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En plena forma

Peralada. 28/07/2018. Festival Castell de Peralada. Obras de Gounod, Halévy, Chabrier, Bizet, Massenet y Wagner. Jonas Kaufmann, tenor. Orquesta Sinfónica de Madrid. Jochen Rieder, dir. musical.

Aficionados y críticos somos demasiado proclives a sentenciar a un cantante apenas parece que ya no canta como unos meses atrás. Hace ahora un par de años Jonas Kaufmann se enfrentó a un hematoma en una de sus cuerdas vocales, lo que le mantuvo alejado de los escenarios durante varios meses e hizo saltar todas las alertas entre los tremendistas. Parecía fácil, entonces, concluir que su esforzada agenda del último lustro, sumando un debut tras otro, había fatigado su instrumento hasta un punto, quizá, de no retorno. Para colmo, en su agenda se dibujaba ya entonces el debut con el Otello de Verdi, que acabaría firmando en Londres en el verano de 2017, con éxito.

Pues bien, como decía la canción, ni estaba muerto ni andaba de parranda. Jonas Kaufmann regresó y estos días se ha paseado por España en plena forma, con sendos recitales en el Teatro Real de Madrid y en el Festival Castell de Peralada. Es evidente que el tiempo pasa para todos y hay en la voz de Kaufmann más sonidos tensos, apretados y en general una emisión menos desahogada y exultante, menos dúctil que cuando empezó a epatar a propios y extraños, hace ahora aproximadamente una década. Pero Kaufmann sigue siendo un intérprete esmerado, la voz es atractiva y es evidente que es un cantante inteligente capaz de sostener su prestigio, más allá de la mercadotecnica. Ya el pasado fin de semana en Múnich confirmó su buen estado de forma con un Siegmund que me atrevo a contar entre las mejores funciones que recuerdo haber presenciado al tenor bávaro.

No en vano fue la segunda parte de este recital en Peralada, dedicada a Wagner, la que más convenció a los asistentes. La primera mitad había supuesto un recorrido por cuatro romanzas sumamente conocidas: "Ah, lève-toi soleil" de Roméo et Juliette, "Rachel, quand du Seigneur" de La juive, "La fleur que tu m´avais jetée" de Carmen; "Oh souverain" de Le Cid. En todas ellas exhibió Kaufmann aquello que le ha granjeado sus mayores adeptos pero también sus mayores críticos: una media voz sutil, flexible, de la que a veces pareciera que abusa, pero sobre la que construye frases muy bien aquilatadas, con una hondura expresiva intachable. Fue el caso, singularmente, de la página de Carmen, de una sutileza extraordinaria; como fue también una filigrana la segunda vuelta de la escena de Eléazar, expuesta en un hilo de voz perfectamente controlado.

Entusiasta, a pesar de alguna flema atravesada en su garganta, Kaufmann había reservado no obstante lo mejor de sí para la segunda mitad: Siegmund, Walther y Lohengrin. Enorme en los tres, optando además en el último caso por la infrecuente segunda estrofa de la que el propio Wagner prescindió en su día. Fraseo bien medido y elaborado; voz firme y más liberada que en la primera mitad; y un canto seguro y expresivo en todo momento, confirmando por qué Kaufmann es un grande hoy en día, requerido por los principales teatros.

Jochen Rieder, batuta habitual de Kaufmann para este tipo de conciertos, firmo una labor bastante ruidosa y alborotada con los fragmentos orquestales: especialmente deslabazada la cabalgata de las walkirias, tedioso el preludio de Meistersinger y curiosamente muy entonado el preludio de Lohengrin, precisamente el que a priori parecía más “peligroso". Más inspirado en cambio pareció Rieder acompañando a Kaufmann: respirando con el cantante, logró crear las texturas y ambientes para que cuajase mejor su esmerado fraseo. La Orquesta Sinfónica de Madrid acompañó con dignidad, aunque sin pena ni gloria. La coherencia de los fragmentos orquestales, por cierto, brilló por su ausencia: ¿qué demonios pinta la Habanera de Chabrier como preámbulo a la página de Eléazar en La juive?

Tres propinas, con Kaufmann visiblemente satisfecho, pusieron el broche a una velada más que notable: "Wintersturme" de Die Walküre, "Pourquoi me reveiller" de Werther y "Träume" de los Wessendonck Lieder. Mañana clausura el Festival de la Bayerische Staatsoper con Parsifal y el 3 de agosto actúa con Diana Damrau en el Festival de Salzburgo. Que el ritmo no pare...