Xavier Anduaga Gemma Escribano 16© Gemma Escribano.

Xabier Anduaga: "Mi voz decide más que yo"

Desde su triunfal aparición en el certamen Operalia en 2019, el tenor donostiarra Xabier Anduaga no ha dejado de acumular éxitos, al tiempo que atesoraba debuts con nuevos roles y apariciones en coliseos internacionales, de Buenos Aires a Pekín.

Nacido en San Sebastián en 1995 y formado en las aulas de Musikene, los primeros pasos de su carrera se remontan a la Academia Rossiniana de Pesaro, al lado del célebre Alberto Zedda, en 2016. De entonces datan las raíces rossinianas de su repertorio, hoy más centrado en cambio en Donizetti, Bellini y Mozart.

Tras su reciente debut en el Covent Garden londinense, a la vista despunta ya su primera actuación en el Metropolitan Opera de Nueva York, en la antesala de una temporada, la 22/23, que nos brindará numerosas ocasiones de escuchar a Xabier Anduaga en España, con citas en los escenarios del Liceu en Barcelona, el Teatro Real en Madrid, ABAO en Bilbao y Les Arts en Valencia.

Imagino que el certamen Operalia supuso un punto de inflexión en su carrera, sobre todo en términos de repercusión ante el público en general. ¿Qué recuerdo guarda de aquel momento?

No lo tengo como un punto de inflexión a nivel vocal, digamos, porque para entonces, ya tenía una agenda importante a nivel internacional, pero es verdad que supuso un cambio importante en la percepción que tenía de mí el público en general, muchos ni siquiera me conocían hasta entonces. Fue en todo caso un momento algo extraño, porque justo después vino la pandemia y el respaldo, en términos de visibilidad, quedó algo interrumpido.

Y anteriormente, ¿qué otros hitos considera importantes en su corta pero intensa trayectoria? Seguramente muchos tengan la impresión de que su carrera ha eclosionado de la noche a la mañana, pero lo cierto es que ya lleva unos cuantos años en activo, a pesar de su juventud.

Para mí fue básico pasar por la Academia Rossiniana en Pesaro, en 2016, tres años antes de Operalia. Allí tuve la ocasión de trabajar con el maestro Alberto Zedda y regresé a Pesaro dos años después, cantando papeles pequeños. Considero que aquello fue mi punto de partida. El Festival Rossini me dio la ocasión de empezar y también pude hacer allí audiciones para otros teatros, consiguiendo algunos contratos importantes para mí al comienzo, como fue mi debut en el Teatro Colón de Buenos Aires o en el Teatro Nacional de Pekín. También de allí salieron compromisos en Turín, en Bergamo… Mi agenda en ese momento se fue haciendo fuera de España y por eso no fue hasta ganar Operalia cuando la gente de aquí empezó a conocerme. Los teatros españoles ya sabían de mí, no obstante, porque yo ya tenía contratos para actuar en España antes de ganar Operalia.

Su relación con el canto viene desde lejos, desde su infancia. Además, en el País Vasco, hay una cultura coral intensa y muy importante.

Quizá suena un poco raro, pero lo cierto es que yo no tengo recuerdos de mi infancia antes de estar cantando. Yo entré en el Orfeón Donostiarra con siete años y, como bien dice, en el País Vasco la cultura de cantar en coros es muy importante. Yo cantaba también todos los domingos en la iglesia de mi barrio, primero con un grupo y más tarde solo, ya en la adolescencia, además de la actividad que hacía con el Orfeón. Por eso para mí la experiencia de cantar sobre un escenario y delante de la gente es algo muy natural, ha sido parte de mi vida desde muy pequeño.

En esa manera de acercarse al canto, entiendo que el descubrimiento de su voz fue algo muy natural. Siempre se habla de que la voz de tenor es una de las más "fabricadas", desde el punto de vista del esfuerzo técnico que requiere trabajar el paso hacia el agudo, etc. Pero en su caso, intuyo que hay un cierto canto ‘de natura’ al que ha ido dando forma con posterioridad.

