Camarena AuditorioZaragoza 2019 

Tocando el cielo

Zaragoza. 08/01/2019. Auditorio de Zaragoza. Obras de García, Rossini, Donizetti, Bellini, Massenet y Cilea. Javier Camarena, tenor. Ángel Rodríguez, piano.

Javier Camarena parece decidido a tocar el cielo con su garganta. Es, sin un ápice de duda, la voz más exultante que hoy pueda escucharse. Técnica depurada, instrumento privilegiado y una cabeza paciente y meticulosa han obrado el milagro. Estamos ante un tenor que pasará a los anales de la lírica, es evidente. Vengo escuchando a Camarena con asiduidad durante el último lustro, desde Múnich a Zurich pasando por Madrid o Barcelona. De Rossini a Donizetti, coqueteando con Verdi y atreviéndose con Bellini, Camarena ha demostrado no tener hoy más límites que los que disponga la partitura.

Voz pura y teresa; redonda y firme; ágil y fácil. Camarena planteó un programa tan coherente como ejemplar, con una primera mitad dedicada a quienes ocupan su agenda a día de hoy, esto es, Manuel García, Gioachino Rossini y Gaetano Donizetti. En 2018 el tenor mexicano publicó su primer disco para DECCA, Contrabandista, con el respaldo de Cecilia Bartoli y sumando su empeño a un largo afán por recuperar la figura de Manuel García en el que antes habían destacado ya otros artistas, como el pianista Rubén Fernández Aguirre, e instituciones como la Fundación Juan March. El presente recital se abrió de hecho con piezas de García, como ya sucediera el pasado verano en Peralada. Fueron aquí "Hernando desventurado... Cara gitana del alma mía" de El gitano por amor y "Mais que vois je?... Vous dont l´image..." de La mort du Tasse. Dos piezas extensas, un perfecto compendio de todas las virtudes que adornan a Camarena: un legato ejemplar, un sonido preciso y precioso, una agilidad perfectamente aquilatada y una musicalidad a flor de piel.

El segundo bloque de piezas de la primera mitad de este concierto nos brindó dos de los caballos de batalla más celebrados en la trayectoria de Camarena hasta la fecha: su Ramiro de La Cenerentola y su Tonio de La fille du régiment. Pirotecnia, belleza, desahogo, insultante virtuosismo, elegancia... Un fenómeno histórico a tenor del desparpajo con que el tenor mexicano recrear una y otra vez estas páginas, de una brillantez y exigencia evidentes. Intachable en lo técnico, refinado en lo expresivo... cantando así Camarena parece rozar el cielo con su garganta.

Como ya sucediera en su reciente actuación en Zúrich, a finales de diciembre, la segunda mitad del programa, excepción hecha de "Una furtiva lagrima..." de L´elisir d´amore, nos presentaba un recorrido por páginas que Javier Camarena tiene previsto abordar próximamente en su agenda, ya sea de forma inmediata (Il pirata, la próxima temporada en el Teatro Real) o a medio plazo (Werther). Pocas veces se ha escuchado tan límpido y pulido el intrincado pentagrama que Bellini dispuso para la escena principal de Gualtiero. Quizá falte elaborar algo más el fraseo, puntualmente; algo que a buen seguro Camarena trabaja ya de cara a su debut en Madrid con esta partitura. Algo semejante cabe decir del "Pourquoi me réveiller?" de Werther, expuesto con exultante facilidad, si bien con un timbre de color aún demasiado liviano para las pasiones de este trágico personaje forjado por Goethe. En cambio, sonó ideal su Nemorino, una parte que volveremos a escucharle pronto en España, siquiera brevemente. Cerraba el programa una intensísima y meditada versión de "Il lamento di Federico" de L´arlesiana de Cilea. Camarena y Rodríguez levantaron una versión intimista al comienzo, rematada con un crescendo dramático prodigioso al final. 

Extraordinario el acompañamiento al piano de Ángel Rodríguez, el pianista de confianza con el que Camarena viene trabajando desde hace tiempo. Ángel Rodríguez demostró ser dueño de una exquisita musicalidad, tejiendo un suelo firme desde el que construir el siempre elaborado fraseo del tenor mexicano, cuajado de inflexiones y ecos con el hacer de Rodríguez al piano. En suma, un triunfo incontestable ante el público local, que desconocía las virtudes de Camarena. La excelente velada se cerró con cuatro propinas de aires fletistas -el propio Camarena dedicó la ultimas de ellas al gran tenor aragonés Miguel Fleta-: "Flor roja" de Los gavilanes, "No puede ser" de La tabernera del puerto, la jota "Te quiero morena" de El trust de los tenorios y el célebre "Ay, ay, ay".