Juan Diego Flórez: “La zarzuela es el género lírico por el que me acerqué a la ópera”
Conversamos con el célebre tenor peruano en ocasión de la primera grabación en su propio sello discográfico, con un álbum íntegramente dedicado a la zarzuela, con la Orquesta y Coro de Sinfonía del Perú y el maestro español Guillermo García Calvo. Juan Diego Flórez visitará nuestro país este mes de septiembre para ofrecer sendos conciertos en Madrid y Barcelona, los días 19 y 21 en el Teatro Real y en el Palau de la Música.
Tengo curiosidad por algo que usted mismo explica en el programa de mano, la doble finalidad que se cumple con el disco, al iniciar un sello discográfico propio y al dar un sentido más palpable si cabe al trabajo de Sinfonía por el Perú, cuya Orquesta y Coro le acompañan en este trabajo.
Sí, yo creo que hoy en día los artistas, en general, se están independizando y tomando más control de sus proyectos y sus carreras. Esto ahora se puede hacer, es más fácil que antes. Y yo he querido crear mi sello discográfico con esta finalidad, sobre todo para poder elegir mis proyectos. No es que no haya podido elegirlos antes, siempre pude, pero me hacía ilusión tener un sello desde el que también pudiese apoyar a Sinfonía por el Perú y donde quizá más adelante dar cabida también a artistas jóvenes.
Por otro lado, me pareció muy oportuno que el primer disco fuera en mi lengua materna y dedicado a un género que amo, como es la zarzuela. Haberlo podido grabar en Lima, en mi país, con la Orquesta y Coro de Sinfonía por el Perú, es ciertamente un sueño hecho realidad.
Además, el destino que ha querido que podamos hacer coincidir la salida del disco con la gira que tenemos planeada en breve, ahora en septiembre, con dos citas en España -Madrid y Barcelona- para seguir después por Viena, Ginebra y París.
La idea del sello discográfico, mencionaba ahora, es también la de acoger a artistas emergentes. Es decir, no va a limitarse a ser un sello donde usted grabe sus propios discos.
Exacto. Siendo director artístico del Rossini Opera Festival, y habiendo hecho varias master class por el mundo yo tengo mucha relación con jóvenes cantantes, voces emergentes, y en un determinado momento podríamos plantearnos desarrollar con ellos algún tipo de proyecto discográfico. En cualquier caso, todo está aún por plantear.
¿En qué momento está ahora el proyecto de Sinfonía por el Perú? Van ya camino de cumplir una década y media de andadura y entiendo que el proyecto se ha expandido mucho en este tiempo.
Sí, ahora tenemos trece años y lo cierto es que todo el proyecto se ha consolidado bastante bien. Hemos ido atravesando distintas etapas y sobre todo hemos conseguido generar bastante evidencia del impacto de Sinfonía por el Perú. Hemos realizados dos estudios y tenemos ahora un tercero en marcha para evidenciar el impacto que el proyecto ejerce en los niños y jóvenes que forman parte de él, en todos los aspectos de sus vidas.
Esto es importante porque creo que somos de los pocos programas musicales de alcance social que tiene una evidencia de su impacto, con resultados concretos. Estos estudios han demostrado algo que yo sabía, digamos, de corazón, la idea de que la música puede cambiar la vida de un niño en situación de riesgo.
Tenemos el programa de orquesta, que es el más numeroso junto con el programa de coro, pero además tenemos un programa de música peruana, otro programa de bandas, otro programa de educación especial y estamos también trabajando con centros de reinserción social para menores. La idea es seguir ampliando siempre el proyecto.
Volviendo al disco, en las notas comenta que la zarzuela es el género lírico por el que en realidad se acercó a la ópera. Y curiosamente, más allá de romanzas puntuales en conciertos y recitales, lo cierto es que la zarzuela ha estado ausente de su carrera. Es verdad que la zarzuela como tal tiene un alcance bastante limitado fuera de Madrid, no digamos ya fuera de España, y también es cierto que su trayectoria como cantante ha ido por otros derroteros en estos años. Pero no deja de ser llamativo que la zarzuela estuviera al principio de su vocación por el canto.
Efectivamente, la zarzuela tiene una dinámica particular. Con la zarzuela me ha pasado un poco lo mismo que me pasó con Mozart. Soy un tenor que puede cantar muchas óperas de Mozart pero hasta la fecha no he hecho ninguna ópera de Mozart en escena. He cantado todas las arias habidas y por haber (risas), pero no he hecho sus óperas en escena. Yo me concentré mucho en el bel canto, escogí un repertorio muy específico y eso siempre fue mi prioridad a la hora de organizar la agenda. Y con la zarzuela pasó algo parecido. He cantado muchas romanzas pero nunca hice una zarzuela completa.
Empecé con la zarzuela en Perú gracias a un profesor de música nuevo que llegó a mi colegio con la idea de montar algunas piezas de zarzuela. Y contó conmigo para ello, porque yo tocaba la guitarra y cantaba. Fue ahí cuando empecé a tener curiosidad por la técnica vocal, por la manera de cantar al estilo de los cantantes de ópera, etc. De ahí pasé al conservatorio más tarde, todavía no conociendo nada de lo que era la ópera, pero en cambio sí que estaba algo familiarizado con la zarzuela. Con el colegio llegamos a cantar en el Teatro Segura y en algunos auditorios pequeños. A los niños que cantábamos incluso nos acompañaban algunos cantantes profesionales. Me acuerdo de un barítono, Juan Antonio de Dompablo, con una voz bien potente, había venido de España y se había quedado en Perú, donde por aquel entonces se hacía mucha zarzuela.
