mejores discos marzo 2020

Playlist: Nuevos discos para tiempos de cuarentena. Los mejores discos publicados en marzo 2020

Son estos tiempos extraños - y muy duros, que pueden hacerse un poco más llevaderos gracias a la música. La selección de los mejores discos entre los últimos presentados se ha demorado un poco, ante  el retraso en el lanzamiento de algunos álbumes. Ahora que el calendario de novedades se ha estabilizado un poco, les presento aquí, una vez más, mi selección de cedés, en tiempos de confinamiento. Al final del resumen, como siempre, una playlist con todos ellos. No olviden que también pueden seguirnos en Spotify, donde, entre otras cosas, publicamos una playlist diaria en torno a una efeméride.

Diez discos donde, coincidencia, el teclado se proclama como auténtico protagonista. Aparece en ocho de ellos. En el primero, en su versión más barroca con el clave de Bach, en manos de Francesco Corti, quien toca y dirige sus Concierto para clave 1052, 1053, 1055 y 1058, al frente de Il Pomo d'Oro. Ya lo he explicado en otras ocasiones, empezando por mi selección de los mejores discos de ópera (completa o recital) de la última década, publicado en el número impreso de Platea de enero pasado y que ahora pueden leer gratis y al completo aquí. Il Pomo es una garantía absoluta de disfrute, también de conocimiento. También lo conté en su última visita a Madrid, precisamente con Corti como director y el Orlando de Haendel en sus atriles. Aquí, en esta grabación de Pentatone, el italiano regala una lectura enérgica, viva, pero no atropellada, de articulación poderosa y coherencia sonora en el conjunto. El apartado barroco termina en esta ocasión pasándonos al violín, con el sello Naïve y su ya prestigiosa serie de tomas dedicadas a los conciertos para violín de Vivaldi. Vamos ya por su octava entrega y por primera vez es un violinista frances, Julien Chauvin, quien protagoniza el disco, con una novedosa formación (creada en 2015): Le Concert de la Loge, interpretando algunas de las obras redescubiertas recientementes en la Biblioteca Nazionald e Turín y que están estrechamente vinculadas a la faceta operística del compositor italiano.

Podría decir que seguimos hablando de Barroco si menciono a Rameau... pero a través de la calidoscópica visión del pianista Víkingur Olafsson, no lo tengo tan claro. El islandés ha presentado su nuevo disco, dedicado a dos grandes compositores franceses que lo supusieron todo, aunque distanciados en el tiempo por siglos de diferencia: efectivamente Rameau y Debussy, que es todo un derroche de energía y color, con conexiones sinestésicas a más no poder, diría. Uno de los discos de 2020, diría también. Tras él, siguiendo en Deutsche Grammophon, una buena dosis de Beethoven, ahora que celebramos sus 250 años, en la voz de un grande del lied: Matthias Goerne. Y junto a él, una nueva promesa del piano: Jan Lisiecki. Lo dijo él mismo en una entrevista en exclusiva para Platea en la que, además de anunciar su retirada en cinco años, confesaba en que prefería cantar con pianistas solistas, porque "la técnica de los pianistas acompañantes resulta limitada". Ahí lo deja, como si nada. Controversias aparte, la voz de Goerne vuelve a mostrarse como una de las mejores del Lied en las últimas décadas, abriendo las canciones de Beethoven, a menudo denostadas, en sus ediciones completas. Sigo en el mundo de la canción, en esta ocasión en el sello Audax, con repertorio francés del siglo XX y con dos autores bastante desconocidos para el público en general: Robert Dussaut y Hélène Covatti (marido y mujer), y con una de las voces más prometedoras del momento, la de la soprano guatemalteca Adriana González, junto al pianista español Iñaki Encina Oyón, alumno de la hija de los compositores. La voz de González se despliega coloreada en suaves tonos pastel, redondeada, teatral, de timbre carnoso y agudo desenvuelto, sin complicaciones en la zona grave. Sin duda, la joven cantante, quien concedía hace poco una entrevista a Platea, está llamada a regalar grandes noches en los escenarios.