Sí, tengo una relación muy natural con el canto. El famoso cambio de voz en la adolescencia yo lo hice muy rápido, en apenas unos meses, y enseguida me recuerdo cantando con voz de hombre, digamos (risas). Pero claro, al final cada uno es un mundo y hay algo de mito siempre en torno a estas cosas. Yo siempre he tenido facilidad e intuición para cantar, pero a los quince años ingresé en el conservatorio para hacer el grado medio porque me di cuenta de que tenía que estudiar y trabajar en serio para poder cantar como solista.

¿Y en esos momentos tan tempranos llegó a visualizar una carrera profesional o el canto era poco más que una afición importante en su vida?

En absoluto, jamás me imaginé lo que estoy viviendo. Yo solo quería mejorar, quería hacerlo bien ya que me daban la ocasión de cantar en la iglesia y también con el Orfeón. Por aquel entonces yo dedicaba las mismas horas a cantar que a jugar al fútbol (risas). Para mí era una afición más, aunque me la tomaba muy en serio. Pero nunca tuve la idea de convertirme en un cantante de ópera, entre otras cosas porque yo apenas había escuchado ópera en aquel momento. Siempre he escuchado muchísima música sinfónica y coral y he tenido la ocasión de cantar con muchos directores importantes junto al Orfeón, pero el mundo de la ópera no lo miré de cerca hasta más tarde, hasta los dieciocho años más o menos.

Xavier Anduaga Gemma Escribano 20© Gemma Escribano.

¿Y en qué momento se planteó que el canto podía ser algo más que una afición para convertirse en su profesión?

Fue en el momento en el que tenía que decidir que carrera escoger tras hacer la selectividad. Yo tenía tres carreras en mente pero entonces me di cuenta de que ninguna de ellas me llenaba, lo que me llamaba de verdad era cantar. Y en aquel momento decidí prepararme para entrar al conservatorio superior.

No me resisto a preguntarle por las carreras que tenía en mente tras la selectividad. ¿Cuáles quería hacer?

En realidad querer, lo que se dice querer, no quería ninguna (risas). Pero me apunté a Empresariales, a Marketing y a Derecho. Madre mía… No sé lo que hubiera hecho (risas). Me apunté, pero gracias a dios nunca fui (risas).

Y desde entonces, desde el momento en el que decidió tomarse el canto en serio, ¿ha tenido algún maestro de referencia, alguna persona que haya sido como una guía continuada para su voz?

Sí, con quien yo empecé a trabajar mi voz en serio fue con quien es actualmente mi pareja, Elena, y con ella sigo estudiando desde entonces, desde que empecé la carrera con dieciocho años. Ella es mi maestra de canto, digamos. Y además viajamos juntos, siempre está conmigo en los teatros, podemos ir mejorando juntos en los ensayos, etc. Es muy importante para mí poder tenerla a mi lado.

¿Cuáles han sido sus referencias entre los tenores del pasado? Seguro que tiene su particular galería de mitos.

Sí, yo soy muy sincero con esto: siempre me fascinaron los Tres Tenores. Yo escuchaba mucho a Pavarotti, Domingo y Carreras. Yo cantaba en casa encima de sus discos, sin saber lo que cantaba, claro (risas). En España tenemos una cantera imponente de tenores, no sólo Domingo y Carreras, también Aragall, Kraus… y hoy en día voces tan extraordinarias como las de Celso Albelo, Ismael Jordi o Jorge de León, entre otros. Yo me fijo en todos ellos, lo sigo haciendo a día de hoy y lo seguiré haciendo. Escuchar a los demás es muy importante para mejorar.

Su carrera, en los dos últimos años, ha cogido una velocidad de crucero bastante seria. Su agenda está repleta de compromisos importantes, debuts internacionales, papeles nuevos… ¿Siente algo de vértigo? Imagino que es un reto emocionante.

