Euskadiko oct23 b

Rumbo a la excelencia

San Sebastián. 04/10/2023. Kursaal. Mahler: Sinfonía no. 3. Euskadiko Orkestra. Sociedad Coral de Bilbao. Justina Gringytė, mezzosoprano. Robert Treviño, dirección musical.

En una reciente conversación con Roberto González-Monjas, el nuevo director titular de la Sinfónica de Galicia, al hilo de nuestra portada impresa de octubre, el violinista y director me confesaba creer, firmemente, que "España vive una edad de oro orquestal". Y les confieso que la sentencia me dejó pensando en un primer momento, cuando se la escuché pronunciar. Porque a menudo en este país somos muy dados a no valorar lo que estamos haciendo bien, salvo a toro pasado.

Y digo esto porque el nivel orquestal exhibido por la Euskadiko Orkestra en su primer programa de esta temporada, con una fabulosa Tercera sinfonía de Mahler, es la prueba fehaciente de que, en efecto, vivimos una edad de oro orquestal en España. Tanto la citada formación de Euskadi como la también mencionada de Galicia representan esa indudable excelencia, junto a otras como la propia Orquesta Nacional de España, la Orquesta de Castilla y León, la Orquesta de la Comunidad Valenciana o el fantástico proyecto privado de la Franz Schubert Filharmonía, por citar tan solo unas pocas.

Desde su llegada al frente de Euskadiko Orkestra con la temporada 2017/2018, Robert Treviño (Fort Worth, 1984) no ha dejado de dar muestras de su compromiso con la excelencia, cuajando una palpable mejoría en el sonido de la formación vasca. No en vano en la actualidad su contrato se ha prorrogado de manera indefinida, por tanto tiempo como ambas partes entiendan que tiene sentido mantener la colaboración en vigor.

El repertorio que Treviño se ha atrevido a defender con sus músicos en las últimas temporadas, con referencias tan exigentes como Bruckner, Mahler o Shostakovich, da buena prueba del listón tan alto que director y orquesta se han marcado. Tal y como el gerente de la orquesta me comentó hace ahora dos años, en el transcurso de una entrevista, más de una veintena de músicos se han incorporado a la formación en los últimos años, renovando la plantilla, y eso se nota de manera palpalbe.

El Mahler de Treviño, como ha venido mostrando anteriormente con otras sinfonías como la Quinta o la Segunda, es sólido y ágil al mismo tiempo; aspira a la grandiosidad sin caer en lo ampuloso; asombra pero no apabulla. La Tercera es una sinfonía muy particular -en realidad todas las de Mahler lo son, por uno y otro motivo-, aquí con un contenido programático muy detallado en origen, si bien el compositor prescindió de tal caracterización en la versión final.

Treviño dirigió siempre con autoridad y decisión, aunque quizá faltó un poco de magia y sentimiento en el postrero Langsam, por buscarle un margen de mejora. A sus órdenes la formación vasca sonó rotunda, como ya he dicho: soberana y firme en los metales, dúctil y expresiva en las maderas, y con el soporte amplio de una cuerda entonada y de generoso aliento. Solo con esos mimbres se puede hacer frente, sin miedos, a la compleja y exigente arquitectura sinfónica mahleriana.

Muy buenas impresiones dejó la mezzosoprano lituana Justina Gringytė, de voz amplia y rotunda, bien asentada en el grave y desahogada en el tercio agudo. Una voz a seguir, de resonancias indudablemente wagnerianas. Y buen desempeño de la Sociedad Coral de Bilbao, aunque acusaron un tanto la tesitura aguda de su parte, singularmente en el caso de las mujeres. 

Euskadiko oct23 a

 

El concierto se ofreció en memoria del violinista Félix Ayo, recientemente fallecido y quien acompañó a la formación vasca en más de treinta ocasiones, incluída una gira de ocho conciertos por Alemania, en 1984.