Acis Galatea Peralada Toti Ferrer

 

La belleza en los límites

Peralada. 08/08/2018. Festival Castell de Peralada. Haendel: Acis & Galatea. Roger Padullés, Lucia Martín-Carton, Victor Sordo, Hugo Bolivar, Josep-Ramón Olivé. Vespres d´Arnadí. Dir. de escena: Rafael R. Villalobos. Dir. musical: Fausto Nardi.

Como cada año, el Festival Castell de Peralada proponía también este verano una ópera de pequeño formato, para completar su oferta lírica. Resuelto con brillantez, el reto en esta ocasión era doble: escenificar una obra tan estática y de aires pastorales como Acis y Galatea de Haendel, que a duras penas cabe calificar como ópera; y hacerlo además en un escenario tan limitado y particular como el claustro del Castell de Peralada. El resultado, bajo la dirección de escena de Rafael R. Villalobos, ha sido virtuoso, quizá porque ha sido consciente en todo momento de dichas limitaciones, a la que se sumó una tercera, habida cuenta del constreñido calendario de trabajo, con apenas una semana de ensayos. Junto con los cantantes y su equipo escénico lograron encontrar la belleza precisamente en los límites.

Villalobos consigue una interacción muy fluida entre el propio marco arquitectónico, su naturaleza y el tímido desarrollo de la acción que va suministrando el libreto, ciertamente arquetípico. Quizá el momento más logrado y hermoso a este respecto, resumen además de lo dicho, acontece ya hacía el final, cuando la fuente del propio claustro queda al descubierto, escondida hasta entonces, precisamente cuando Galatea llora a su amado -convertido en fuente- y entona aquello de “Heart, the seat of soft delight, Be thou now a fountain bright! Purple be no more thy blood, Glide thou like a crystal flood. Rock, thy hollo womb disclose! The bubbling fountain, lo! it flows”. Un encaje perfecto entre acción, libreto, música y marco de la representación.

El espacio del claustro es complejo y ciertamente limitado, por lo que la escenografía debe serlo también, por fuerza -atinada labor a este respecto de Emanuele Sinisi-. De ahí que Villalobos apueste más bien por delinear con detalle a los personajes -fantástico el Polifemo, por ejemplo- y trabajar con ellos un lenguaje gestual ciertamente rico y variado, buscando acrecentar ese dinamismo que el libreto aporta a duras penas. En resumen, un trabajo hermoso, sencillo y acertado, aún más si se toman en consideración las singulares circunstancias de trabajo ya mencionadas. Excelente el delicado trabajo de iluminación de Cesc Barrachina, capaz de crear ambientes muy diversos en un espacio tan restringido.

De las voces, más bien discretas aunque entregadas todas ellas, cabe resaltar su intachable compromiso escénico y conviene ponderar especialmente el bello instrumento exhibido por el tenor Roger Padullés (Acis) y el contratenor Hugo Bolívar (Coridon). El primero mostró una hermosa línea de canto en su escena principal. Y el segundo bordó su momento solista, con el "Love is a losing game" de Amy Winehouse, que Villalobos introduce con sorprendente acierto y asombrosa naturalidad en el transcurso de la representación. La Galatea de Lucía Martín-Carton sonó grácil y seductora, misteriosa incluso por momentos. Muy atractivo instrumento, de liederista nato, en el caso de Josep-Ramón Olivé (Polyphemus) y gran dominio del estilo haendeliano en el caso de Victor Sordo (Damon).  

La versión musical corría a cargo del conjunto Vespres D´Arnadí, esta vez bajo la dirección del maestro italiano Fausto Nardi. Su labor fue de menos a más, tras un inicio algo lánguido y con ciertos desajustes. Lograron en todo caso un sonido compacto, vibrante y muy acertado en los pasajes más líricos, que son a buen seguro los más inspirados de esta partitura de Haendel, una obra que dicho sea de paso se representa rara vez, un tanto arrinconada en el repertorio. Bravo precisamente por ello el Festival Castell de Peralada comandado por Oriol Aguilá, apostando por una obra así, infrecuente y en inglés, contando además un equipo artístico íntegramente español.