Seguimos (re)descubriendo a compositores que tenemos, por desgracia, un tanto olvidados: Louise Farrenc, autora francesa del XIX, con un disco del sello propio de una de las grandes casas de piano de la historia: Stainway & Sons. La pianista Joanne Polk (profesora de la Manhattan school of Music) se adentra en sus libros de Études, con una selección de ellos interpretados de forma determinantemente dramática (dentro de lo que la escritura le permite), profunda y precedidos de algunas "fantasías" pianísticas que trasladan al piano aires rusos, así como esenas de Meyerbeer y Bellini, en una práctica muy extendida en su época. Un poco más de ópera, ahora con un recital bien bonito por parte de la soprano Marina Rebeka, en un sello propio como es Prima Classic y dedicado a las grandes airas de ópera francesa, como llevan toda la vida haciendo las sopranos. Recuerdo de pasada los de Caballé, Sutherland, Gruberova, Callas, por supuesto Mesplé o Dessay y también mezzos como Horne, Kasarova, o Von Stade. Bajo el título de Elle y junto a la Sinfonieorchester St. Gallen, conducida por Michael Balke, Rebeka desgrana en su cuarto álbum en solitario todo un top of de pops francés, con una voz clara, luminosa, de timbre homogéneo y bienvenida inteligencia al cantar roles tan diferentes como Carmen de Bizet, o Leila de Los pescadores de perlas, pasando por Hérodiade y Manon de Massenet, o Marguerite y Juliette de Gounod.

A partir de aquí, nos sumergimos en la nueva composición. Primero de todo volviendo a Deutsche Grammophon, con un grande del piano como Rudolf Buchbinder, quien recientemente también pasaba por Platea; "Sólo hay dos tipos de música: la buena y la mala", nos decía. Escuchándole, yo añadiría otra categoría: la muy buena. No sólo por cómo toca, sino por el concepto e idea que hay tras su último álbum: The Diabelli Project, una vuelta a un proyecto discográfico que abarcó hace muchos años para el sello Erato y por las obras que recoge. Junto a las 33 Variaciones Diabelli de Beethoven, algunas de sus contemporáneos como Schubert, Mozart, Liszt, Kalkbrenner o Czerny, pero también once de contemporáneos nuestros como Widmann, Tan Dun, Shchedrin. Richter o Hosokawa. ¿Es, o no es maravilla la idea? Pues ya verán cuando lo escuchen. Porque sí, los grandes músicos son los que nos hacen ver al escuchar.

Completan la lista tres discos que son un poco-bastante fantasía. Una vuelta más a Weinberg, porque ya saben ustedes que estamos dándolo todo ahora con Weinberg, afortunadamente. En esta ocasión de la mano de Naxos y los solistas de la Dresden Chamber, dirigidos por Michail Jurowski en un disco que gira en torno a su música para clarinete. Robert Oberaigner es el solista en su Concierto para tal instrumento, inclutendo su Sonata para clarinete y la Sinfonía de cámara nº4. Seguimos con el clarinete, en esta ocasión con el de Martin Fröst en el Concierto de Bent Sørensen, inspirado en poética española, junto a la Sinfónica Nacional Danesa y Thomas Søndergård, en una celebración-homenaje que ha preparado la casa Dacapo al compositor danés, nacido en 1958. De España a Venecia, porque no queda ahí la cosa y en el álbum se suma su Concierto para trompeta, con Tine Thing Helseth, además del Concierto para piano en manos de Leif Ove Andsnes. Termino con el nuevo trabajo de Barbara Hannigan en Alpha, que siempre es un acontecimiento. En esta ocasión, obras de Gérard Grisey (Quatre Chants pour franchir le Seuil) y Luigi Nono (Djamila Boupacha) alrededor de la Sinfonía nº49 de Haydn "La Passione", de donde recoge el título el disco. Disco de fuerza, pureza y pensamiento, en el que no van a encotrar el Haydn más idiomático, eso ténganlo por seguro, pero donde van a disfrutar del todo y del concepto cuando terminen de escuchar la última nota grabada en el álbum.