Los contratos se van gestando con bastante antelación y es verdad que ahora se han juntado unos cuantos compromisos importantes, como el debut en el Covent Garden de Londres que acabo de hacer o el debut en el Met que viene en unos meses, o muchos compromisos en España durante la próxima temporada. No es que de vértigo, pero sí que impone respeto ver en tu calendario teatros con los que soñabas desde pequeño como el Liceu o el Real. Al final es un estímulo para seguir trabajando y mejorando, desde la mayor humildad, para poder estar a la altura de las circunstancias.

Xavier Anduaga Gemma Escribano 10x© Gemma Escribano.

Mencionaba ahora el reciente debut en el Covent Garden, con su primer Ernesto en Don Pasquale. ¿Cómo ha ido la experiencia?

Francamente bien, la verdad, es un teatro excelente, donde todo han sido facilidades, junto a unos compañeros magníficos y con un director de orquesta, Giacomo Sagripanti, que nos lo ha hecho todo mucho más fácil. Ha sido una experiencia bonita y más sencilla de lo que yo mentalmente me había figurado, precisamente por esa familia que hemos creado allí estas semanas. La parte de Ernesto es ciertamente complicada, está bien escrita pero es muy tirante. Me he sentido cómodo con el rol aunque es exigente, eso es innegable. Retomaré el papel pronto, el próximo mes de septiembre, en la apertura de temporada en el Liceu.

Después del Liceu, durante la próxima temporada, tendremos ocasión de escucharle mucho por España. Estará en Bilbao con I puritani y Così fan tute para ABAO, en Madrid con La sonnambula para el Teatro Real y en Valencia con Don Giovanni para Les Arts. Básicamente, mucho bel canto y Mozart en su agenda.

Así es, es una temporada con muchos meses en España, me apetece mucho. Y además con obras que me hacen mucha ilusión, piezas emblemáticas como I puritani en Bilbao, cerca de casa, o el debut con La sonnambula en el Teatro Real. Creo que cantar en España es fundamental para un cantante español. Y poder hacer obras emblemáticas en teatros tan importantes es para mí un sueño hecho realidad. También estaré este verano en la Quincena Musical con La fille du régiment y tengo un recital en la temporada lírica de A Coruña.

Me gustaría saber sus impresiones sobre el rol de Arturo en I puritani, que cantará primero en Nápoles antes de llevarlo a Bilbao y que ya hizo, en su día, en Coruña precisamente.

Es un rol con muchas dificultades, pero subrayaría una por encima de todas, la de mantener la voz fresca desde el principio y hasta el final. Además con Sagripanti, tanto en Nápoles como en Bilbao, hacemos la versión extendida, sin cortes, con el terceto. Esto lo hace aún más difícil, pero son partes muy bonitas. Siento este rol de una manera muy natural, es un papel complicado sin duda, pero me siento cómodo cantándolo.

La presencia de Mozart en su agenda es una estupenda noticia, a menudo no está muy presente en la trayectoria de los tenores volcados hacia el bel canto. Intuyo que es algo premeditado en su caso.

Sí, es algo que he querido que sea así en mi agenda durante estos años. Cantar la música de Mozart es algo siempre difícil pero es muy necesario. Es un compositor que te obliga a estar siempre en forma, no puedes dejar pasar una nota sin estar atento. Su música te enriquece a la hora de interpretar a otros autores. Hay mucho de Mozart cuando canto I puritani, por ejemplo.

Mirando al futuro, ¿tiene algo así como un esquema mental de papeles clave hacia los que quiera ir escalando?

