Fille Liceu Puertolas Camarena A.Bofill

 

El arte de la comedia

Barcelona. 27/05/2017. Gran Teatro del Liceu. Donizetti: La fille du régiment. Sabina Puértolas, Javier Camarena, Simone Alberghini, Ewa Podlés, Bibiana Fernández, Isaac Galán, Carlos Danza, Olivier Decriaud. Dir. de escena: Laurent Pelly. Dir. musical: Giuseppe Finzi.

Al mismo tiempo que las funciones de El holandés errante, el Liceu ha presentado este mes seis funciones de La hija del regimiento de Donizetti, con el gran atractivo de la presencia del tenor mexicano Javier Camarena en el reparto. Para la ocasión se reponía la producción de Laurent Pelly, vista en 2014 en Madrid y en 2010 en el propio Liceu. Desde su celebrado estreno hace una década, la producción de Pelly se ha convertido por méritos propios en un clásico, siendo ya una fórmula de éxito asegurado. La obra, por descontado, predispone a ese triunfo, con un tono desenfadado y amable, con un punto lírico y un punto cómico que Pelly comprende muy bien. De algún modo esta producción es el perfecto compendio del arte de la comedia y estas funciones de Barcelona han vuelto a dar prueba de ello.

En el papel protagonista, en esta ocasión, ha destacado la presencia de la soprano Sabina Puértolas, en clara trayectoria ascendente -lo último que cantó en el Liceu fue Despina en Così fan tutte-. La voz de Sabina es grata, homogénea, de un lirismo natural y fácil. Se ve acompañada además por una prestancia escénica ciertamente desenvuelta, fresca, sin afectaciones, ideal para un rol como el de Marie. Ciertamente no tiene Puértolas el talento descollante de la Natalie Dessay de otros tiempos -quien estrenó esta producción- para la pirotecnia vocal. Pero sin duda ha demostrado en estas funciones que no hace falta ser Natalie Dessay para bordar el rol, de principio a fin de la función. Al margen de su adecuación al temperamento y carácter del personaje, me quedo en todo caso con su buen hacer en las dos páginas de mayor lirismo y filigrana vocal, donde no cabe esconderse y donde es obligado mostrar las mejores cartas: Il faut partir y Par le rang et par l'opulence. Intachable línea de canto, con sonidos de bellísima factura. 

No descubro nada si digo que Javier Camarena lo tiene todo par ser un Tonio de referencia, digno de ser recordado con el paso del tiempo. Desde el aire inocente y bonachón que insufla al personaje en escena, con momentos francamente divertidos, hasta la insultante facilidad con la que recorre la partitura, pasando por descontado por la belleza del instrumento, con un sol y una luz que invitan a pensar en Pavarotti y en grandes referentes del pasado como Schipa. Lo fascinante de Camarena es que su canto es mucho más que los consabidos y esperados nueve Do de su aria principal. Su canto es ciertamente belcanto, una caricia continua a la melodía, con un gusto exquisito en el decir. Camarena encandila porque es pura naturalidad, el compendio de un canto sincero y directo, sin ambages ni requiebros; la pura luz de un timbre superdotado y cálido en manos de un artista sensible y de probada capacidad técnica. El bis que ofrece, con otros nueve descollantes agudos, es apenas la sobresaliente anécdota de un cantante en estado de gracia, en un momento dulce que trasluce un trabajo y un esfuerzo extraordinarios.

Completaba el reparto un equipo sólido y sin fisuras. Desde la gran Ewa Podlés, repitiendo ya una encarnación memorable como Marquesa de Berkenfield hasta la exótica presencia de Bibiana Fernández como Duquesa de Crankentorp. Simone Alberghini compone un Sulpice quizá demasiado aterido, si el desparpajo que otros colegas han conseguido insuflar al rol. Isaac Galán vuelve a demostrar que es una opción de primera para una parte como la de Hortensius, lo mismo que Carlos Daza en su breve intervención como caporal. Discreta, ciertamente, la dirección musical de Giuseppe Finzi, poco más que un mero acompañamiento, sin molestia pero sin estimulo alguno, al frente de unos cuerpos estables que respondieron con suma solvencia durante toda la función.