Por eso la zarzuela fue el primer género lírico con el que tuve contacto. Ya en el conservatorio, en el año 90, y después de algunos meses, decidí que quería ser tenor. Durante un tiempo me planteé la idea de intentar hacer música pop y ópera al mismo tiempo, pero finalmente lo descarté. Posteriormente, ya en el 92, me presenté con un rol muy pequeño, de un vendedor, en una Luisa Fernanda escenificada por Luigi Alva, gran tenor peruano, que era por entonces un empresario muy activo en Lima, con una compañía propia, Fupal. Pero ahí quedó todo, más allá de las romanzas en recitales y conciertos, nunca tuve una relación más estrecha con la zarzuela hasta que por fin he podido grabar este disco.
¿Y cabe la esperanza de verle algún día cantar una zarzuela completa en un escenario?
Uno nunca sabe… pero yo lo veo realmente complicado. Mi agenda ahora se divide entre varias tareas e intereses: mi propia agenda como tenor, por supuesto, pero también todo el tiempo que dedico a Sinfonía por el Perú, el tiempo que requiere el festival de Pesaro, etc. Y el calendario se llena rápido. No hay tiempo para todo, pero estoy contento de poder hacer todo lo que hago; y lo importante no es hacer mucho sino hacerlo bien.
Viendo el repertorio del disco se me suscitaba una reflexión respecto a lo atípica que es la vocalidad para tenor en la zarzuela. Me refiero a que no hay una vocalidad muy clara o muy definida; incluso en ocasiones la romanza de turno no es muy indicativa de cómo es la vocalidad completa de un personaje.
Sí, así es. Esto pasa también en otras manifestaciones semejantes como la opereta. Hay papeles, en operetas de Lehár, que bajan mucho, son muy graves, casi baritonales, incluyendo también partes habladas, pero intercalando después notas agudas que se van incluso al Do. Y son obras con una orquestación bastante rica, no pesada, pero sí notable. En la zarzuela además, por lo general, la orquesta dobla la melodía que el cantante sostiene, seguramente intentando los compositores reafirmar las partes más memorables de sus partituras, pero eso también las hace a veces más comprometidas.
Mencionaba antes que había habido años de cierta popularidad de la zarzuela en Perú pero a decir verdad desconozco si existe una tradición compositiva propia, al modo de lo que pudiera suceder en otras latitudes, como en Filipinas.
Sí, esto también pasó en Perú. Allí se produjeron zarzuelas desde muy temprano, poco después de la Conquista. No hablamos de zarzuelas tal y como las conocemos desde el siglo XIX, por supuesto, pero allí en Perú existía el llamado Corral de comedias, un teatro musical muy popular. Lima era la capital del Virreinato. La Perricholi, la famosa actriz y cantante peruana que da nombre a La Périchole de Offenbach, era la amante del Virrey y se sabe que iban mucho a estas representaciones del Corral de comedias.
Ya en tiempos modernos yo recuerdo, en mis tiempos de cantante en el Coro Nacional de Perú, allá entre 1990 y 1992, aún había mucha actividad de zarzuela y había peñas, lugares donde se iba a ver zarzuela acompañada al piano, de un modo muy informal. Y la zarzuela hoy en día en Lima sigue siendo muy difundida, sobre todo entre el público más mayor. El público más joven en cambio no ha vivido esas épocas.
Por último, volviendo la mirada hacia atrás, ¿qué queda hoy del Juan Diego Flórez al que entrevisté en Viena hace diez años, en noviembre de 2014? De los planes e intenciones que me contó entonces algunos se han cumplido, otros no, algunas ideas ha cambiado… ¿En qué momento vocal y personal está hoy Juan Diego Flórez? Tengo la impresión de que ha espaciado mucho más las óperas representadas, quizá priorizando su vida familiar.
Efectivamente. Es una cuestión de prioridades. No obstante sigo cantando mucha ópera. Vengo de cantar Ermione de Rossini en Pesaro, una ópera bastante difícil, y he puesto el broche al Festival de Salzburgo con un recital a piano. En septiembre tengo La traviata en Viena, donde también haré Norma en febrero. Y entretanto tan solo tengo Los cuentos de Hoffmann en Londres.
Realmente Viena es mi teatro de referencia porque allí está mi casa y allí están mis hijos, con quienes yo quería pasar el mayor tiempo posible. Por eso dejé de cantar en Estados Unidos, lamentablemente, y me concentro en hacer ópera escenificada en unos pocos sitios. Mis hijos y mi familia han sido mi prioridad durante los últimos años y por eso quise bajar también el ritmo de mis compromisos en escena, entre otras cosas porque también debo ocuparme del Rossini Opera Festival, Sinfonía por el Perú, etc.
Pero me encuentro bien, personal y vocalmente, siento un equilibrio importante. Y vocalmente puedo todavía cantar Rossini o Donizetti pero al mismo tiempo puedo adentrarme en una faceta más romántica con roles como Hoffmann o Werther. La edad trae consigo sutiles cambios vocales y creo que he sabido acompasarlos.
Mencionaba antes Mozart… y es curioso que en esta década no haya llegado a cuajar ningún proyecto para hacer Clemenza o Idomeneo en escena.
Sí, sobre todo me gustaría hacer un Tito algún día. Lo cierto es que me lo han ofrecido muchas veces, en varios lugares, pero al final siempre había algún impedimiento por el cual aun no he cantado aquella opera, pero espero algún dia cantarla. Sabe, plantearse debutar un título nuevo significa mucho estudio y sobre todo mucho tiempo lejos de casa, de mis hijos… y eso hoy en día me cuesta mucho planteármelo (risas).