Hace tres años yo no sabía que mi voz iba a estar preparada para cantar I puritani, por ejemplo. Con esto quiero decir que le dejo a mi voz desarrollarse sin pensar en lo que va a venir. No estoy estudiando Lucia di Lammermoor o Lakmé pensando en si luego tengo que hacer un Barbero de Sevilla. Pero claro, sí me planteo roles por delante que tienen que llegar y que son lógicos en mi carrera, como Edgardo en Lucia. No creo que haga ya muchas óperas de Rossini en mi carrera, no me siento tan cómodo con su vocalidad como hace unos años. Elisir también es una ópera que va a estar presente en mi agenda en los próximos años. Y con el paso del tiempo por supuesto me encantaría cantar Rigoletto, Werther, Romeo y Julieta, etc. ¡Qué tenor no ha soñado alguna vez con ese repertorio! La voz va a ir por ese camino. Yo mientras tanto tengo que tener cabeza y los pies en la tierra, no tengo prisa, pero siento que el instrumento va en esa dirección.

Mi voz me va pidiendo cada vez más espacio cuando canto, obviamente sin perder la zona aguda, que es básica. Pero me siento más cómodo cuando tengo mas espacio para cantar. Yo he cantado papeles de Rossini cuando tenía veinte años. Ahora tengo veintisiete y, aunque sigo siendo joven (risas), mi voz va madurando poco a poco. Mi voz decide más que yo; si por mí fuera, seguramente hay cosas que no hubiera hecho y otras que ya hubiera cantado.

En el transcurso de estos años, cuando su carrera se ha ido consolidando, imagino que ha tenido que leer muchas barbaridades. En este mundo de la lírica abundan los vendedores de humo, y más ante el caso de un cantante tan joven y ya tan consolidado.

Es realmente asombroso cómo la gente habla de tu voz como si fuese la suya. Y también las comparaciones, como si cada persona y cada carrera no fueran un mundo. Hablar es muy fácil, yo escucho y leo todo, siempre con algo de distancia, pero al final es mi carrera, es mi voz… yo sé donde me estoy metiendo, yo tomo las decisiones. Por ejemplo, si acepto cantar Puritani es porque lo he probado una y mil veces en casa; no somos tan inconscientes de aceptar un reto así sin estar seguros de poderlo llevar a cabo. Luego todos tenemos días mejores y días peores, pero al final creo que todos los que estamos en esta carrera tenemos, o al menos deberíamos tener, algo de cabeza.

Xavier Anduaga Gemma Escribano 15© Gemma Escribano.

La sensación de que se le percibe como un cantante joven y que, por serlo, se va a equivocar, ¿no le resulta exasperante?

A título personal, después de siete años pisando teatros por todo el mundo, por fin empiezo a sentir que me tratan como a un cantante más, como a un profesional, y no como a un cantante joven que es un recién llegado y al que hay que decirle constantemente lo que tiene que hacer.  La juventud no es sinónimo de inmadurez. Es una barbaridad la cantidad de consejos que recibimos los cantantes jóvenes en cada ensayo, y no digo que no vengan bien, pero sería estupendo recibirlos cuando los pedimos y no por costumbre.

Hay un gran paternalismo, entiendo.

Sí, llega un punto en el que todos quieren aconsejarte, como si no fuera posible que un cantante joven tenga su propio criterio y se haya preparado a conciencia en casa antes de llegar al teatro. Los consejos se agradecen, pero a veces son agotadores.

El género lírico español es un repertorio que le tienta cada vez más, imagino, tras su reciente paso por el Teatro de la Zarzuela. ¿Tiene proyectos para cantar zarzuela en su agenda?

No, de momento no hay nada en agenda, pero es un repertorio con el que me siento muy próximo. Me encantaría cantar un título escenificado. Una de las primeras cosas que canté, de hecho, siendo un inconsciente de apenas diecisiete años (risas), fue El Caserío en San Sebastián. También canté muchos coros de zarzuela con el Orfeón.

No obstante, sabe, hasta ahora he tenido que escuchar siempre que no había títulos de zarzuela para una voz como la mía, y si le digo la verdad llegué a creérmelo. Pero tengo claro que no es así, hay todo un repertorio a mi alcance y tarde o temprano llegará.

Xavier Anduaga Gemma Escribano 25© Gemma Escribano.

Fotos: Gemma Escribano para Platea Magazine.

Con la colaboración del Teatro de la Zarzuela.