senda idónea, buscando una voz propia con la que sobresalir en el abigarrado panorama musical madrileño. Como ya dije al principio, a menudo se nos olvida lo importante que se la sintonía entre las personas y los proyectos. A la vista de sus últimos conciertos, creo que la ORCAM y Alondra de la Parra se ajustan hoy en día como anillo al dedo.

Fotos: © David Mudarra